Tuvieron que pasar diecisiete años para que los estudiantes sancarlistas tengan nuevamente la oportunidad de votar por una nueva integración de la AEU.  De llegar a la secretaría general, Lenina sería la primer mujer en asumir ese cargo. Ella refuta esta afirmación.

Perfil de Lenina García

La Hilandera y la niña de los ojos negros

Habrá tenido unos seis o siete años cuando su mamá le regaló un pequeño cofre con los cuentos clásicos de los hermanos Grimm.  El Sastrecillo Valiente, Blanca Nieves o La Hilandera. Esas eran las lecturas diarias de Lenina, la pequeña niña de ojos y cabello negro profundo que nació y creció entre las calles y barrios de la zona 7 capitalina. Hoy, muchos la conocen gracias a su poesía. Desde muy pequeña, la fascinación por la lectura la ha acompañado, tanto así que aún sin saber leer, pedía a su madre que le enseñara a hacerlo. Tantas letras en las hojas de los libros no podían ser más que el canal a un mundo fascinante y desconocido.

A los ocho años, empezó a escribir y una de sus primeras obras fueron las Fábulas Clásicas de Lenina García, un libro formado por hojas de almanaques. Hasta el día de hoy, conserva estas hojas entre sus pertenencias más preciadas y en el cual se pueden encontrar fábulas originales como La Mosca y el Piojo.  Leer y escribir, fue la forma didáctica que encontró para entender e interpretar el mundo. Más adelante, a través de su padre, llega a sus manos una colección de cuentos policiacos, relatos “detectivescos” y escritos góticos publicados por un periódico nacional. Fue así como conoció a autores como Edgar Allan Poe, y otros escritores que marcaron su vida y el inicio de su adolescencia, previo a conocer y adentrarse en el mundo de la poesía. Un mundo en el cual se ha mantenido hasta los últimos años.

A sus 25 años, Lenina ha ido adentrándose en el mundo de la literatura guatemalteca con publicaciones físicas y digitales en antologías como Literatas que dan lata o Poesía de la Memoria. Combina esta pasión por las letras, por el momento, con dos ocupaciones más: ser la directora del Programa Educativo del Niño y Niña Adolescente Trabajador (PENNAT), organización de educación popular que trabaja de cerca con niños trabajadores del mercado de La Terminal. Y su más reciente ocupación, ser candidata a la secretaría general de la Asociación de Estudiantes Universitarios Oliverio García Oliverio Castañeda de León (AEU) de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Tan difícil como adivinar el nombre de Rumpelstiltskin, el nombre del duende que en el cuento de la Hilandera la reina tuvo que adivinar, hubiera sido el poder predecir el futuro de la pequeña Lenina. La niña que se sumergía en libros y jugaba a ser maestra con sus peluches, acompañando alguna que otra vez a su mamá a aquellos grandes y grises edificios de la USAC a recibir clases, nunca imaginó que esos edificios la volverían a ver años después en otros tiempos, con otra mirada pero con mucha más fuerza que al inicio.


El acto revolucionario más grande 

Nos recibe en una pequeña sala con tres sillones desgastados, una mesa de ping pong que nos sirve de mesa de apoyo y dos viejos pupitres rotos. Esa, es la sala de descanso y recreación tal vez, para algunos estudiantes en el edificio de la Escuela de Ciencias Políticas. En la sala, tres estudiantes duermen plácidamente su siesta matutina en los sillones del fondo, cuando los interrumpimos para iniciar nuestra entrevista; algunos de ellos ni siquiera notan nuestra presencia y continúan soñando durante toda nuestra conversación.

Junto aquellos que siguieron durmiendo, durante el tiempo que estuvimos conversando, entraron otros con su almuerzo en mano y mochilas listas para el descanso.  De repente, una joven de pelo corto y paso decidido entra a la sala.

– Hola, saluda Lenina. Nadie responde el saludo.

– Qué onda, vuelve a repetir.

-Creo que tiene puestos los audífonos, le hace ver alguna de nosotras.

Cuando la joven vuelve en sí y se da cuenta que todos estamos prestándole atención, finalmente nos regresa el saludo.

-La reunión es a la par, en el otro salón. Estoy en una entrevista.  

Con paso firme y apresurado,  Daniela Salamanca, parte de la planilla de Frente Estudiantil, sale de la sala y se despide con una sonrisa.

En el salón de la par, unos quince estudiantes de Frente Estudiantil, el grupo que se encuentra postulando a  la planilla 2, sostienen una reunión.  El ambiente se siente cordial, ameno y entusiasta. “El acto revolucionario más grande es la amistad”, afirma Lenina recordando una frase escuchada en un viaje reciente.  

Frente Estudiantil es un grupo de amigos que recientemente se organiza para postular una planilla para las elecciones de la AEU.  Muchos de ellos se conocieron durante las manifestaciones del 2015, cuando los estudiantes universitarios salieron a las calles a exigir, como muchos otros, la renuncia del presidente y vicepresidenta.

Durante estos dos años han estado en constante comunicación, y fue hasta finales de 2016 que deciden hacer algo más que conocerse y reunirse ocasionalmente.  Después del desconocimiento de la Comisión Transitoria y Reguladora de la AEU en 2016, la idea de las elecciones empezó a resonar en algunos pasillos universitarios.  “No fue fácil, no se miraba claridad”, recuerda Lenina sosteniendo ese tono de voz dulce y mirada noble que combinan con los ojos y cabellos negros de su niñez.

El recién conformado Consejo Consultivo Estudiantil Universitario y el Consejo Electoral Universitario, elabora un nuevo reglamento a elecciones y convocaron a los sancarlistas a un proceso electoral para los días sábado 19, domingo 20 y lunes 21 de agosto.

Durante la conversación, no deja de repetir que desde hace diecisiete años la AEU no realiza elecciones democráticas y legítimas. Eso fue en el 2000, cuando Lenina tenía apenas 8 años y su mayor entretención era leer los cuentos clásicos de los hermanos Grimm. Hoy con 25 años, las circunstancias han cambiado y sin haberlo planificado entre sus largas horas de lecturas y juegos de niña, está lista para asumir un nuevo reto. La confianza en su grupo de trabajo es fundamental: “Uno no puede hacer política y organizar a un grupo, si no confía ni cree en el otro. Nosotros creemos en nosotros, en las capacidades del grupo” sostuvo.


Todos tienen una misión en la vida

El 12 de febrero de este año cayó domingo. Como Brújula teníamos planificada una grabación en la resistencia pacífica La Puya, en San José del Golfo, acompañados de jóvenes integrantes de la resistencia y jóvenes universitarios.  Cuando consultamos con nuestros bloggers si alguien deseaba participar de la experiencia, Lenina -quien ha escrito para Brújula desde el 2015-, fue de las primeras en anotarse.  No supimos que ese preciso día era su cumpleaños, hasta un par de días antes del viaje.

“Cuando cayó (la grabación) coincidentemente con mi cumpleaños dije: no importa, tengo que ir. Me siento muy feliz de llevarme la lucha de ustedes y llevarla a otros espacios. La vida a nivel general es lucha: es dolor, es tristeza, es lucha. Muchas veces nosotros en la vida no nos volvemos guerreros; nos derrotamos, nos sentimos tristes. Y aquí hay una escuela de lucha.”

Contrario a lo que podría pensarse, en la casa de Lenina poco se habló de política durante su niñez. Los libros que recuerda de sus papás son clásicos como Metamorfosis, El Quijote de la Mancha, o María, de Jorge Isaac. A pesar de que el tema de la política nacional no se hablaba tanto como para que lo recuerde, la organización, participación y rebeldía siempre estuvieron presentes en su familia. Iniciando por su abuela materna Juventina, quien huyó de El Progreso siendo muy joven y proviniendo de una familia en condición de pobreza.

Cansada de abusos, Juventina decidió ser el eslabón de la familia que rompía con un ciclo de violencia y maltrato físico, para construirse un futuro distinto. “Es mi referente de valentía, de perder el miedo y de luchar por lo que yo quiero”. 

Más que antecedentes en política, en su familia encuentra experiencias de humanismo.

Actualmente, su papá forma parte del comité de vecinos de su colonia y hace ya varios años, ha formado parte de la junta directiva de Asociados de  Mecánica.  Por lo que antecedentes familiares para que Lenina sea quien es hoy, una mujer fuerte, valiente y activa en las luchas que considera importantes, sí existen.

Sus compañeros de planilla Milton, Stephanie  y Luis, reconocen en ella su sentido de servicio. Coinciden que el don de servicio y capacidad de liderazgo, es lo que caracteriza a Lenina. “Te dice cómo hacerlo y lo hace contigo”, afirma Luis Ávila al mencionar su forma de trabajo dentro de la organización.  “Algo que marca a Lenina es el liderazgo de servicio, lleva el camino cuando hay opiniones encontradas, genera un ambiente de armonía entre el grupo”, menciona Milton Caná.  

Todo lo que sus compañeros mencionan coincide con lo que Lenina repitió a lo largo de nuestra conversación. Desde el momento en que vino a este mundo sabía que su  misión de vida es aprender y enseñar, y eso lo repitió sin cesar, tal vez de forma inconsciente.


Aquí no hay espacio para el miedo

De llegar a la secretaría general, Lenina García sería la primera mujer en asumir ese cargo. Aunque ella refuta esta afirmación; explica que en tiempos de la represión estatal, muchas mujeres tuvieron que asumir los cargos luego del asesinato o desaparición de sus líderes. Iduvina Hernández después del asesinato de Oliverio, es un ejemplo de ello. Sin embargo, sí sería la primer mujer electa al frente de la asociación de estudiantes.

De acuerdo al Compendio de Educación del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2016 el 53.6% de la totalidad de estudiantes inscritos en la USAC eran mujeres. Una diferencia notable a la década de los sesenta, cuando ese porcentaje era menor al 20%. Para Lenina, ser candidata mujer también es una opción política para la universidad actual.

El hecho que Lenina se vea o suene dulce y tierna, casi aparentando el de una adolescente, no debe confundirse; su carácter dulce y calmado no riñe con su fortaleza.  Después de escucharla y pasar un tiempo considerable con ella, el sentimiento que queda es esa combinación casi a la perfección entre sencillez, amabilidad, fuerza y valentía.

Actualmente, estudia la Licenciatura en Enseñanza del Idioma Español y Literatura en la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media (EFPEM). Después de graduarse de maestra de educación primaria de Casa Central, decidió entrar a la universidad para estudiar dos de sus grandes pasiones: educación y literatura.  A pesar que en su momento, una universidad privada le ofreció una beca académica dirigida a líderes estudiantiles, sus padres y ella rechazaron la oferta y se inclinaron para que estudiara en la universidad pública.

Para Lenina, la USAC siempre le fue muy cercana, especialmente cuando acompañaba de pequeña a su mamá a recibir algunas clases sobre bibliotecología, cuando su mamá tenía más o menos la edad que ella tiene hoy, 25.

Aceptar ser la candidata a secretaria general por parte de la planilla dos, no fue una decisión sencilla de tomar. Siendo la más pequeña de una familia de cuatro integrantes ex sancarlistas, reconoce que ha recibido el apoyo de su familia, a pesar que como es de esperarse, sus papás pueden ser un poco temerosos del proceso.

“Necesitamos recuperar la confianza del estudiante y la población de una institución que perdió la credibilidad desde hace más de 17 años.  Sabemos que no somos los mesías y que no podremos cambiar las cosas por obra de arte, pero no estoy sola en esto, confío en mi equipo”.

Para Lenina García, ya no hay espacio para el miedo y el silencio. A pesar de reconocer las dificultades y retos que asumir un cargo tan importante implica, su mirada refleja esperanza en el proceso.  Después de múltiples intentos y sin darse por vencidos, tal y como la reina con Rumpelstiltskin, el grupo está decidido a trabajar incansablemente en su intento de recuperar la AEU.

 

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