Por: Lic. L. Francisco Nieves V.
Prólogo: Lic. L. Enrique Aguilar P.

El jueves, 14 de mayo, se llevó a cabo la primera sesión del programa de formación virtual del Departamento de Agrupaciones Estudiantiles – DAE/URL -, a cargo del Lic. Luis Francisco Nieves V., educador profesional y consultor en desarrollo humano y organizacional. Desde su experiencia y especialidad temática, desarrolló la sesión de formación con énfasis en el liderazgo estudiantil en tiempos de crisis. La actividad registró la participación virtual de sesenta estudiantes aproximadamente, pertenecientes a las distintas agrupaciones y asociaciones estudiantiles de la Universidad Rafael Landívar. Fue organizada por Gustavo Lima y Luis Aguilar, coordinadores de agrupaciones estudiantiles de Campus Central y Sedes Regionales. La sesión remota, tuvo una duración aproximada de dos horas, consistió en una presentación inicial; a cargo de L. F. Nieves, en la modalidad de charla-conferencia, sobre: “Contexto, conceptos y planteamientos relacionados al liderazgo auténtico en tiempos de adversidad y crisis”. Luego se abrió un espacio de discusión, preguntas y respuestas, entre los participantes y el panelista invitado.

Esta franja se destacó por permitir a los estudiantes, la exposición de dudas; relacionadas al ejercicio de su liderazgo en esta crisis sanitaria. Las elocuentes y provocadoras respuestas del panelista, enriquecieron con su exhortativa a los estudiantes; para optar por un liderazgo auténtico, responsable y sostenible.

La reflexión final del expositor invitado, estuvo dirigida a sembrar en los estudiantes una semilla de esperanza y actitud positiva ante la situación de emergencia sanitaria. Les instó a replicar la actividad, mensaje y ejercicio, con sus equipos de trabajo y el resto de sus compañeros.

Tanto L. F. Nieves, como DAE/URL, recibieron comentarios significativos, de agrado y satisfacción; por la actividad realizada, acompañados de una especial recomendación para llevar a cabo, más sesiones formativas virtuales. A continuación, la síntesis de la charla-conferencia.

La pandemia del coronavirus, equivale a un crisol para la humanidad: un momento crítico que obliga a tomar decisiones extraordinarias, que marcarán nuestra vida; pues… ¡la cambiará! Al alcanzar su punto de quiebre, y empiece a aplanarse la curva de morbimortalidad de la enfermedad, permitirá relajar las medidas sanitarias impuestas. Al terminar junio 2020, se cumplirá, 110 días de la ‘encerrona’, la cual dio inicio a partir del 13 de marzo del presente. En cuanto se evidencie objetivamente un cambio positivo, en el número diario de contagiados, fallecidos y recuperados; entraremos al proceso de desescalada, por etapas. Cuando estas se agoten, se dará paso a la llamada nueva normalidad o realidad, matizada por un estilo de vida distinto, nunca imaginado.

Analistas, comparten una opinión sobre las características de la vida después de la pandemia covid-19. Algunos planteamientos preliminares son: “el coronavirus continuará impactando a la humanidad de varias formas”(IDEA, 2020); “el retorno a la vida, como era en enero 2020, está lejos de ser real”(BBC, 2020); y, “¿Qué volverá a ser igual y qué distinto?”. Se perfilan ya ciertas tendencias de cambio para la convivencia y las relaciones humanas, en casi todos los ámbitos; algunas que se desea destacar, son: mayor dependencia de la tecnología; educación virtual por un período prolongado; la ‘hora pico’ en el tránsito se modificará; cambio en demanda de combustible fósil o energía verde; fútbol, de vida o muerte; y ambiente de vecindad solidaria. Consideremos brevemente tres de ellas.

 Mayor dependencia de la tecnología: Plataformas para webinar; compras en línea; teletrabajo; educación virtual… la lista es extensa; revela un cambio cultural que sucede en pocas semanas y cuya finalización no se avizora. ¡Dependencia tecnológica para largo! No todas las personas tienen el mismo acceso a las herramientas tecnológicas. ¿Será esto el factor de desigualdad y marginación ya existente, que, se acentúa por las circunstancias?

Educación virtual por un período largo: Lecciones y pruebas en el salón de clase, timbres y campanas, recreos… desaparecieron de momento; temporalidad que puede prolongarse más allá, de los que algunos optimistas piensan. Las escuelas y las universidades encierran el riesgo de hacinamiento y permanecerán cerradas, de pronto, ¡el resto del ciclo académico!

El poder adquisitivo de las familias y los servicios de internet, disponibles en el medio, pueden hacer una diferencia severa y afectar más a sectores marginados; un impacto y rezago mayormente marcado, en la educación de niños y jóvenes de dichos estratos.

Ambiente de vecindad solidaria: El reconocimiento a la labor del sector sanitario y personal de entrega a domicilio, en la forma de aplausos desde balcones y jardines; está provocando que las sociedades, familias y personas, se redescubran a sí mismos. Surge la vena, quizás olvidada, por apreciar y valorar el esfuerzo de los demás en tiempos de crisis. Se estima que el confinamiento ha desatado un sentimiento de buena vecindad; se evidencia  la necesidad de las personas, por mantener contacto y un vínculo afectivo con los demás.  Pero, hay riesgos.… ¡podemos resultar más egoístas y menos unidos! La armonía y tranquilidad de los hogares, pueden verse distorsionadas por episodios de violencia doméstica.

La ansiedad de la ‘encerrona’, algunas personas la están mitigando con comida y bebida en exceso.

En la nueva normalidad, el líder ha de ejercer un trabajo auténticamente proactivo; para apoyar y facilitar que todos nos insertemos efectivamente en ella. Los talentos, que ha de mostrar más vehementemente, pueden ser: el modelaje de su propia ética y la de su equipo. Debe mostrar un desempeño matizado por la búsqueda de un propósito con pasión, autodisciplina y práctica de valores sólidos.

En la vida post coronavirus, el líder debe inspirar y guiar a los demás, con un liderazgo de servicio; en el que no se sirve de otros, sino se convierte en el primer servidor.

Debe serlo desde una posición en la que casi pasa inadvertido, sin buscar el protagonismo o el reconocimiento; conducirá desde atrás y facilitará el desarrollo de liderazgo en otros, instándolos a desarrollar su propio potencial. Su actuación auténtica, debe apoyarse firmemente en: comunicación efectiva, confianza y respeto; para ejercer influencia positiva en la conducta de los demás, hasta lograr cambios significativos y favorables.

En el contexto del confinamiento, para la contención del coronavirus y poder insertarnos en la nueva normalidad; su tarea es crear más líderes, no seguidores. Como líder de familia, vecindad o comunidad, grupo de estudio, trabajo a distancia, etc., debe mostrar conductas clave y procurar que los demás, también las incorporen a su comportamiento. Entre ellas: aprovechar la crisis disruptiva actual para ordenarse y crecer; comprender, aprender y adaptarse a condiciones cambiantes de vida; retomar un compromiso con lo humano y apostar por un mundo mejor, más próspero, justo y equitativo. Para lograrlo, algunas competencias blandas que un líder debe exhibir ante la crisis, y más allá, son:

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