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María Alejandra Morales / Opinión /

Carlos es un joven de 21 años, vive en la ciudad de Guatemala y pertenece a la clase media alta del país; estudiante universitario, criado dentro de una familia tradicional  urbana guatemalteca. A lo largo de su vida se ha caracterizado por sobresalir en sus estudios. A pesar de estar cursando el último año de su  licenciatura, es muy inseguro sobre las decisiones que debe tomar para su vida. Aproximándose al final de su carrera universitaria, aún no sabe qué es lo que quiere hacer en el futuro. A pesar de la incertidumbre, mantiene una relación saludable dentro de su círculo familiar. Se califica como una persona introvertida, a pesar que dentro de los círculos que se desenvuelve se muestra entusiasta, sociable y extrovertido. Además, su pasatiempo favorito es jugar videojuegos y leer libros sobre historia y política.

En cuanto a sus amigos más cercanos, hay una distinción esencial entre tres grupos: los amigos del colegio, sus amistades en la universidad y, por último, como él mimo los califica, sus amigos hipsters. La diferenciación surge a raíz de la variedad de actividades que con cada una de estas agrupaciones realiza. Con los primeros, generalmente se reúne en discotecas y bares, aproximadamente una vez al mes. Con sus compañeros de universidad mantiene comunicación constante, pues se ven diariamente en las instalaciones de su centro de estudios. Aunque, cabe resaltar, que  la relación que mantiene con ellos es de carácter más formal, pues generalmente se delimita al contexto intelectual y de estudios. Sin embargo, en algunas ocasiones se reúnen fuera de las instalaciones por algún motivo de celebración. Por otro lado, con la agrupación hipster se reúne usualmente para realizar actividades más recreativas como recitales de poesía o toques, –que son conciertos de bajo perfil, generalmente efectuados por bandas alternativas que quieren compartir su música con un grupo reducido de amigos y conocidos- entre otras actividades más enfocadas en admirar el arte urbano .

A pesar de que existen diferencias marcadas entre cada agrupación, ha consumido marihuana con los tres.

Cabe resaltar que esta actividad ocurre con mayor frecuencia en sus reuniones con hipsters. En estos encuentros, generalmente el motivo de la junta es consumir. Él se siente más propenso a hacerlo, pues el ambiente que se crea en este tipo de reuniones incentivan el consumo. Por el contrario, en sus actividades con amigos del colegio no todos son consumidores, y fumar marihuana no es una actividad común al reunirse con ellos.  Más bien, lo que buscan es permanecer en contacto a fin de conservar los lazos de amistad. En cambio, dentro de su círculo de amigos de la universidad, él es el consumidor más frecuente. Las ocasiones en que han fumado marihuana juntos han sido muy escasas.

En base al universo de consumidores que conoce, percibe esta actividad como una dinámica grupal. Él mismo considera que el estar acompañado es clave al momento de consumir, pues se trata de compartir y disfrutar una actividad relajante con los amigos. “Fumar no es igual de emocionante si no lo haces con tus amigos”. El principal incentivo que tiene para continuar consumiendo dicha sustancia, es pasar tiempo de calidad con sus camaradas. Tan sólo en una ocasión ha fumado marihuana estando solo, pero manifiesta que la experiencia no es la misma, ya que afirma que la parte más emocionante del consumo de marihuana es la interacción que se da tras sufrir los efectos de esta droga.

La historia de Carlos nos ilustra un fenómeno que cada vez es más latente. El consumo de marihuana ha pasado a convertirse en una práctica muy común. Incluso aquellas agrupaciones de jóvenes más “conservadores”, hoy observan este fenómeno con naturalidad y hasta lo practican. La experiencia que se obtiene de consumir una droga ilícita con los compañeros es definitivamente, en palabras de Carlos, placentera. La sensación que los consumidores obtienen es renovadora, les hace sentir mejor, menos temerosos. Al mismo tiempo, genera un sentimiento de inclusión y de fortalecimiento de los vínculos con sus amigos, en la medida que se vuelven cómplices en este tipo de aventuras.

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