Luis Arturo Palmieri/ Opinión/
Desde que lo vi por primera vez, su título me llamó fuertemente la atención. He platicado con algunas personas y con varias de ella he concordado en que el libro intriga –incluso cuando no tenemos ni una leve idea de lo que él contiene-, tan solo por su título rompe esquemas. En El Blog Salmón se le da al título una denominación que me parece perfecta: “insultantemente provocativo”.
De la obra no me interesa en este momento hacer una crítica o una recomendación, tan solo quiero compartirles, desde un punto de vista objetivo y neutral, algunos de los pasajes que he marcado en mi libro, los cuales, lejos de cualquier halago o desdén, me han parecido en demasía interesantes. Supongo que estos pasajes los instará mucho más a leer el libro que una crítica o recomendación que mi poca experiencia y conocimiento puedan brindarles.
“En el uso popular, la palabra ‘egoísmo’ es sinónimo de maldad… Sin embargo, el significado exacto de la palabra ‘egoísmo’ y su definición de acuerdo con el diccionario es: La preocupación por los intereses personales.
Este concepto no incluye una calificación moral; no nos dice si la preocupación sobre lo que a uno le interesa es buena o mala…”.
“El ataque contra el ‘egoísmo’ es un ataque contra la autoestima del hombre; renunciar a uno es renunciar a la otra”.
“Todo ser humano viviente es un fin en sí mismo, y no el medio para los fines o el bienestar de los otros; en consecuencia, el hombre debe vivir para su propio provecho, sin sacrificarse por los demás y sin sacrificar a los demás para su beneficio”.
“El hombre… sus sentidos no le indican automáticamente lo que es bueno y lo que es malo para él, lo que será beneficioso para su vida y lo que la pondrá en peligro… es su propia conciencia la que debe hallar las respuestas a todas estas cuestiones, pero su conciencia no funciona en forma automática… su conciencia depende de su voluntad”.
“Nunca se sacrificarán las convicciones personales por las opiniones o deseos de los otros (la virtud de la integridad)… nunca se deben desear efectos sin causas, y… jamás hay que dar origen a una causa sin asumir plena responsabilidad por sus efectos”.
“La virtud del Orgullo puede describirse mejor con el término ‘ambición moral’, que significa que uno ha de ganarse el derecho de considerarse a sí mismo como el valor máximo, al lograr la propia perfección moral. Esta se alcanza cuando no se acepta jamás ningún código de virtudes irracionales imposibles de practicar y nunca se deja de poner en práctica las virtudes que uno conoce como racionales”.
“El hombre nace con un mecanismo emocional… y la programación depende de los valores que éste elija… Sus valores… son el producto de sus pensamientos o de sus evasiones… Sus emociones son producidas por sus premisas… Lo que considere bueno o malo, lo que le dé alegría o pena, lo que ame u odie, lo que desee o tema, dependerá de su pauta de valores”.
“La felicidad es aquel estado de conciencia que surge de los logros de los propios valores… Ni la vida ni la felicidad pueden lograrse persiguiendo caprichos irracionales”.
Rand cita del discurso de John Galt: “La felicidad es un estado de alegría no contradictoria, una alegría sin pena ni culpa, una alegría que no choca con ninguno de tus valores y que no te lleva a tu propia destrucción […] La felicidad sólo es posible para el hombre racional, el que no desea más que alcanzar objetivos racionales”.
“Aceptar ‘cualquier cosa que a uno lo haga feliz’ como guía de nuestras acciones significa dejarnos conducir sólo por nuestros caprichos emocionales. Las emociones no son herramientas de conocimiento”.
“Cuando el hombre abandona la razón y se entrega a la fe, cuando rechaza el absolutismo de la realidad, está destruyendo las bases de su propia conciencia, y su mente se convierte en un órgano en el que ya no se puede confiar”.
“El amor y la amistad son valores profundamente personales y egoístas… Es la felicidad personal y egoísta la que uno busca, gana y obtiene del amor”.
“Ninguna acción que un hombre realice en beneficio de quienes ama es un sacrificio si dentro de su jerarquía de valores… logra aquello que tiene mayor importancia personal (y racional) para él”.
Un hombre racional dice Ayn Rand: “No se complace en vanos anhelos dirigidos a fines divorciados de los medios de que dispone. No se aferra a un deseo sin conocer (o aprender) y sin considerar los medios por los cuales podrá alcanzarlo. Dado que sabe que la naturaleza no otorga al hombre la satisfacción automática de sus deseos, que sus metas y sus valores deben ser logrados con su propio esfuerzo, que las vidas y los esfuerzos de otros hombres no son de su propiedad ni están a su disposición para servir a sus deseos, un hombre racional no desea cosas ni persigue metas que no puede obtener, directa o indirectamente, a través de su propio esfuerzo”.
Un hombre racional “también sabe que no existen conflictos de intereses entre hombres racionales, aun en lo que respecta al amor. Al igual que cualquier otro valor, el amor no es una cantidad estática disponible que puede ser dividida, sino una respuesta ilimitada y existente que debe ser ganada”.