Hace dos semanas se publicó el Informe del Banco Interamericano de Desarrollo, sobre la Economía Digital y su avance en la región americana, me llamó mucho la atención ver  cómo un proceso que probablemente iba a tardar un par de décadas en establecerse en un sector económico firme, ha acelerado su presencia en la región, por la coyuntura de la pandemia que estamos viviendo; ya que muchos sectores industriales vistos como tradicionales, se han volcado a canales digitales para adaptarse al funcionamiento durante la pandemia

La economía digital, se puede definir como toda actividad financiera que tenga como respaldo una plataforma digital. Con esta base, dicho sector financiero se puede comprender desde las ventas a través de redes sociales, hasta los servicios de transporte o abastecimiento como Glovo y Hugo; empresas que tienen su funcionamiento a través de aplicaciones móviles.

Guatemala se muestra como el 3er lugar de Centro América y el Caribe, que mayor crecimiento digital ha presentado a partir del año 2019; solo detrás de Costa Rica y República Dominicana. A Pesar de la recesión mundial, la proyección es que el crecimiento del sector digital crezca en Guatemala para 2020, entre un 5% y 8%, siendo el principal motor: las ventas a través de medios digitales, seguido de los servicios financieros y de e-comers. Con los cierres de fronteras, la caída de los servicios de turismo y transporte cayeron, pero continúan con la esperanza de restablecerse con las medidas sanitarias correspondientes.

Algo es seguro, la economía digital llegó para quedarse y es un sector que está creciendo a un ritmo incomparable. Sin embargo, dentro de una nación como Guatemala, el ecosistema social y económico no es el adecuado para que el sector digital se desarrolle en su totalidad. Un dato importante para comprender esta analogía, es la infraestructura digital que tiene Guatemala. Es asombroso ver que muchas personas pueden llegar a tener hasta tres Smartphones y que en comunidades donde no hay un acceso total a servicios básicos como el agua potable o luz eléctrica, las personas sí tienen acceso a teléfonos inteligentes.

El hecho de ser usuario de redes sociales, no significa que tenga el poder adquisitivo de contratar un servicio digital o hacer una compra a través de Facebook.

La realidad de Guatemala es que cuenta con muchos usuarios digitales, pero pocos compradores reales, ya que la economía digital se encuentra centralizada en la ciudad capital, al igual que todos los servicios de transporte y financieros.

La economía digital, sí es una opción viable para poder enfrentar la inminente crisis económica que ha generado la Pandemia del COVID-19. Pero también requiere de una fuerte intervención de las entidades públicas, para terminar de establecer al sector digital, como un pilar económico. Es necesario crear incentivos como la reducción de trámites burocráticos para la inscripción de empresas digitales, facilidad de crédito, apoyo en el área técnica y académica para la preparación e inducción de profesionales calificados; son alguna de las medidas que Guatemala debe adoptar para  terminar de establecer la economía digital, como parte de su agenda económica y financiera.

Tenemos una oportunidad única y no podemos desperdiciarla, ya que puede ser el establecimiento de la piedra angular para la economía guatemalteca, en las próximas décadas y generaciones.

 

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