Alexander López/ Opinión/
Uno de estos días, observé una encuesta de un medio de comunicación que cuestiona sí los hechos políticos actuales nos hacen sentir indignados o tristes. Pienso que ambas pero ante todo nos dan esperanza.
Es lamentable que desde hace mucho tiempo, unas cuantas personas y organizaciones habían venido denunciando los actos anómalos y de corrupción desde los gobiernos anteriores. Pero es hasta ahora que el Ministerio Público tiene la independencia institucional que necesitaba para afrontar eficaz y valientemente los sistemas corrompidos de los tres organismos del Estado. Labor realizada gracias al apoyo de la CICIG y de otras instituciones y embajadas que han brindado un entero respaldo a favor de la justicia y denuncia en contra de estos ex funcionarios públicos y empresarios.
Algunas personas en edades avanzadas me han comentado que nunca habían visto una situación de gran magnitud como las capturas de funcionarios públicos -independientemente de sus cargos en dichos organismos- y sobre todo de los empresarios, gerentes y dueños de las compañías más grandes del país. Entre estos se encuentran Banrural, G&T Continental, Blue Oil, Albavisión, entre otros muchos más.
Estoy seguro que quienes teníamos sed de justicia tanto de los gobiernos como de las compañías privadas, estamos comenzando a saciarnos, pero es solamente el inicio de la reestructuración del sistema.
Así también, este gran tsuanmi (como muchos le llaman), me ha hecho reflexionar seriamente sobre hasta dónde puede llegar la sed de poder y dinero, dejando a un lado las necesidades del bienestar social que tanto predicamos en algunas universidades. ¿Dónde queda la integridad y la promoción vital de un ser humano? ¿Dónde perdemos esa visión de servicio? O es que nunca la hemos tenido…
Y haciendo un recuento objetivo sobre ese dinero malgastado (no desde la perspectiva del dinero lavable o “favores monetarios”, sino desde la tributación y los contratos millonarios otorgados –muchos sin licitación-), con este habríamos podido solventar las carencias que tienen muchas instituciones en el país. Y ahora, ¿qué esperar de nuestra situación? ¿O de las situaciones que nos abruman también hasta el momento, en cuanto al gobierno del títere Jimmy Morales, o de los partidos políticos en el Organismo Legislativo?
Debemos apostar a que nuestra voz ciudadana se haga escuchar, que los actores que han intervenido apoyando esta primavera se sigan formando y continúen trabajando en favor de nuestro bienestar social.
Asimismo, esperar a que realmente las instancias judiciales desempeñen sus labores adecuadamente y procesen a estos aprehendidos, y que por nuestra parte, continuemos forjando un sistema (desde nuestra labor y como un ente colectivo) de justicia, equidad y bienestar social para todos.