Siempre pienso unas horas antes de iniciar a escribir sobre qué voy a escribir; pero por mi mente creo que nunca pensé que escribiría sobre un tema tan delicado y sobre todo preocupante como el de hoy. Ya había escrito antes sobre niñez y juventud, pero muchas veces a favor de ellos y/o en contra de quienes abusan de ellos.

El título suena fuerte, sin embargo no podemos escapar de la realidad en la que viven muchos niños actualmente en nuestro país y creo que tal vez yo me di cuenta muy tarde de una realidad que ya existía en mi municipio Cobán en Alta Verapaz. Hoy les cuento una triste historia.

Hace unos días cuando salí a trabajar con un compañero en su motocicleta y nos movilizamos de un punto de cobertura noticiosa hacia otro punto, nos percatamos cuando dos niños de aproximados 9 años que se movilizaban en bicicleta (de niños) se detuvieron de manera brusca en la esquina de un semáforo, en donde varias horas antes había otro niño de la misma edad pidiendo dinero a los pilotos de los vehículos; estos dos niños en las bicicletas le empezaron a pegar al otro menor y entre forcejeos lo “bolsearon” como decimos coloquialmente y le robaron las pocas monedas que había pedido, posiblemente con mucho esfuerzo bajo el sol.

Como el semáforo se había marcado luz verde y porque teníamos otros vehículos atrás no pudimos detenernos para apoyar o detener lo que a simple vista parecía una pelea, que al observar detenidamente nos dimos cuenta que era un asalto; yo tan solo logré gritarles “bueno muchá qué les pasa tranquilos” y otras personas que iban caminando no hicieron nada más que una señora que se quedó observando; le dije a mi compañero periodista que nos detuviéramos para ver qué pasaba pero nos costó encontrar parqueo que cuando corrimos donde estaba el menor asaltado, porque eso fue, los niños ladrones como pudieron se metieron entre el tráfico y se esfumaron como si fueran ladrones profesionales.

Esta columna de opinión, lleva dos puntos que quiero comentar; el primero sería ver a menores de edad pidiendo dinero en semáforos, lejos de sus viviendas y exponiéndose a este tipo de circunstancias como la delincuencia; en nuestro país las oportunidades no son equitativas y deja en el olvido a familias completas, pero especialmente a los niños que se han visto en la necesidad de salir a las calles a vender golosinas a altas horas de la noche o en lugares solitarios, ya sea porque en casa los obligan, porque ven a mamá sola y querrán ayudar o por cualquiera que sean las razones.

El gobierno debe actuar y no solo dirigir discursos que en vez de cumplirse lo que dicen, es todo lo contrario, pues en Cobán no se miraban niños pidiendo dinero en las calles como ahora y es que el número aumentó porque vemos niños en cada dos esquinas del centro de la ciudad.

Dije que comentaría dos puntos y este es el segundo; me preocupa grandemente ver a niños ladrones robando como profesionales, puesto que se escabulleron tan bien que los perdimos de vista en un dos por tres; la delincuencia en nuestro país está alcanzando a niños que son ellos los actores y protagonistas, que se están convirtiendo en potenciales ladrones que no tendrán ningún remordimiento en robarle a una persona, pues están creciendo en su niñez con algo que será tan común.

El Ministerio Público y la Policía Nacional Civil, deberán tomar acciones en beneficio de la niñez guatemalteca para evitar que se expongan en semáforos y que sean absorbidos por la delincuencia;

así como el gobierno central en la creación de oportunidad equitativas, para que los menores vayan a las escuelas y los padres tengan con qué mantenerlos y por último que las municipalidades creen espacios de distracción sana como parques y juegos infantiles para ellos.

Sueño con una Guatemala más justa y digna para todos sus ciudadanos.

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