LandMov

Ana Raquel Aquino/ Opinión/

¡El #EstudianteGT razona, critica y actúa!

“Somos guatemaltecos, estudiantes, docentes, profesionales interesados en contribuir a la transformación social y política del país…”

Así empieza el comunicado oficial de Landivarianos. Estudiantes que planteamos una revolución de fondo en los movimientos estudiantiles de nuestro país. Hace falta, desde hace rato, organización de grupos que logren transmitir la voz del estudiante universitario promedio. No es secreto para nadie que la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) de la Universidad de San Carlos de Guatemala ha sufrido del mismo mal que el gobierno y fue cooptada por la corrupción y el tráfico de influencias (ahora que se ha pronunciado por la situación, todavía tenemos dudas de que sea legítimo). Se tiene la noción de que los únicos movimientos estudiantiles han nacido y provienen de la USAC. Landivarianos quiere cambiar la idea. Es una propuesta pura, emergente e independiente que desea trabajar con los demás universitarios.

Nace por la coyuntura y para resolver preguntas como: ¿Dónde están todos los estudiantes y sus ideas en momentos de crisis? ¿Acaso no tenemos nada qué decir? ¿Con quiénes salgo a manifestar si soy estudiante de una universidad privada? ¿Acaso los estudiantes no nos indignamos también? ¿Acaso no somos “también pueblo”, como gritan los sancarlistas? ¿No somos nosotros, también, los herederos de este relajito de gobierno?

La iniciativa que empezó con un pequeño grupo de estudiantes de políticas en un salón de clases un día cualquiera, ahora se ha convertido en un grupo organizado de estudiantes, docentes y profesionales de todas las facultades de la Universidad Rafael Landívar, que intenta incluir a muchos más estudiantes de distintas carreras y universidades del país.

Entendemos que el reto de la sociedad guatemalteca es enorme pero queremos coadyuvar para:

1. Botar los estereotipos históricos acerca del movimiento estudiantil organizado;

2. Borrar líneas divisorias innecesarias entre la universidad estatal y las universidades privadas (entendemos que no se puede tapar el sol con un dedo pero también sabemos que todos tenemos un mismo objetivo común) y;

3. Ser parte activa de la organización de la sociedad civil para quitar del poder a dirigentes corruptos y funcionarios con intereses personales que no favorecen a la colectividad.

Como estudiantes –hablo principalmente por los landivarianos, sin ser excluyente- nos enseñan a razonar, criticar al sistema, modificar estructuras, cuestionar lo establecido, “aprender a desaprender” como dice Cultura Profética. Quisiéramos ver entonces, que la articulación que hasta la fecha se ha dado produzca resultados reales, propuestas concretas. Como dicen, “la protesta sin propuesta, no vale” pero los primeros pasos ya se dieron.

Los landivarianos tenemos retos entre los cuales están unificar voces jóvenes y llegar a un consenso en un país históricamente dividido; ejercer ciudadanía activa; ser el puente con otras universidades; ser el vínculo y red frente a la Universidad de San Carlos de Guatemala. Se puede hablar de muchos retos y objetivos. Aún hoy no sabemos cómo lo lograremos puesto que es la primera vez que se intenta articular un movimiento inter universitario: un genuino movimiento estudiantil guatemalteco. Este es el experimento.

Lo bueno es que los resultados dependen de nosotros mismos.

Aspiramos al consenso y a aportar iniciativas de fondo, que logren cambiar estructuras. Queremos ser la chispa que encienda y oriente al movimiento estudiantil puro en esencia, que sea lo que necesitan las universidades y Guatemala. Organizarnos como sociedad civil es vital, representando lo que somos: estudiantes. Sin necesidad de ningún partido político queremos atravesar generaciones y clases socioeconómicas en aras de un objetivo común: un futuro mejor.

Hay que dejar claro que cada individuo puede tener una preferencia ideológica en particular, pero es importante tolerar la diversidad de opiniones y no dejar que eso bloquee el intercambio de ideas para después consolidar planes estratégicos y organizados que logren llegar a las cúpulas de poder. ¿De qué otra forma “empoderamos” a la ciudadanía joven? ¿Al ciudadano común y corriente? ¿A los jóvenes menores de 30 años que son la mayor parte del electorado?

Bien lo dijo Luis Velásquez en El Salmón: “Si bien es importante que los ciudadanos se manifiesten a título personal, es imprescindible el liderazgo y la fortaleza del movimiento universitario y los movimientos sociales para que las manifestaciones sean efectivas, para saber hacia dónde dirigir las protestas y en dónde plantear las demandas.”

Existen delimitaciones de lo que es “posible” en Guatemala y solo es cuestión de empujar ese límite, ese historial para modificar y evolucionar. ¿Cuántos de nosotros pensábamos que Roxana Baldetti no renunciaría nunca? Ahora que renunció no es motivo para quedarse de brazos cruzados sino todo lo contrario. Es momento de analizar qué pasaría si se cumplieran –o no- las demás protestas. Es necesario visualizar que este “portal de indignación” es momentáneo y que cuando baje la euforia colectiva también cesarán las protestas pero para que el sistema verdaderamente mute hay que provocar que la infraestructura tiemble y caiga, si tiene que caer. Solo así podremos reconstruir una sociedad con bases firmes y sólidas.

Si me preguntan, sería bueno recuperar institucionalidad democrática; representatividad en el Congreso; contar con magistrados y jueces de trayectoria honorable y ética intachable; ciudadanos informados, reflexivos y críticos; estudiantes empáticos y exigentes.

Yo ya no veo tan lejos eso de un país mejor…


Facebook: Landivarianos /Twitter: @landivarianos

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