Diana Roca / Colaboración

Esta es mi despedida, después de pasar 5 meses de intercambio en Cali, Colombia en un semestre internacional en la Pontificia Universidad Javeriana y la explicación de por qué fue lo peor que me pudo pasar.

Al salir de casa, todos teníamos miedo. Teníamos preguntas y una maleta llena de incertidumbre. Vivir en un país diferente, sin tus amigos y familia, no es algo fácil pero fuimos valientes y decidimos emprender vuelo y dejar nuestras casas, nuestra zona de confort para venir a Colombia a darnos cuenta que los sueños realmente se pueden cumplir.

Veníamos de diferentes países, algunos más lejos que otros. Qué increíble es el destino que se encargó de unirnos sin importar las diferencias culturales, idiomas o acentos.

Al final, coincidimos aquí y ahora para que nuestro intercambio no fueran varios meses de nuestra vida, si no que fuera una vida en varios meses.

Nos hicimos compañeros de aventuras, hermanos,  hermanas y amigos para toda la vida. Vivimos experiencias que nunca imaginamos, perdimos miedos, nos enfermamos, viajamos, crecimos, lloramos, reímos y realizamos muchas cosas por primera vez. Cuando menos nos dimos cuenta, fuimos cambiando. Ya no pensábamos igual, ya no hablábamos igual, ya no hacíamos las mismas cosas que antes. No sé cómo, ni se cuándo pero de un momento a otro descubrimos nuestro propio yo sin perder nuestra esencia. De un momento a otro encontramos un apoyo, una familia internacional.

Estoy segura que en el futuro, vamos a recordar estos cinco meses como los mejores meses de nuestras vidas; como la mejor época y la vamos a contar con mucho entusiasmo. Poco a poco entendimos que cuando una persona parte, no solamente se va de su país, sino también deja partes de ella en cada lugar al que va en cada persona que conoce, vamos dejando huella.

Cuando regrese a Guatemala y cuando cada uno regrese a su país, tienen que saber que ya no estaremos completos, porque nuestro corazón siempre estará en diferentes partes del mundo. Como dice la frase “es el precio que se tiene que pagar por el honor de querer y haber conocido personas de diferentes países”.

Ahora las maletas no están llenas de incertidumbres, ahora los recuerdos pesan más que esas maletas.

Qué difícil pero al mismo tiempo, qué suerte tenemos de que el destino nos unió; de tener algo tan grande como una familia de todos los países que se nos hace tan difícil decir adiós, hasta pronto.

Hoy nos separamos. Agarramos diferentes caminos; pero no olviden que el mundo es redondo y que nos volveremos a encontrar. Como decía Mario Benedetti: “No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo”.

Hoy nos damos cuenta que la experiencia no terminó; mejor dicho apenas está comenzando. Un intercambio te abre puertas a un mundo de posibilidades que no habíamos visto y que jamás vamos a poder cerrar. Regresamos, cambiamos y somos personas que piensan totalmente diferente. Con una visión más amplia del mundo, con la firme convicción de que los obstáculos y límites no existen más que los que uno mismo se impone.

Al principio decía que hacer un intercambio en Cali fue lo peor que me pudo pasar, y esto es porque no sé cómo van a ser mis días de ahora en adelante sin los amigos que hice. No sé cómo van a ser los viernes sin rumba, o la búsqueda de una mesa para almorzar en cañas a la una; bailar salsa o tomar aguardiente o mis tardes en la plazoleta central y las pláticas con ustedes. Lo que hace que un lugar sea inolvidable es lo que te rodea; los amigos, la familia internacional.

Nada se parecerá a la libertad con la que se vive aquí. Esos viajes que realizamos que nos recuerdan que aún tenemos esa habilidad de sorprendernos y descubrir que aún nos hace falta mucho por descubrir.

Siempre voy a extrañar convivir con personas de todo el mundo. Voy a extrañar tantos acentos a mí alrededor, aprender nuevas palabras y contar con una familia de tantos lugares. Voy a echar de menos todo, mi vida después de Cali no será la misma. Recuerden que las amistades verdaderas son para toda la vida y que mi casa, es su casa; y que solo se necesita una persona, un intercambio, y un momento para cambiar la vida para siempre. ¡Gracias amigos! ¡Gracias familia! ¡Gracias Cali!

Dicen que uno siempre regresa a los lugares donde fue feliz.

¡Nos vemos pronto Cali, nos vemos pronto familia!

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