Mauricio Benard/ Corresponsal/
Toda independencia es un proceso. Es un camino lleno de desafíos, sueños, metas y muchos sacrificios. Por ello, considero que la independencia de Guatemala es un viaje pendiente de concluir, pues falta mucho por recorrer para convertir a nuestro país en uno verdaderamente libre, humano y justo en todas sus formas. Este 15 de septiembre de 2013, nuestro Estado habrá cumplido 192 años de haberse fundado, sin embargo deseo hacer referencia a lo que nos queda por luchar para alcanzar nuestra plena libertad.
Recordemos que en 1821 las Provincias Unidas del Centro de América se independizaron de la Corona Española, pero no fue hasta 1823 que la región se desligó totalmente de España y México, para convertirse en una federación emancipada de cualquier otra nación extranjera, y hasta el año 1847 Guatemala se proclamó como una República soberana, separándose definitivamente de la patria federada centroamericana. En 1871 llegarían las reformas liberales dando paso al período conservador, modificando la estructura del Estado y permitiendo que el país fuera gobernado por una serie de regímenes autoritarios.
La Revolución de Octubre llegó hasta en 1944 y dio paso a los “Diez años de primavera”. De nuevo el Estado se modificó, pero esta vez dirigido por un movimiento popular democrático que intentaría crear una nación económicamente independiente y moderna, pero una década más tarde, la Contrarrevolución regresaría el poder a los representantes de la oligarquía y los grupos conservadores.
La guerra llegó poco después, y durante más de 30 años una nueva serie de regímenes militares reducirían la democracia y obligarían a que los guatemaltecos lucharan entre ellos, provocando la muerte de más de 200,000 personas. Fue un conflicto armado interno en el que nadie ganó y la única lección que dejó fue que se debe privilegiar el diálogo antes que las armas. Finalmente, en el año 1985 Guatemala se independizó de las dictaduras militares, se llamó a elecciones y una nueva Asamblea Nacional cambiaría las reglas del juego proclamando una nueva Constitución, pronto un nuevo gobierno electo libremente daría paso a la era democrática.
Los Acuerdos de Paz se firmarían 11 años después, y Guatemala comenzaría a afrontar nuevos retos que incluso hoy permanecen pendientes de alcanzar.
En ese sentido, y luego de señalar a grandes rasgos el proceso de la historia de Guatemala, me pregunto de qué nos falta independizarnos todavía. ¿De quién y de qué debemos emanciparnos? ¿Cuáles son las batallas pendientes por pelear y ganar? y ¿Cuáles son los retos que las generaciones jóvenes tendrán que alcanzar algún día?
Comienzo señalando que Guatemala no es un país pobre, pero sí injusto. Muy pocos viven muy bien –que es válido y lo defiendo-, pero al lado de ellos muchos más viven en condiciones mínimas y se la juegan todos los días para poder sobrevivir, por ello creo que todavía falta independizarnos de la pobreza, porque esta todavía manda en muchas comunidades y rincones del país.
A nuestros niños les falta independizarse del hambre, pues uno de cada dos de ellos sufre desnutrición crónica y mientras esto siga, la vida de muchas personas está condenada y la del país entero también. Sigue pendiente la batalla de emancipar a los indígenas de la discriminación o el racismo, ésta es una lucha que todos juntos debemos afrontar. Además, nos queda pendiente dejar de utilizar la palabra “indio” para usar la expresión “compatriota” o “compañero”, pues somos todos del mismo país aunque de culturas distintas.
Está pendiente librarnos del policía o el funcionario corrupto, ya que siguen sin permitir que impere el Estado de Derecho para fortalecer a nuestras instituciones. Falta rechazar a los partidos políticos clientelares, y dejar de votar por diputados tránsfuga que únicamente velan por el beneficio propio, y no de quien los eligió. Falta independizar a la justicia porque la impunidad todavía le gana en muchos frentes, y aún queda liberar a nuestras calles de los ladrones roba celulares.
Otra gran tarea pendiente es independizar a los migrantes del país que los impulsa al norte, porque todavía no tiene la capacidad de asegurarles una vida digna. Nos queda pendiente liberar a miles de jóvenes de las calles y las maras, del desempleo, del analfabetismo y de esta forma ayudarles a que sean los gobernadores de su futuro y el de su país. ¡Cuántos futuros presidentes, diputados, empresarios o profesores habremos perdido en el camino!
Dicen que una protesta sin propuesta, es vacía y que una propuesta sin acción, se queda en nada. Por ello, defiendo la idea que la verdadera independencia de Guatemala es posible y que puede lograrse si nos convertimos en los próceres de las batallas pendientes de ganar, afrontando todos juntos los problemas del país. Somos tiempo y espacio en una parte de la historia de Guatemala, hagamos que valga la pena.
Mientras ese momento llega, ¡Feliz cumpleaños GUATEMALA!
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