Héctor Mendizábal / Estudiante de Medicina URL/

 

Una mañana de otoño

Las hojas se desprendían llorando,

Sin ropa quedaban miles de troncos

Mientras yo de rodillas seguía orando.

 

Ese día fue diferente

A lo que usualmente vivía,

Una túnica negra en frente

Me arrebataba la vida.

 

Enmudecido por las lágrimas

No reproché mi muerte,

Y quedaron manchadas las páginas

De mi sangre, en ese día sin suerte.

 

Caí en una cama de rosas negras,

Pero antes pasó mi vida

Llena de sonrisas y penas.

 

Se reflejó ante mis ojos,

Aquel niño de pelo castaño,

Mirada penetrante,

Que escuchaba música de antaño.

También los diamantes en bruto

Que brotaban del corazón de su alma,

Y las alegrías en primavera

Que terminaban con un dulce sueño en cama.

 

-Cuanto dolor y cuanta alegría,

Me penetraban como dagas ese día.-

 

También saboreé mis sueños sin cumplir,

Mis metas a medio terminar,

Tantos besos que no te he podido dar

Demasiados sentimientos por los que vivir.

 

Solamente fue como si las 11 oz. de mi alma

Se hubieran escapado de mi cuerpo,

Segundos le tomo al alba,

Tornarse ante mis ojos, de color negro.

 

Envidio a los que viven con corazón,

Maldigo a los que desearon mi dolor,

Pero, qué más da si me encuentro en perdición

Puesto que el hombre sin alma soy…

H. Mendizábal

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