Carlos Navas / Corresponsal /

El 9 de marzo de este año, en el noticiero Univisión se habló de una noticia que me impresionó y horrorizó al mismo tiempo.  La noticia tenía por título “Mujeres desfiguradas con ácido exigen justicia.”  La nota hablaba del caso de varias mujeres que han sido rociadas con ácido en Colombia.  Lo más impactante al respecto son las razones por las cuales estas mujeres han sufrido estas lesiones. Casos como el de Gina Potes de 35 años por ejemplo, a quien su novio le roció ácido en la cara porque ella quería terminar la relación; o el de Nubia Espita de 33 años a quien le rociaron ácido en la cara simplemente por ser extranjera. En ninguno de ellos la justicia ha prevalecido.

Según cuentan los informes, los casos reportados en Colombia sobre mujeres rociadas con ácido fueron de 50 en el 2010 y de 43 en el 2011. De todas las denuncias recibidas no se realizó ninguna captura o resolución al respecto.  Con más de 15 cirugías, estas mujeres no han logrado ser ni la sombra de lo que solían ser, tanto física como psicológicamente ya que quienes realizan estos actos bestiales apuntan al rostro de sus víctimas dejándolas en condiciones deplorables e irreconocibles.

Más impactante aun es saber que estos crímenes son considerados como castigos aceptables en ciertos países como Pakistán, Bangladesh, Irán o Afganistán, en donde rociar a mujeres con ácido en la cara se ha convertido en una tradición de arraigo popular y en donde las cifras ascienden a ¡100 casos por año!

¿Las razones?, no cubrirse la cara adecuadamente,  infidelidad, no obedecer a su esposo, salir sin permiso, hablar con otros hombres.

Y aunque en  Colombia no sea un factor cultural, sí se está convirtiendo en un factor social utilizado como venganza, vandalismo o “broma”. Muchas han sido las manifestaciones y las discusiones sostenidas a nivel internacional sobres estos crímenes y el mayor inconveniente al respecto es la falta de la tipificación del delito como tal en las distintas legislaciones de los países en donde se han reportados estos casos.

Este año, en la edición número 84 de los premios Oscar de la industria cinematográfica estadounidense, se premió como mejor documental a “Saving Face” el cual narra la historia de un doctor de origen pakistaní pero con residencia en Londres, Inglaterra quien se ha esmerado por ofrecer un servicio de reconstrucción a todas aquellas personas -mujeres en su espeluznante mayoría- que han sido víctimas de violencia con ácido. Este documental ha servido para atraer la atención de la comunidad internacional con respecto a este tema que está afectando cada día a más y a más mujeres en distintos lugares del mundo y también sirvió de pauta para poder dar cárcel a uno de los perpetradores de estos crímenes en Pakistán. También existe la fundación Acid Survivors Foundation of Pakistan” cuyas luchas y esfuerzos por encontrar justicia han logrado dar ayuda a una gran cantidad de mujeres víctimas de estos crímenes.

Por lo tanto, cabe preguntar, ¿existe algo similar en Guatemala? Afortunadamente podemos asegurar que no, al menos no en el porcentaje y marco sociocultural de los países mencionados anteriormente. Existen varias leyes en nuestro país en donde  los derechos de las mujeres están asegurados y garantizados.  Leyes como el decreto 22-2008 “Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer” hacen incluso que no sea necesario tipificar de manera expresa ciertos delitos que se puedan llegar a ocasionar en contra de las mujeres e incluso en el código penal guatemalteco se castiga las consecuencias de los delitos más que el delito en sí, abarcando con ello una gran cantidad de posibles crímenes.

Aun así, aunque en nuestra legislación se pueda prever y castigar acertadamente a quienes cometen delitos en contra de la mujer y se encuentran derechos y garantías para asegurar su protección, son miles las mujeres que día a día, mes a mes y año con año son víctimas de varios tipos de violencia.  ¿Es necesario entonces llegar a tener que leer en los titulares de nuestros medios de comunicación aquellos titulares que le están dando la vuelta al mundo para crear conciencia a favor de la dignidad de las mujeres?

Protejamos a nuestras mujeres, cuidemos de ellas, evitemos que lleguen a ser una estadística más y oremos por aquellas cuyas circunstancias que han hecho de sus vidas una historia de inspiración y admiración en donde nos demuestran que el amor a vivir puede superar cualquier obstáculo.

 

 

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