Pamela Carranza / Opinión /
El anglicismo se traduce como “autofoto” o “autorretrato”. El término como tal no connota nada negativo, pero ¿qué ocurre cuando pasa de ser diversión a una adicción? Podríamos hablar, entonces, de una juventud poco segura de sí misma. Este tema más que una tendencia o moda es un tema a observar, a pesar que no es un tema que existe desde hace mucho; en 2013 selfie fue la palabra del año para el diccionario Oxford.
Tampoco quiero decir que el tomar el teléfono o una cámara fotográfica y sacarse una foto está malo. Es divertido cuando uno se la pasa de maravilla con amigos y se quiere compartir el momento o la felicidad con otros. Ahora, ¿qué sucede cuando no es de vez en cuando y se la pasan sacándose fotos en cuánta oportunidad tenga?. De acuerdo a algunos, ahí existe un problema.
La intensión de este artículo no es decir que no se haga, es más, yo disfruto hacerlo. El objetivo principal es que tomemos consciencia de nuestras actitudes en consecuencia con las personas que nos rodean, con la confianza y seguridad que a ellos compartimos.
Recordemos que no hay segundas oportunidades para una buena impresión y construirse una buena imagen.
Hace poco, menos de un mes, estuve en un entrenamiento sobre aeronáutica y a diario se vivían experiencias inigualables. Yo las grababa en mi memoria, quizá mi timidez en pocas ocasiones me dejó tomarme una foto. Sin embargo, con mucho respeto observaba casos contrarios, en especial una compañera (muy atractiva físicamente), quien se sacaba autofotos a cada instante: en el parqueo, antes de subir al bus, al bajarse, al llegar, al entrar al aula, en clase… en fin, me hizo reflexionar sobre el tema. En realidad no causaba buena impresión, llegó al punto de incomodar a algunos compañeros y compañeras. Ella lo veía como una broma o al menos así lo excusaba, claro, después las subía a sus redes sociales bajo el hashtag #HolaQuéHace
Muchas empresas ingresan a los perfiles de sus empleados para ver sus actividades, rutinas y demás (este tema lo discutiré en otra ocasión, tengo mis reservas al respecto) y considero que no se sentirán muy cómodos que lo primero que ahí encuentren sea una pila de automotor suyas, esto aplicado tanto para hombre como para mujeres.
Recordemos que el uso del selfie va de la mano con la evolución de la tecnología y en especial de las redes sociales. Según un reporte que presentó la conocida cadena de Univisión “la costumbre de tomarse una foto a sí mismo para muchos tiene que ver con vanidad extrema y para otros con la necesidad constante de compartir la vida con los demás y ser aceptados”. De acuerdo con la información que ahí se comparte, “el acto de tomarse autorretratos -por un lado- es un acto de vanidad o narcisismo que se ve representado por estar de alguna forma posando todo el tiempo y viéndonos a nosotros mismos minuto a minuto”.
Algunas redes sociales como Instagram conocen a la perfección a los adictos en autorretratarse, pero sin duda es el Facebook quien más atestigua, ya que al menos 240 mil millones son publicadas ahí. Profesionales de la Sony Brook University de Nueva York, aseguran que el uso excesivo de Facebook puede predisponer a desarrollar trastornos de ansiedad y depresión, pues jóvenes comparan su realidad con la “ideal” que ahí se ve.
Mejor sáquenle provecho a las fotografías y no a las selfies, son un recurso positivos sí se saben usar. Solo no abusen y capturarán los instantes que quieren que perduren por el resto de su vida e imprímanlas, consérvenlas.