protestas

María del Mar Leal / Colaboración /

Manifestaciones*. ¿A quién no le molestan? Pareciera ser que el único sentimiento que logran en los capitalinos es molestia y desagrado, porque lo único que logran es contribuir al tráfico y no nos dejan llegar temprano a nuestro destino matutino. Eso sin mencionar los típicos comentarios que uno suele escuchar como “¿Por qué no trabajan?” “Esos no hacen nada más que chingar” “Ni si quiera saben por qué están aquí”. Sin embargo, aunque esas manifestaciones también me afecten, me molesta ese tipo de comentarios.

Las últimas dos semanas hubo manifestaciones en distintos puntos de la ciudad, las cuales hicieron colapsar el tráfico los días que se realizaron. Esto alborotó el sentimiento de los guatemaltecos capitalinos hacia las manifestaciones en diferentes espacios; ante esto, dos publicaciones en facebook llamaron mucho mi atención. La primera que vi fue esta:

Imagen 1

Si bien es cierto que las manifestaciones y el bloqueo de calles afecta al pueblo, lo que llama mi atención de sobremanera es la frase: “No esperes que el pueblo aplauda tu lucha”. El pueblo no ve de manera objetiva ni en la manera correcta muchas –si no es que la mayoría- de las luchas campesinas. Podría decirse que es porque no comparten realidades, no entienden de necesidades, que estos manifestantes viven día a día.

La siguiente imagen que vi compartía mi pensar y sentir sobre ellas. Considero que puede ser cierto, el capitalino manifiesta en la plaza, sin ocupar arterias principales, por causas más grandes que no están exactamente a su alcance y acompañados de sus amigos y familiares, que después pueden ir a casa o a un bar a tomar una cerveza. La gran diferencia acá es que no lo hacen por causas que determinan del todo si tendrán comida en la mesa el día de hoy.

Imagen 2. Post

Imagen Post tomada de Humanistas Guatemala

La reacción de los ciudadanos, las imágenes y mi falta de entendimiento hacia su “odio” por las manifestaciones me llevó a recordar a Gayatri Spivak, pensadora india, de quien leí el texto“¿Puede hablar el sujeto subalterno?” En este, ella se cuestiona si quienes no están representados o son “invisibles” para la sociedad realmente tienen una voz y/o voto dentro de la sociedad en la que se encuentren. Yo agregaría a su propuesta si, aparte de poder hablar, es realmente escuchado o solamente ignorado por sus conciudadanos y autoridades, punto que quiero tratar en esta columna.

Para este caso específico, las personas que viven en las áreas rurales se encuentran constantemente pidiendo a gritos sus demandas principales. Aclaro que con “a gritos” no me refiero a hacerlo en voz alta, sino que lo hacen en gran magnitud y con la fuerza suficiente para movilizar a la mayor cantidad de gente. ¿Movilizar a dónde? Pues a la capital, probablemente el único lugar donde los grandes medios y las autoridades prestan atención a lo que pasa.

Entonces, si las vemos haciendo manifestaciones y movilizaciones grandes a la ciudad, uno concluiría que efectivamente, sí pueden hablar y que no resultan tan necesarias sus grandes movilizaciones. Pero me pregunto entonces ¿por qué tienen que verse forzados a movilizarse muchos kilómetros para expresar sus demandas? Vivimos en un país centralizado, en donde las principales autoridades del país están en la capital, en donde los medios de comunicación se centran en noticias urbanas y rara vez voltean a ver los hechos ocurridos en el interior del país. He ahí la razón de porqué existen tantos medios independientes que cubren noticias rurales. Nos damos cuenta entonces que sí pueden hablar pero no en su lugar natal, debe ser en el centro.

Sin embargo, ¿son escuchados al venir a la ciudad?

Algunos medios y autoridades prestan atención a sus consignas y demandas; aunque yo pensaría que es por la manera en cómo afecta a los capitalinos y el tráfico que ellas causan con sus movilizaciones por las principales arterias de la ciudad, que por sus demandas reales. Lo anterior podría demostrar, siguiendo mi lógica inicial, que sí pueden hablar, pero deben hacerlo en lugares y momentos estratégicos; además, son escuchados por algunos, pero más que todo son escuchados por el efecto colateral que crean más que por sus consignas y demandas. Usualmente son escuchados por los medios y nosotros escuchamos la historia de estos últimos, convirtiéndose los medios en nuestra fuente principal y ya no podemos escuchar de primera mano al subalterno; esta transmisión de información, lo veta de hablar.

Continúo pensando que el subalterno sí puede hablar y que el problema principal es que es necesario un espacio específico para poder hablar y, lo que me parece muy importante, el poder ser escuchados por la totalidad de la población.

Con esto, quiero dar a entender que las movilizaciones son necesarias para ellos, ya sea porque no conocen los mecanismos y procesos institucionales para realizar su demanda o porque no van a ser escuchados en la aldea lejana en la que viven. Para entender un poco más esto pueden leer: 5 tácticas que los poderosos usan para hacerte odiar a los que protestan

Entonces, ¿comprenden que no podemos echarle toda la tierra a dichos movimientos sin antes conocer realmente qué piden? Entiendo que sí crean problemas viales. ¿Podría ser más organizada para no afectar a nadie? Sí, claro que podría, todo es cuestión de mejor organización. Pero solo por luchar por sus necesidades, no es justo satanizar su lucha. Creo que es importante cambiar la manera en cómo las personas ven al otro, a ese otro sujeto con el que no comparte realidad, ninguna realidad en absoluto.

Así que, antes de satanizar una manifestación, pregúntense qué estarán pidiendo, cuál es esa necesidad tan grande que tienen, y si tienen la oportunidad y el tiempo, paren un momento y platiquen con ellos. Algo bueno saldrá de esa plática.

Imagen portada

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