Christian Montenegro/
Mudo
Me atraganto en palabras, empujan desde el centro de mi corazón con tal fuerza que no logran salir ordenadas.
Torpemente logro emitir algunas sílabas que no dicen nada. Es tan nula mi capacidad de expresarme que mis ojos traducen lo que siento.
De pronto, siento un agujero en el centro de mi cuerpo, como si el miedo hubiese secuestrado el poco valor que albergaba en mí. Me empiezo a inundar por dentro, poco a poco hasta que mis ojos rebalsan lo que ahoga mi alma.
Así, parece que algún ladrón ha robado la capacidad de decir todas las palabras que tenía guardadas, aquellas que en mi mente imaginaba que decía, una a una, pero sólo ha quedado un febril “te amo”, las únicas dos palabras que por más que repito, tú no entiendes.
No, y de nada sirve traducírtelas con lágrimas.
Extraño
Ayer, volví a pensar en ti como lo hago cada día; y la palabra “extraño” cobra un significado diferente dependiendo de cómo se conjuga, contigo siempre toma un matiz ambiguo, amorfo e indefinido.
Empieza con un extraño tus besos, tus llamadas y mensajes de buenos días, pero termina con un extraño… Así a secas, de esos extraños que ya no se conocen ni reconocen.
También, es extraño sentir que aún no te olvido, pero eres sólo un extraño recuerdo que extraño cada día…. un poco más extraño, un poco más.