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Ángel Ramírez / Corresponsal/

Dado que en los últimos meses se ha dado mucho de qué hablar en el país, o más bien, rumorear, es necesario hacer un par de reflexiones claras sobre lo que la sociedad guatemalteca se encuentra atravesando. Se han venido dando casos muy importantes (juicio Ríos Montt, extradición de Portillo, proceso a Serrano Elías, inoperancia del Congreso, discusión sobre el censo nacional) que, al ser objeto de opinión pública,  dan mensajes muy claros sobre lo que sucede en el sistema político guatemalteco.

Primera reflexión: es una necesidad urgente entender y conocer la forma en que interactuamos en cuanto a temas políticos se trata. Una parte fundamental de esta dinámica es que aún no estamos preparados para reconocernos como iguales pero con opiniones propias. Nuestro entramado de relaciones sociales únicamente parte de que se está a favor de mi posición o se está totalmente en contra.

Los grises en Guatemala no existen, a pesar que son las posiciones más ricas en contenido y que generan mejores resultados.

Segunda reflexión: todo fenómeno político se extrapola de esta esfera y llega a ser considerado desde tantas visiones que terminan siendo chismes y rumores. Eso simplemente denota la falta de legitimidad, no solo de los gobernantes, sino de toda dinámica política real y tangible. Es decir, la política deja de ser parte importante de la cotidianidad del ciudadano guatemalteco y por distintas razones, la convierte en chismes, rumores y quejas. La discusión y deliberación política queda totalmente relevada por consideraciones sin argumentaciones de fondo sobre el desarrollo en el país.

La institucionalidad política guatemalteca carece de una consolidación, tanto en sus estructuras como en sus procesos, dejando en el limbo el desarrollo del país.  Por ello, la tercera reflexión gira en torno a la incertidumbre creciente que percibe cada ciudadano sobre cómo actuarán sus instituciones y lo perjudicial que es esta situación para la gobernabilidad y sustentabilidad de nuestro sistema político. Muchos ciudadanos un día esperan que el Congreso, los juzgados y los ministerios funcionen con apego a la ley y al Estado de Derecho, pero si afecta los intereses fundamentales de ciertos grupos de poder, ya la incertidumbre los invade. Y peor aún, cuando hay ciertas personas que son consideradas “infra-ciudadanos”, ni siquiera esperan que estas funcionen, porque para ellos, nunca lo han hecho.

Debo aclarar, por supuesto, que estas reflexiones no son ni las primeras ni las últimas que se han hecho o que se harán en torno al tema. Sin embargo, es necesario que podamos pensar y entender nuestra situación política desde la mayor cantidad de perspectivas porque la realidad así lo demanda, y no simplificarla a una cuestión de dimes y diretes.  Hay que considerar que todo esto que ha estado atravesando el país tiene directas implicaciones en nuestra historia, nuestro desarrollo y nuestro futuro, por lo que hay que brindarle la importancia que se merece.

 

Fotografía: 4.bp.blogspot.com

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