El David de la Justicia decidió enfrentar al Goliat de la impunidad. Sabía que tenía que hacerlo aunque no supiera el cómo, y cobró una victoria. Sí, esto se trata de una guerra y nosotros los ciudadanos la libraremos con las armas de la belleza y la paz.

Más de 205 mil guatemaltecos, según cifras oficiales, se sumaron al paro nacional y realizaron una demostración de fuerza política sin precedentes, para decir contundentemente que la corrupción no es normal y demandar los cambios necesarios al sistema.

Después de mucha fragmentación, los ciudadanos, asociaciones estudiantiles, pequeñas y medianas  empresas, movimientos sociales, organizaciones campesinas e indígenas y familias nos estamos uniendo. 

Y eso atemoriza a quienes han construido privilegios aprovechándose de Guatemala.

La participación fue total y constituye una victoria ética del pueblo. Ciudadanos se movilizaron a través del territorio nacional, con manifestaciones importantes en Guatemala, Quetzaltenango, Huehuetenango, Cobán, Sacatepéquez, Escuintla, Quiché, Sololá, Jalapa, Jutiapa, Petén y otros puntos del país, en un claro ejercicio de articulación entre el campo y la ciudad. También se sumaron al llamado guatemaltecos residentes en el extranjero y algunos se pronunciaron desde sus lugares de trabajo. La democracia está en las calles.

Compartimos el énfasis en la necesidad de una reforma a la Ley Electoral y Partidos Políticos, porque en las condiciones actuales, la participación en el Estado requiere renunciar a principios éticos y recurrir al financiamiento de los mismos actores de siempre. Sin embargo, reconocemos que el proceso de construcción de un futuro más libre es de largo alcance y requerirá el acompañamiento constante de la ciudadanía.

El pueblo debe recuperar el Estado para la gente.

En este contexto, y ante los diversos llamados a un diálogo nacional, reiteramos que un acuerdo en el que la participación se reduzca a los grupos de poder tradicionales será infértil. Además, es necesaria una depuración de los actores en el Congreso, Cortes y Ejecutivo, que han demostrado reiteradamente favorecer a la corrupción y la opacidad. El discurso en la ONU del Presidente confirma este intento por debilitar a los entes investigadores y confirma que él es uno de los agentes que ha desatado esta crisis política.

Las respuestas están en las calles y en las comunidades. Es deber de todos asumirnos como sujetos políticos, organizarnos y recuperar el derecho a participar en los asuntos públicos que han servido para que unos pocos lucren. ¡Guatemala demanda cambios profundos y urgentes, no maquillajes!

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