Laysa Palomo/
Hace algún tiempo escuché decir a alguien mayor que una mujer “exitosa” es aquella que sabe pintar, tejer, tocar algún instrumento, cocinar y hablar más de dos idiomas. No pude evitar pensar que una mujer es más que esto, o al menos en la época actual en donde su papel ha cambiado de aquel en el cual únicamente podía llegar a ser una ama de casa.
Actualmente vemos mujeres desempeñando roles laborales o sociales que jamás hubieran pasado por la cabeza de generaciones pasadas. Una taxista, una militar, una ingeniera o una presidenta todavía causan conmoción en la sociedad machista que el mundo está tratando de romper.
Sin embargo, ¿hemos pensado qué sucede cuándo aquellas mujeres llegan a ser líderes, a ocupar cargos de poder?
Andrea, estudiante de arquitectura, nos explica un poco lo que le toca vivir día a día: “Cada vez que llego a la obra, los trabajadores me dicen que prefieren esperar a que llegue algún jefe para continuar con la tarea. Ellos no entienden que la que manda allí soy yo, por lo que tengo que tener un carácter fuerte y hablarles en una forma ruda”.
¿Carácter fuerte y hablar en forma ruda? Al parecer, aquellas mujeres que han logrado un puesto de poder se han visto obligadas a repetir conductas machistas para poder ser escuchadas.
Si queremos un mundo lleno de igualdades para ambos géneros, ¿por qué repetimos los mismos patrones? ¿Qué diferencia hay entonces en que una mujer pueda llegar a ser la gerente general de alguna compañía si se comportará de la misma manera en que lo hace un hombre?
La mujer actual tiene una obsesión por ser igual que el hombre, y no se por qué, si el hombre es un pobre diablo desorientado.(Antonio López)
Y vaya que es cierto. Nos tratamos de igualar a los hombres, haciéndoles ver que todo lo que ellos hacen nosotras también podemos y hasta en tacones, pero ¿verdaderamente nos estamos demostrando a nosotras mismas algo?
Creo que vale más la pena que una mujer con su propia naturaleza sea capaz de alcanzar diferentes metas y no necesariamente debe de tomar el mismo camino que utiliza el sexo opuesto.
Yo como mujer creo en el poder que tenemos, pero también tengo claro que debemos romper con paradigma que la mujer debe ser “macha” para alcanzar cosas en la vida. ¿De dónde sacamos esta idea? Hemos dejado a un lado nuestro corazón y nuestras emociones, para adoptar comportamientos que solamente ellos saben tener.
De haberlo sabido, hubiera sido más fácil ponerles a los hombres una falda y el mundo seguiría siendo lo que es.
No quiere decir que todo lo que los hombres hacen sea malo o que todo lo que una mujer exitosa también; lo importante es abrir nuestra mente para celebrar las diferencias de cada sexo y especialmente para reflexionar sobre la reproducción de actitudes machistas en uno y otro género.
Practiquemos la tolerancia y aprendamos unos de otros a encontrar respuestas para un bien común y no para un “yo aquí mando”.