Hace un año, escribí una columna sobre los poderes ocultos y su relación con los CIACS: Su génesis, los actores relevantes y las formas como evolucionaron de uno a otro. Al final de la columna dejaba una interrogante sobre cuáles podrían ser los siguientes hallazgos en torno a los actores más relevantes en casos como la Línea.

La pregunta la lanzaba a partir de las conexiones que el PP y otros miembros del crimen organizado hubieran podido tener, a partir del financiamiento electoral. Entonces se sugería de que el narcotráfico podría ser una de las actividades ilícitas que pudieran brindar el paso más allá de la corrupción.

Lastimosamente, desde los comienzos de este año hasta el día de hoy, se han revelado detalles de la relación que tuvieron altos funcionarios del gobierno pasado con los Zetas, confirmando un panorama aún más grave del que se presentaba cuando se revelaron las investigaciones iniciales.

Según la solicitud de extradición por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, la vicepresidenta Roxana Baldetti brindaba protección a Los Zetas para el tráfico de cocaína de Guatemala hacia México. A cambio ella recibía pagos que alcanzaban los US$250 mil para ser utilizados en campaña, así como protección  de Los Zetas en diferentes mítines.

La diferencia con respecto a lo que ya se conocía en torno a casos como la Línea, es la relación con otra estructura que se encuentra formada por parte de actores fuera del Estado que están relacionados con el crimen organizado.

Es decir, dos estructuras, una adentro y otra afuera del Estado, trabajando juntas, como una simbiosis en la cual las dos se ven beneficiadas.

Por lo tanto ya no son solo los funcionarios públicos llevando a cabo actividades para drenar los recursos públicos o beneficiarse de la debilidad institucional. Cuando estos funcionarios tienen una relación con el crimen organizado, se pasa de un Estado corrupto a un Estado mafioso.

En un artículo elaborado por Steven Dudley para InSight Crime, se entiende esta simbiosis del crimen organizado junto con los altos funcionarios del gobierno del PP como un Estado mafioso, a partir de los nexos que se mantenían con personajes altamente relacionados con el narcotráfico y el lavado de dinero, como Marllory Chacón Rossell.

Cuando podemos pasar de identificar no solo la estructura dentro del Estado, sino también los grupos del crimen organizado con los que trabajaron el gobierno, podemos percatarnos de la dimensión del Partido Patriota. Un proyecto político que se constituyó por medio de una red de conexiones con actores que buscaban apoyar un partido político para aprovecharse mutuamente de la debilidad institucional. Un proyecto político que buscaba la reelección y que su lógica para continuar en el poder, seguía siendo la cooptación de las instituciones para proteger a todos los actores, formales o no, que se encontraban dentro del pacto.

Imagen: Unsplash

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