Analucía Tejada D./Corresponsal /
Te acabás de graduar del colegio… y ahora, ¿qué? Tus papás te dicen que tenés que trabajar, o simplemente querés trabajar, porque lo que te dan no te alcanza ni para ir al cine el fin de semana con tus amigos e ir a comer después. Entonces, empezás a buscar trabajo, a averiguar qué rayos es eso de los antecedentes penales y cómo se sacan, a hacer entrevistas en las que no sabes ni qué decir y a “conocer” otros lugares de la ciudad que ni sabías que existían…
Tu mamá te guarda clasificados con perfiles casi como “se necesita patojo chispudo”; entre uno de esos, leés:
[box_success]”Are you bilingual and looking for a job? We want you! Send your resume to…” [/box_success]
Y decís, ¡yo sé inglés!” Pensás: Pues, no puede ser un call center, porque diría que es para eso…
Un día, inesperadamente te llama “una señorita con voz amable” diciéndote que si aún estás interesado en trabajar con ellos. Vos, inconscientemente le decís:
– ¿Para qué plaza será, disculpe? (con pena). Es que… he solicitado en varios lugares.
– Claro, es para XXXX, para trabajar como representante telefónico de servicio al cliente.
Y pensás… ¡Ala gran, pero si yo no apliqué a ningún call center!
– Muchas gracias, señorita, la verdad es que no me interesa en trabajar en un call center…
– ¡Qué raro, porque acá tenemos su currículum! ¿Ya se encuentra laborando, entonces?”
– “Ehhh… no, pero call center si no… ¡gracias!”
– Muy bien, solo le comento que el salario base es de Q3,500 (o más) más bonos de productividad. Tendría dos días libres a la semana y contamos con… (una lista interminable de beneficios, por supuesto)
– ¿En serio? (se te ponen los ojos como símbolo de dólar). Bueno, déjeme pensarlo. ¿Le puedo devolver la llamada?”…
Y sin darte cuenta, al poco tiempo, llamás de vuelta, vas a conseguir toda la papelería que te piden, hacés como cinco entrevistas por teléfono con gringos y gente de acá que habla inglés medio raro y ¡boom! Firmás contrato, cediéndole tu alma al diablo…
Bueno, no tan dramático, pero es algo así, ¿o no?
El inicio
Empezás “training” y conoces un montón de mara de tu edad; un par de señoras que no entienden mucho y un cuate que tiene cara de que te va a asaltar si te quedás solo con él en el training room. Tu trainer es re-buena onda, tiene buen sentido del humor y empieza a desfilar cada día un montón de gente que de plano van a trabajar contigo después pero ni te recordás de su nombre, mucho menos de su cargo, porque igual no entendés si eso implica que son tus jefes o si nada que ver contigo.
Luego del training y los exámenes, te ponen a escuchar llamadas con “los pilas” de la cuenta y mirás cómo hacen todo automáticamente. Mientras tanto, intentás de buscar en tus copias o en el folletito que te dieron en el training qué es lo que están haciendo, cuando la persona con la que estás pone al cliente en espera y te dice: Ni busqués, que eso no te lo dan en el training… (¡oh, Dios!)
Es tu primer día tomando llamadas y no sabés ni qué hacer. Sin querer le colgás a un cliente, le hablás en español al supervisor porque no sabés darte a entender (y se supone que no deberías), te sudan las manos, te tardás veinticinco minutos en una llamada y tenés gente apurándote atrás tuyo.
Por lo menos, tres clientes te gritan, un montón te piden hablar con tu supervisor… hasta que tenés tu primer “break”… ¡Uf!… y se te va el día… Luego, se reúnen con un supervisor o trainer a ver cómo les fue; hay gente que se pone a llorar, otros que alegan y gente que ya ni regresa al otro día.
Te dan tu horario y ves que es justamente al revés de como lo habías pedido. Decides ir a hablar y te piden una carta de la U, donde hagan constar tus horarios. A las tres semanas, ya te dan un horario que te da chance de ir a tus clases, pero tus “days off” son lunes y miércoles… Tu familia y tus amigos te dicen que “eso no es vida”, que “te están explotando”, que “el fin de semana te lo tienen que pagar doble”, etc. Pero, tú estás medio contento y ni modo, “trabajo es trabajo”…
El pago
De repente… ¡$$$$! Te informan que vayás a Recursos Humanos a traer tu cheque… ¡Wow! ¡Nunca habías tenido tanto dinero propio en tu vida! Y pensás: Bueno, vale la pena no salir a “lunch”, hacer “overtime” y no salir los fines de semana.
Te empezás a comprar cosas “caras” (sí, de las que tus papás nunca te compraban o te decían “mañana, mi amor” cuando eras chiquito/a y pedías algo en el súper). Vas a otros lugares con tus amigos, o los invitas a algo; incluso te metés a préstamos para comprarte un carro más bonito o más nuevo.
En ‘el Call’, además te dan un montón de descuentos en el gym, en restaurantes, o ¡hasta para arreglarte los dientes! Ni sentís el tiempo y cuando te das cuenta, ya llevas seis meses trabajando ahí. De repente, un día, ponen un anuncio para aplicar a una plaza de más alto rango (supervisor, RTA, QA, o “agentes VIP” que sólo toman determinado tipo de llamadas) Y bueno… aplicás…
Al rato te dicen que no, porque tenés muy poco tiempo de trabajar ahí, o que tus métricas podrían mejorar. Pero a lo mejor te dicen que sí. Si te dicen que sí, pensás: “¡Ala, me van a pagar mejor y voy a tener un mejor horario!” .
Y empezás en tu nuevo puesto…