Luis Alberto Guigui/ Asociaciones Estudiantiles URL/
Desde su origen, la universidad, sea cual sea, busca formar a los que pasan por sus aulas. Se busca que todo estudiante universitario tenga el conocimiento adecuado para poder ejercer la profesión en la que se está formando, así como los valores éticos para su ejercicio, pero por sobre todo, ser un agente transformador de la sociedad en la que se vive.
Desde esta misma perspectiva, la Universidad Rafael Landívar busca formar integralmente a los estudiantes que aquí se han inscrito. Para ello ofrece distintos ámbitos, en los cuales tenemos la oportunidad de participar según los gustos y características personales. Muchos no están conscientes de que tenemos esta oportunidad de hacer actividades en las cuales podemos fortalecer nuestra formación espiritual, artística y de liderazgo.
Pese a que esta oportunidad de desarrollo personal está al alcance de nuestras manos, somos muy pocos los que decidimos aventurarnos a ser parte de algo que poco ha ido transformando la realidad inmediata del estudiante universitario.
Uno de esos espacios son las agrupaciones estudiantiles que en principio buscan ser la voz de los estudiantes ante las autoridades de la universidad, para que la vida universitaria sea mucho más activa de lo que ya es, intentando que todos los estudiantes sean parte de la construcción de esta. Es por esa razón que se hacen actividades académicas, culturales, deportivas y de solidaridad, como el medio para que los estudiantes nos inyectemos de curiosidad y seamos partícipes de algo más grande, que en este caso sería la comunidad landivariana.
Para los que tomamos la decisión de participar, vemos en el quehacer de las agrupaciones la oportunidad de poner en práctica el liderazgo con el fin de tener experiencias que nos ayude a madurar en carácter, toma de decisiones, paciencia y ante todo aprender a guiar y ser guiado. La ventaja de participar en actividades dentro de la Universidad es que, si bien es cierto las acciones pueden tener grandes implicaciones, positivas o negativas, sigue siendo un lugar controlado en donde aprender de los errores se vuelve de mucho crecimiento.
El pensamiento crítico se va fortaleciendo, ya que se aprende a descubrir las razones de por qué ciertos proyectos triunfan, otros se quedan engavetados y otros nunca prosperarán. Muchas veces se necesita replantear los proyectos para hacerlos viables, o comprender que el camino por recorrer es grande para que las ideas de las nuevas generaciones vayan fructificando. Es en esa planeación en donde se unen una serie de liderazgos, que nos hacen ir descubriendo nuestras fortalezas, debilidades e inclusive descubrir talentos ocultos.
Lo único que se necesita es tener la disposición de trabajar por algo que me va a trascender, que posiblemente no llegue a disfrutar ninguno de los beneficios, pero tener la certeza de que lo que se hace mejorará la vida de alguien más.
Y es así como la transformación social empieza, no por hacer cosas grandes dentro de la Universidad o pretender que como agrupación estudiantil se vaya a transformar la sociedad guatemalteca, sino a través del esfuerzo de un grupo de personas que cree que el cambio se puede dar si se da el primer paso.
La invitación está abierta para que formemos parte de las agrupaciones estudiantiles, no como espectadores sino como agentes transformadores, allí es en dónde las agrupaciones tiene su razón de ser, conocer la realidad para transformarla.
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