Guatemala tan diversa, tan polifacética, tan llena de personas con esperanza y sueños. Pero a la vez tan estratificada, quizá porque le falta conocer bien su historia. Tan única y tan distinta, se condensa como país multicultural.
Multiculturalidad que se demuestra en la riqueza de idiomas y costumbres, porque en su tierra habitan 4 pueblos con historias distintas. Esta sociedad tiene una razón de ser. La división geográfica, las costumbres, los idiomas, todo se remonta a muchos años atrás, es ahí donde juega un papel importante la historia.

La historia es un medio que ayuda a comprender el porqué del presente estudiando el pasado. La historia de nuestra región va más allá de una fecha de independencia o del descubrimiento de América, tiene consigo años llenos de altibajos, dolor y desigualdades.

Primero es absurdo creer que los mayas no eran un pueblo civilizado. Basta con ver sus edificaciones para saber lo inteligentes que eran o observar el calendario maya y admirarse por su exactitud. Basta con leer un poco de historia y darse cuenta de que los mayas fueron una civilización de las más avanzadas. Que su código es complejo de escribir e interpretar, e impresiona por su alta complejidad. Hicieron descubrimientos impresionantes en el arte, matemática, astronomía y medicina.

Ya conocemos bien que pasa después…Cristóbal Colón descubre un nuevo continente, y Eduardo Galeano lo describe:

En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo.

A lo pueblos nativos se les despojó de sus tierras y se les obligó a trabajar para los conquistadores. Se les separó, se les mató, se les exterminó y se borró su historia. Mucha sangre corrió por las tierras de Latinoamérica, hubo sufrimiento y segregación. Los pueblos fueron divididos y para identificarlos se les impuso un traje particular.  Lo que hoy mal llamamos “traje típico” que no tiene nada de típico.

Y es que prácticas de represión y discriminación racial aún persisten. Sí, Guatemala posee una gran riqueza cultural, pero esa misma Guatemala también es un país que discrimina a su propia gente. La discriminación lastima y separa.

El problema viene de una raíz muy fuerte. Una razón: el negar la historia, el negar a nuestros ancestros”los indios”, el avergonzarnos de dónde venimos, el desvalorizar su cosmovisió. Todo consiste en la falta de apreciación de nuestra diversidad. El olvido ha servido para la desfragmentación de los lazos de hermandad a interés de los poderosos. Se ha “ladinizado”.

En 1995 se firma el quinto acuerdo de los Acuerdos de Paz: Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas en el que se reconoce la identidad de los pueblos Maya, Xinca y Garífuna. Aunque ya existían, hasta ese año el Estado reconoce su existencia y derechos.

¿Estado multicultural con verdadero reconocimiento para cada grupo étnico? Es una tarea en proceso.

Si conociéramos la historia, no habría razón de burlarse de alguien por su color de piel, por usar traje regional/indumentaria maya o por hablar un idioma vernáculo. “El amor a Guatemala” o a la patria no debería demostrarse sólo para el 15 de septiembre, debe ser un proceso de acciones diarias desmontando prejuicios para desnormalizar la discriminación y así lograr la unión de todos los grupos representados en el país.

Porque somos un país diverso y multicultural pero fuertemente dividido. Donde solo pocos sectores están representados en los puestos de poder y otros, y otros como los pueblos indígenas y las mujeres, son excluidos. 

Guatemala necesita políticas públicas encaminadas al desarrollo de los pueblos, que garanticen la participación de los pueblos indígenas, que promuevan el respeto a su identidad y velen por el libre ejercicio pleno de sus derechos. Que promueva su cultura, que se respeten sus territorios y se les incluya en las decisiones nacionales.

Seguir con prácticas discriminatorias nos hace retroceder como sociedad. Es necesario desmontar prejuicios que solamente nos separan, que seamos capaces de reconocer de donde provenimos y que la historia sea de ayuda para comprender el país en el que vivimos.

 

Mi recomendación de lectura:
Para comprender Latinoamérica: Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano
Para Guatemala: La patria del criollo de Severo Martínez Peláez.
Para comprender el contexto actual: Guatemala: un edificio de cinco pisos de Edelberto Torres Rivas y Guatemala: linaje y racismo de Marta Elena Casaús.

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