Lenina García / Opinión
Un 7 de septiembre de 2017 tomamos posesión como Secretariado de la Asociación de Estudiantes Universitarios “Oliverio Castañeda de León”, de la Universidad de San Carlos de Guatemala y nuestras vidas cambiaron.
Tomar las riendas de una institución que está por cumplir 100 años, que tiene una trayectoria de militancia política cuyos dirigentes fueron desaparecidos o asesinados durante el Conflicto Armado por defender una causa justa, cuya estructura fue cooptada del año 2000 a mediados de 2017 por grupos de poder criminal, y que después de ser recuperada cuenta con altas expectativas de la sociedad, no es una tarea fácil.
Sin embargo, desde que asumimos el desafío de participar en política estudiantil, estábamos conscientes de la magnitud de este compromiso y ahora que hemos conocido aún más las problemáticas que afronta la comunidad estudiantil y la población guatemalteca, estamos más que decididos a continuar con nuestra labor.
Esto es lo que hemos reflexionado de los pasos andados, de septiembre para acá:
La AEU de ayer y hoy
Mientras en el pasado la USAC fue un bastión intelectual para el país, ahora vivimos una época en la cual la Universidad se enfoca más en entregar un título, que en la formación de profesionales que utilicen sus áreas de estudio para la transformación de la realidad. Mientras en el siglo pasado muchos estudiantes militaron por una causa justa, inclusive otorgando sus vidas, en la actualidad resulta necesario encaminarse hacia otras maneras organizativas que garanticen la protección de los derechos humanos y la no repetición de crímenes de lesa humanidad.
Y digo esto, porque en las manos de nuestra generación está reconstruir el tejido del movimiento estudiantil. Un tejido que quedó roto por el miedo a participar en política, por la mercantilización de la educación y la utilización de espacios de representación para fines personales y no para el bien colectivo.
Por eso creemos que la AEU debe apostarle hoy, a un pensamiento de-colonial, que cuestione toda estructura de pensamiento impuesta por grupos de poder que no responden a nuestra realidad. Eso quiere decir cuestionar problemáticas que han sido invisibilizadas. A nivel nacional: la expropiación de los bienes naturales, la pobreza, la desigualdad social, el debilitamiento de los servicios públicos, la nulidad de memoria histórica, la violación constante de los derechos humanos y las políticas imperialistas que atenten contra la libre determinación de nuestros pueblos. En el ámbito universitario: el divorcio entre teoría y práctica del conocimiento en la educación superior, la precarización de la gestión pública universitaria, la discriminación, el racismo, el abuso sexual y la misoginia.
Implica cuestionar la normalización de la corrupción y la proliferación de las mafias en la USAC. Ser autocríticos con nuestras prácticas de relacionamiento entre estudiantes y las distintas maneras de hacer política.
Y en ese proceso de-colonial, rechazamos cualquier intento de imposición de una manera de pensar o de organizarnos, de cualquier sector de la sociedad. Como estudiantes universitarios estamos construyendo a partir de la práctica, nuestra propia teoría y en un país donde las voces del sector estudiantil han sido ninguneadas, es una reivindicación justa y necesaria.
Pequeños pasos, pero contundentes
Este espacio no pretende ser un informe técnico de la AEU (el cual será publicado en los próximos días, vía web), sino más bien una mirada general de este recorrido:
- La recuperación de la sede de AEU, cuyos fines en los últimos años no respondieron a la comunidad estudiantil y que incluso se empleó para la instalación de negocios de dudosa reputación.
- El inicio de la democratización de espacios de representación estudiantil, como la Asociación de Estudiantes “El Derecho” quien no había contado con elecciones democráticas por más de 10 años. La Elección de Jurados de Oposición de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, en donde por primera vez después de 14 años triunfó una planilla ajena al oficialismo. En ambos casos, nuestro papel ha sido de acompañamiento, ya que cada unidad académica goza de autonomía. Esto es trascendental porque viene a rechazar prácticas corruptas y de politiquería dentro de la USAC. Es un proceso que seguiremos respaldando en nuestra gestión.
- La conformación del Consejo Estudiantil Universitario, quien ya cuenta con la participación de más de 10 Asociaciones. La designación de representantes de AEU ante Reforma Universitaria, como un pilar para la transformación integral de la USAC. Y a nivel centroamericano, la recuperación de espacios en la Federación de Estudiantes Universitarios de Centroamérica y el Caribe FEUCA, donde se discuten temas importantes para fortalecer la educación superior en la región.
- El comienzo de la articulación con Centros Regionales de la USAC (CUNSUR, CUNOC, CUNOR, CUDEP) atendiendo situaciones estudiantiles, intercambiando experiencias de organización y estableciendo vínculos con los movimientos sociales de cada región.
- Volver a posicionar a la AEU en las luchas sociales y populares. Empezar a construir con otros grupos de sociedad civil, de campo y ciudad, propuestas que permitan transformaciones profundas para el país. Además del acompañamiento a casos específicos, como desalojos, iniciativas de ley y resistencias.
- En materia de seguimiento a casos estudiantiles hay uno en especial que me ha impactado muchísimo: la defensa del derecho a la educación que están liderando estudiantes del Centro Universitario del Sur ante la falta de certificados de estudio por más de un año. Las y los estudiantes han denunciado la corrupción del centro, la negligencia de las autoridades y llevan 2 meses tomando el CUNSUR como medida de presión, lo cual ha servido para que el ingreso de datos avance. A pesar de la criminalización de su lucha por parte de las autoridades, para mí representan la fuerza de un movimiento estudiantil crítico que demanda una Universidad diferente. A pesar de las adversidades seguiremos trabajando en conjunto, hasta lograr “¡LOS CERTIFICADOS DE CUNSUR YA!”
¿Qué sigue?
Una de las principales satisfacciones que tenemos hasta el momento, es la autogestión y coordinación inter-institucional para la sostenibilidad de nuestras acciones, pese a que aún no contamos con el presupuesto de la AEU que le corresponde de tasa estudiantil, por cuestiones burocráticas. Al contar con este recurso, las posibilidades de apoyo directo al estudiantado son enormes.
Uno de los mayores desafíos ha sido la adaptación a este proceso de representación estudiantil, la organización de nuestros tiempos como estudiantes universitarios y muchas de nosotras y nosotros, trabajadores. Sin embargo, existe una comunidad muy fraternal entre el Secretariado de AEU y el apoyo de nuestras familias, de organizaciones y personas aliadas, que nos alienta a seguir adelante.
Para 2018 nos encontramos afinando el Plan Estratégico de AEU 2018-2019, evaluando aciertos y desaciertos a partir del camino recorrido hasta ahora. Remozando la sede de AEU para que a principios del próximo año esté lista para dar la bienvenida al estudiantado y atender de la manera más óptima.
Nos hemos propuesto decididamente la Recuperación de la Huelga de Dolores, como un instrumento de denuncia social. Constituirnos como un Frente crítico ante las Elecciones a Rector de la USAC y continuar con la ola de democratización, participación y unidad del movimiento estudiantil. Otro de nuestros objetivos es propiciar el acceso a la información pública, la fiscalización y denuncia de cualquier caso que promueva la impunidad, la corrupción y la violación a derechos, principalmente de grupos paralelos en la USAC que insisten en amedrentar a la comunidad estudiantil. Mantener nuestro compromiso con las causas sociales y populares y la construcción colectiva de propuestas para un país más digno.
Los desafíos son enormes, pero lo es más, la convicción por este sueño de revitalización del movimiento estudiantil, que pertenece a las y los estudiantes y a la población guatemalteca, que demanda una Universidad diferente.