Cientos de personas y organizaciones que luchan por el reconocimiento y respeto de la diversidad sexual en Guatemala realizaron una marcha el pasado fin de semana. Los movimientos en pro de los derechos humanos de los homosexuales han prestado un gran servicio de apoyo a tantos hombres y mujeres que viven en un entorno de discriminación y rechazo debido a su orientación sexual o situación de género, por lo que el realizar este tipo de actividades ha hecho que la cuestión de la homosexualidad quede “fuera el armario” y esté a la luz de la sociedad. Sin embargo, existen todavía varios sectores del país que no están de acuerdo con este tipo de “prácticas” y claman de aberración este tipo de acontecimientos.

Lo más gracioso es que estos sectores del país lo conforman instituciones religiosas y sociales, así como de la profesión médica y psiquiátrica, mismas que han estado presentes cuando los miembros de la comunidad LGBTI les han pedido auxilio para comprender y aceptar su orientación. Han sido estas mismas instituciones quienes no solo les siguen haciendo objeto de ridículo sin ofrecerles “esperanza de curación”, sino que siguen incrementando las heridas de distanciamiento mediante prejuicios y discriminación social. Y ahora, en lugar de arrodillarse y pedir perdón, de ofrecer un camino de apoyo y comprensión, lo que hacen es insistir en que este tipo de manifestaciones van en contra de la moral y el orden social.

Prácticas blasfemas, inmorales, anormales, obscenas, hasta he llegado a escuchar la denominación de “retraso evolutivo”.

Sin embargo, ¿consideran ustedes que un hombre y una mujer elegirían ser Gay o Lesbiana sabiendo que serán sometido al rechazo, a burlas, desprecios, insultos por parte de los demás miembros de la sociedad? No me parece lógico.

La gente parece favorecer enérgicamente las medidas contra la discriminación y otras protecciones de los derechos civiles. Sin embargo, al mencionar a los homosexuales es como si se tratara de otro tipo de especie, como si olvidaran que los y las homosexuales son seres humanos. O el típico caso de “te respeto” pero mantente distante, “te entiendo” pero “no es correcto” a esto lo llamo un tipo de tolerancia de mal gusto.

¿Alguno de ustedes realmente se ha puesto a pensar en por qué una persona se siente atraída por alguien de su mismo sexo? ¿Por qué esa misma persona tomó la decisión de salir a las calles a manifestar “con orgullo” su orientación sexual? ¿O bien, qué ha sucedido en su vida que la llevaron a tomar esa decisión?

Tenemos miedo de preguntar y de conocer.

Por qué no el cuestionarse cosas como: ¿Qué está sucediendo con nuestra sociedad que vemos estos actos de manifestación de amor como una aberración moral? ¿Qué está sucediendo con nuestra sociedad que estamos dejando de cuestionarnos y buscar alternativas para caer de lleno en los estigmas y prejuicios? ¿Por qué nos vamos directo al rechazo, al enjuiciar, al vedar de incorrecto sin conocer? ¿Acaso es porque estamos siendo huevones y no queremos pensar por lo que tomamos el camino más corto que es decir: “así no es” o “porque no”?

Considero que debemos dejar de encasillar a las personas por sus acciones o pensamientos bajo una etiqueta social. Lo que debe de quedar claro es que todos somos seres humanos y tenemos derecho, merecemos el mismo trato y respeto sin que exista una distinción o categoría que nos aparte por ciertos rasgos, creencias o prácticas.

Por lo que no debemos esconder quien realmente somos por el miedo a lo que piense la sociedad de nosotros.

Debemos de romper esas barreras sociales que nosotros mismos hemos impuesto. Dejar de utilizar etiquetas para nombrar las actitudes, acciones o pensamientos de las personas. ¿Queremos una sociedad honesta, determinada y unida? Dejemos de engañarnos a nosotros mismos. Dejemos de ejercer poder y presión sobre nuestros iguales. ¿Practicar la tolerancia? No. No podemos aceptar algo que no coincide con nuestras opiniones, ideas o actitudes solo porque sí o por más que queramos. Tolerar es insistir que tu postura es la correcta sobre las demás y ese es el error. Hay que entendernos por igual, sin más ni menos. Debemos practicar el respeto, la comprensión, el escuchar, el reflexionar, para poder llegar a cambiar o tener otras opiniones, ideas y actitudes.

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