Daniel Monroy/ Opinión/
A lo largo de la vida, siempre tendremos que tomar decisiones que van a marcar el rumbo de nuestra futuro. Familia, relaciones, colegio, universidad, etc. Nuestra vida siempre va a girar en torno a estos elementos. En lo personal, desde que inició el año he estado pensando sobre qué es lo quiero hacer con mi vida y cuál es el camino que quiero trazar para mis días futuros. En medio de un cúmulo de pensamientos, me he visto arrinconado por una enorme cantidad de ideas que me confunden y me hacen titubear un poco. He escuchado opiniones de mis padres, mis hermanas, mi novia y mis amigos, pero aún así, no sé cuál es la decisión correcta que debo tomar.
En mis humildes y joviales diecinueve años, nunca me había sentido tan abrumado y ofuscado por encontrar qué es lo mejor para mi vida.
Sin embargo, existe algo que me sostiene y me hace más fuerte en medio de esta pelea colosal: la fe. Creo en que solo Dios me puede salvar de esta osadía. Solo Dios puede llevarnos de la mano para caminar por las praderas del bienestar interior. No obstante, las preguntas, la ansiedad y la incertidumbre cada día atacan más fuerte. Es ahí donde interviene la fe: creo firmemente en que esto es pasajero y que hay una apacible luz que me está esperando al final del trayecto. Simplemente puedo vislumbrar un foco encendido que se encuentra muy lejos, pero que está a la espera de que yo llegue. La luz representa la paz, la tranquilidad, la certeza y la felicidad que tanto anhelo. Ese es el motor de mi vida: llegar a esa luz.
Encuentro en la fe, la fuerza inexplicable que me empuja a no rendirme. Es como un sigiloso susurro al oído. Es esa voz que me alienta, me apoya y me fortalece. Así que mientras la lluvia cesa, mi única ancla es la fe y la esperanza. Estoy seguro que la decisión que tome va a ser la correcta. Estoy seguro que aunque me tropiece en el camino, nunca perderé de vista esa luz lejana. Así que quisiera preguntarte: ¿cuál es la luz que motiva tu camino? ¿Qué es lo que te motiva a seguir adelante a pesar de los errores, los fracasos y las inseguridades? ¿Qué es lo que te empuja a no rendirte?
La respuesta descansa en tu interior y es tu obligación encontrarla.
Estoy seguro que vas a encontrar esa fuerza que necesitas aunque estés en medio de un mar de problemas. Yo aprendí que a pesar del miedo y el temor, la fe es más grande que cualquier problema.
Sigue adelante, navegando incesamente por encontrar tu esencia y todo lo que te hace feliz. Estoy seguro que hay alguien allá arriba que esta cuidando de ti. No estás solo. El viaje apenas empieza.
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