landivarianos

Brújula/

Era el año 2012. Estábamos a punto de iniciar unas mesas de diálogo entre estudiantes de Ciencia Política de la Universidad Rafael Landívar y la Universidad de San Carlos de Guatemala.  Los landivarianos andaban disperos, distraidos, conversando entre ellos y paseándose por la cafetería central esperando a que iniciara la actividad.  De pronto, todos escuchamos un grito al unísono que nos paralizó: era una consigna sancarlista de la Escuela de Ciencia Política, iba algo como: “ciencia política, crítica y analítica” (agréguele el tradicional ritmo de consigna).   Pasaron varios minutos antes de que todos recobráramos el aliento después de lo que acabábamos de ver; digamos que esas expresiones estudiantiles no eran muy usuales de ver en el campus universitario landivariano.  La “jarrillita histórica” dio inicio y la actividad fue todo un éxito.

Han pasado tres años desde ese acontecimiento en el cual se demostró que sancarlistas y landivarianos tienen más ideas en común de lo que muchos piensan en torno a las propuestas y alternativas de desarrollo de nuestro país, rompiendo los típicos esquemas y estereotipos universitarios.  El pasado 30 de abril, debajo de una enorme ceiba que cualquier landivariano identifica con facilidad, se dieron cita nuevamente un grupo de universitarios para dialogar en torno a acciones políticas a seguir frente a la crisis que está atravesando el país.  Sin embargo en esta ocasión, a diferencia del 2012, el grupo de más de 70 personas que se reunió en cada jornada, estaba conformado exclusivamente por estudiantes landivarianos; universitarios críticos que quisieron acercarse y conversar sobre qué podemos hacer como jóvenes ante esta realidad inmediata.

Días antes, la página en Facebook y la cuenta en Twitter, @Landivarianos, había sido creada por el mismo grupo de estudiantes que impulsó y motivó la reunión del 30 de abril en la Ceiba, ganando los primeros likes que a Brújula le costó seguramente como un año conseguir, en cinco o seis días. Los landivarianos botaron la indiferencia y la apatía, y se contagiaron de política; sí, de esa política que anima a querer hacer un cambio, salir a las calles y marcar la diferencia. El 01 y 02 de mayo salieron a las calles sin sentirse solos, sintiéndose parte de algo, con una identidad clara: somos landivarianos, #estudianteGT y #tambiénsomospueblo.

Acompañados de una manta con el azul y amarillo de su universidad, los landivarianos se quitaron el miedo y caminaron por su presente. Y estamos seguros que este es solo el inicio.

Para aquellos que hemos creido y trabajado por ese despertar landivariano, nadie nos borra la sonrisa del rostro, nadie nos apaga la luz que estos universitarios acaban de encender, ni nos dejan con la esperanza a medias.  Los universitarios de este país, aquellos que siempre han tenido la cosquilla del pensamiento crítico y que caminaban por los pasillos de sus universidades muchas veces sintiéndose diferentes a muchos otros, han encontrado a otros tantos iguales o similares a ellos. Ya no están solos, la articulación apenas empieza y con ella, el pensar nuevas formas de participar, exigir respuestas al gobierno, pero principalmente, proponer, trabajar y actuar por un verdadero cambio en el sistema político de este país.

Aquella imagen del 2012 de los landivarianos dispersos y distraidos frente a otros universitarios que llevaban más avanzado su proceso de toma de conciencia como sujetos políticos, hoy se ve lejana.  Cada proceso a su tiempo, y hoy es el tiempo de los landivarianos. Que la luz que acaban de encender siga brillando, de aquí para adelante.

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