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Antonio Flores/ Opinión/

¿Cuantas veces han escuchado esa premisa? Para mi gusto han sido demasiadas y la he escuchado de un grupo variado de personas: viudas de militares, gente de extrema derecha, sindicalistas, exguerrilleros, tuiteros, estudiantes de varias universidades y carreras, etcétera. Personas que si las convocáramos, formarían un grupo totalmente heterogéneo; juntos pero no revueltos como el agua y el aceite. ¿A qué viene el título? A muchas cosas, dadas las noticias e imágenes que se nos comparten en medios de comunicación nacionales e internacionales, pero por sobre todo a un artículo escrito en la revista Contrapoder, quienes tomando como base un artículo del New York Times sobre la situación en Venezuela, hacen una comparación entre el Sistema de Salud de Guatemala y Venezuela.

El artículo es una radiografía de dos sistemas de salud desabastecidos, faltos de personal e impregnados de corrupción; algo que lastimosamente parece ser común denominador en Latinoamérica. Sin embargo, este artículo parece manejar un argumento que nuestra flamante exvicepresidenta Roxana Baldetti o el comediante James Morales podrían decir en una conferencia de prensa: “¿Ya vieron como están en Venezuela? Agradezcan lo poco que tenemos y cómo los atienden, porque podrían estar peor”. Respecto a los puntos tratados por el artículo, cuatro de los cinco tratados me llaman mucho la atención y los comentaré como alguien que los ve y vive desde las entrañas del sistema de salud.

FALTA DE INSUMOS MÉDICOS

Según el artículo, ante la falta de insumos en los hospitales en Venezuela, las personas deben comprar en el mercado negro medicinas o equipo para que se les atiendan o se les preste atención a sus familiares. Caso contrario a Guatemala, donde la gente sí puede ir a la farmacia a comprar su “kit de cirugía” de Q500 o Q1,000 (dependiendo de la urgencia y gravedad de su padecimiento). ¿Hay diferencia entre el mercado negro y las farmacias de nuestro país? Tal vez, pero me atrevería a decir que no, sobretodo cuando la salud y en especial los tratamientos médicos son vistos como negocio redondo. Farmacias Galeno fue intervenida por la SAT, PISA llevó a toda una junta directiva del IGSS a proceso judicial y las grandes casas farmacéuticas no se pronuncian cuando se sobrevaloran sus productos en licitaciones gubernamentales.  Vayamos a uno de los hospitales nacionales, el MSPAS repite hasta el cansancio que hay abastecimiento de “hasta el 85%” en las bodegas y funcionamiento pleno de quirófanos, cocinas y lavanderías”. Desafortunadamente, los estándares sobre los cuales realizan su evaluación están sumamente desactualizados y no se ajustan a la realidad nacional.

PERSONAL MAYORMENTE ADMINISTRATIVO

Al parecer, debo estar agradecido de que los médicos y enfermeras no se encarguen del trabajo administrativo, eso no lo niego; a nadie le gustaría saber que un médico está contestando llamadas en lugar de estar salvando vidas en un quirófano. Sin embargo, creo que no hay porqué estar agradecido con secretarias prepotentes e inhumanas, que ridiculizan y hasta denigran al enfermo; contadores, conserjes, personal de seguridad, administradores, etc; todos contratados en demasía y sin control, algunos ganando sueldos onerosos sin esfuerzo y otros escudados en el sindicato de Salud. Para ejemplo, un centro de salud en algún municipio de nuestro país (no recuerdo cuál) gastaba 90% de su presupuesto en tareas administrativas (gasolina, talleres, agua, luz, pago de personal administrativo) mientras que el resto se invertía en insumos y equipo. Esto deforma por completo la misión del sistema de salud y la atención a las personas.

ENERGÍA ELÉCTRICA Y SERVICIOS BÁSICOS

Menos mal la gran factura atrasada de agua y luz que tienen los hospitales, puestos y centros de salud no es tan alta como la que tienen en Venezuela. Digo, nos falta oxígeno en el San Juan, las tuberías/drenajes no funcionan en el Roosevelt, el agua llega de vez en cuando al Federico Mora y con mucha suerte o unos cuantos favores, los puestos de salud en el área rural van a tener agua potable, luz y extracción de basura. Pero a pesar de esas carencias, estamos mejor que Venezuela.

El artículo dice “Bebés prematuros mueren porque las máquinas dejan de funcionar y se tiene que mantener la máquina manualmente.” pero olvida mencionar que en el HGSJD hubo una crisis con el oxígeno a principios de año y niños prematuros, adultos y pacientes en el intensivo se vieron en aprietos o el aumento de muertes de recién nacidos por enfermedades nosocomiales. La respuesta del entonces Ministro de Salud fue: “¿Y porque hacen escándalo? Si niños se mueren todos los días, eso es normal…”

TIEMPO DE ESPERA

“En las salas de emergencia de Guatemala, una persona espera cerca de cuatro horas. Pero la persona recibe atención eventualmente. En Venezuela, sin embargo, varios pacientes son atendidos en los pasillos hechos para la espera (…) hay personas que duermen en el piso sobre sus charcos de sangre.”

Pasillos con camillas de enfermos o fallecidos, pisos llenos de sangre, vómito, insumos o vísceras; techos caídos, paredes con filtraciones, cableado expuesto y demás es lo que encontramos en muchos servicios de los hospitales nacionales (y eso que no somos Venezuela). Pero menos mal que en la emergencia, solo hay que esperar 4 horas para que te atiendan, más les vale no llegar en situación delicada; aunque después uno se de cuenta que la espera a veces no vale la pena, porque no hay medicina, los rayos X no sirven, no hay reactivos o las camas están llenas y no se puede dar ingreso.

Ahora yo les pregunto: ¿Deberíamos conformarnos con estar mejor que Venezuela en muchos otros ámbitos aparte de la salud? ¿Deberíamos seguir dando las gracias porque todas las masacres, atentados y desapariciones de la guerra interna nos “salvaron de ser otra Venezuela”? Cada uno sabrá, según sus ideas y juicios, pero al ver todo desde adentro, les diría que no deberíamos estar conformes con absolutamente nada de lo que acontece en la administración y legislación de nuestro país, independientemente de como esté Venezuela o cualquier otro país; porque descaradamente esta semana aumentaron los viáticos del gobierno, pero no los insumos en los hospitales. El sindicato del Congreso alega cacería de brujas, mientras los médicos trabajan sin sueldo y en condiciones precarias; el ejército recibió un aumento de su presupuesto por la extinción de dominio, pero el MP tiene recursos para trabajar hasta agosto. Incoherencias del gobierno de los “ni corruptos ni ladrones” que deberían dolernos, indignarnos o llenarnos de rabia, porque no es lo que queremos ni necesitamos.

Pero no me hagan caso, porque siempre podemos alegrarnos al decirnos una y otra vez “Gracias a Dios no somos Venezuela”.

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