Arbenz

José Castillo/ Colaboración/

Apuntes de una discusión…

El mes pasado se discutió “El dictador y yo” de Carlos Samayoa Chinchilla, libro donde queda en evidencia la manera de gobernar del dictador Jorge Ubico Castañeda. Su gobierno, autoritario, dictatorial, racista y clasista generó un malestar en la población que se tradujo en una organización y cooperación que no se ha vuelto a dar en la historia de nuestro país: La Revolución de Octubre.

A este período se le conoce como la Primavera Democrática, por su apertura a la participación ciudadana y la creación de instituciones que velaran por el bienestar de la población (el Seguro Social, por ejemplo). Además, los derechos de los guatemaltecos comenzaron a ser reconocidos y respetados. Prueba de ello se encuentra en la promulgación del Código de Trabajo en 1947.

En su libro La Esperanza Rota, Piero Gleijeses expone los aciertos y desaciertos de los dos gobiernos de la revolución, su auge y su caída. Muchos de los logros en materia social de la época siguen vigentes hoy en día y en cierta forma alejaron a Guatemala de sus formas coloniales. El autor hace una revisión detallada de las causas que generaron la revolución, de sus dos gobiernos, con sus aciertos y desaciertos; y por último, de las causas que provocarían la contrarrevolución, con el auspicio de la CIA, la UFCO y el sector conservador de la sociedad guatemalteca.

El Dr. Juan José Arévalo fue el primer presidente de la revolución. Durante su gobierno se creó el Instituto de Seguridad Social (IGSS), la Facultad de Humanidades de la USAC (a la cual se le concedió total autonomía), el Banco de Guatemala; entre otras instituciones que siguen funcionando en nuestros días. El gobierno de Arévalo fue el primer paso a la modernidad, a una sociedad más incluyente. Es importante considerar que cambios estructurales tan importantes no se dan de la noche a la mañana y que toman mucho tiempo, recursos y compromisos, pero dar el primer paso resulta fundamental.

Otro personaje importante en este período fue el Coronel Francisco Javier Arana, quien participó activamente en la Revolución de Octubre y posteriormente fue nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército durante el gobierno de Arévalo. Arana es un personaje que pasa desapercibido en las revisiones superficiales de este período. Sin embargo, tal como lo muestra Gleijeses en su libro, fue un personaje intrigante.

Arana no contaba con los dones carismáticos y políticos de Jacobo Árbenz, quien a la postre comandaría el segundo gobierno de la Revolución. La falta de estas aptitudes, no eran óbice para que compartiera la misma ambición que Árbenz: llegar a la presidencia del país.

De hecho, durante el gobierno de Arévalo, se dio un incidente poco conocido dentro de este período. El presidente Arévalo tuvo un accidente automovilístico en la carretera a Panajachel y salió con heridas considerables. Esta situación inquietó al presidente, que temía que Arana pudiera intentar un golpe de Estado dado su frágil estado de salud. Por ello, suscribieron un acuerdo en el que Arévalo se comprometía a apoyar a Arana en las elecciones. Sin embargo, la historia daría un giro.

Gleijeses deja entrever que la evidente falta de liderazgo de Arana y su pugna con Árbenz por suceder a Arévalo, provocaron su muerte. El autor sugiere, basándose en un sinnúmero de documentos, que los autores intelectuales de este crimen fueron los mismos Árbenz y Arévalo. Es una acusación fuerte y sin duda es una mancha en este período. El relato de este hecho le da validez al libro de Gleijeses, pues si bien pone en evidencia las luces de la Primavera Democrática, no esconde las sombras y los desaciertos de la época.

Pero sin duda el personaje más intrigante de este período es Jacobo Árbenz Guzmán, quien asumió la presidencia en 1951, al finalizar el mandato de Arévalo.

Durante el gobierno de Árbenz entró en vigencia el decreto 900, la Reforma Agraria. Era una oportunidad para Guatemala, donde el 80% de la tierra estaba concentrado en el 10% de las manos. La principal crítica a esta reforma es que se atentó contra la propiedad privada. No obstante, vale la pena preguntarse ¿cómo se obtuvieron esas propiedades? Muchas de ellas pertenecían a terratenientes que se vieron beneficiados con la expropiación de tierras en la Revolución Liberal. Entonces, ¿realmente eran los legítimos dueños?

Si Arbenz era comunista es algo que aún se debate. Parece una acusación poco fundamentada, pues la Reforma Agraria no tenía como objetivo nacionalizar la producción agrícola, sino darle condiciones de vida dignas a los campesinos e incluirlos en el mercado interno. Desde ese entonces, todo lo que tiene un matiz social, todo lo que intenta denunciar y corregir las injusticias es tachado de comunismo (ahora le dicen terrorismo). Finalmente, Árbenz fue derrocado por los intereses de los hermanos Foster-Dulles, con el apoyo logístico de la CIA; una coalición entre empresarios guatemaltecos (principalmente terratenientes) y la Iglesia Católica con su líder, Mariano Rossell Arellano.

Este período, que empezó hace casi setenta años y terminó hace sesenta, aún genera controversia y división entre los guatemaltecos. Lo que no se puede negar es que fue un oasis en nuestra historia, plagada de servidumbre y exclusión y que su legado permanece aunque de manera tenue. Es cierto que en nuestros días no se puede realizar una reforma agraria, que los tiempos y el mundo han cambiado. Pero si hay algo que podemos rescatar de la revolución, son los valores y el verdadero sentimiento de patriotismo, el sentimiento de querer construir una nación digna, con igualdad de oportunidades e igualdad ante la ley. Es decir, una sociedad cuyos miembros ejerzan una ciudadanía auténtica.

La forma en que terminó la revolución fue lamentable, por medio de una bochornosa intervención estadounidense disfrazada de contrarrevolución. Con la invasión de Castillo Armas, agonizó la primavera en el país de la eterna tiranía.

Continuando con el recorrido por la Historia de Guatemala, en octubre se discutirá “Las huellas de Guatemala”, de Gustavo Porras Castejón, un relato sobre los años del conflicto armado. La invitación es el sábado 4, a las seis de la tarde en Sophos.

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