Lenina García / Opinión /

En este mes de marzo que finaliza, se conmemoró el día internacional de la mujer. Fecha que nos remonta a las luchas de las mujeres, que a nivel histórico han demandado condiciones igualitarias en el trabajo, la casa, la sociedad.

Y aunque el 8 de marzo, en las calles podía verse a muchas jóvenes con una rosa en la mano, con chocolates, tarjetitas y regalos; en la práctica, no se movió ni un ápice la realidad para las mujeres. Al contrario, durante el mes de marzo se afianzó aún más el rechazo que muchos políticos tienen hacia la participación política de las mujeres y la equidad de género.

Me refiero al proceso que se está llevando a cabo en el Congreso de la República ante la Iniciativa de Ley No. 4973, que contiene la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos –LEPP-. Esto ha significado un avance por democratizar el proceso electoral en el país, producto de varios años de análisis y  consenso en 2015, entre el Tribunal Supremo Electoral –TSE-, las mesas específicas creadas por el Congreso de la República y el consenso de pueblos originarios, organizaciones sociales, gremiales, que integran la  Plataforma Nacional para la Reforma del Estado, coordinada por la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Entonces ¿Por qué tanta negación a la participación política de las mujeres?

Artículo 212: Paridad y Alternabilidad

Las reformas a la LEPP incluyen distintos cambios, entre los cuales se propone regular el financiamiento político de las campañas proselitistas, la reelección de candidatos, la propaganda, entre otros.

La importancia del Artículo 212 es que reafirma el principio de igualdad, a través de la Paridad y la Alternabilidad para las oportunidades  de  acceso a los cargos de decisión a mujeres y a personas de los pueblos indígenas y asegurarles  el ejercicio de su ciudadanía a ser electas. Aunque esta iniciativa no solucione por completo el tema de la participación política de las mujeres, es  una reforma necesaria para garantizar su inclusión en la toma de decisiones, lo cual es un derecho, no una caridad.

El Artículo 212 ha generado polémica en el Congreso de la República, a tal punto que algunos congresistas han mencionado que “los espacios se ganan por capacidad”, cuando es evidente que el actual sistema político  –en su mayoría conformado por hombres-, no ha reflejado tal afirmación, más bien ha estado marcado por una cultura patriarcal, donde impera el ansia de poder y la corrupción.

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“Es imperativo que la sociedad realmente se democratice, y que abra las oportunidades de participación a los grupos excluidos como las mujeres, pueblos indígenas y jóvenes. Que la política es un ámbito donde todas y todos debemos opinar y participar, porque las decisiones que se toman en esos espacios nos afectan como ciudadanas y ciudadanos”.

-Ana Silvia Monzón (Doctora en Ciencias Sociales y feminista guatemalteca)

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A pesar que la Corte de Constitucionalidad ya dio Dictamen Favorable a la iniciativa y el Tribunal Supremo Electoral también ha ratificado su aprobación, existe hostilidad de parte de la mayoría de diputados.

Pero ¿Existe democracia sin las mujeres?

No hay democracia sin las mujeres

Guatemala es uno de los pocos países en América Latina que no contempla la paridad en su legislación. Y aunque a nivel mundial la lucha por la equidad de género es una prioridad según el Período de la Nueva Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y la iniciativa de la Organización de Naciones Unidas ONU “Por un planeta 50-50: Demos un paso por la equidad de género”, el cual promueve que se exija a los gobiernos realizar compromisos nacionales para abordar las dificultades que impiden progresar a las mujeres y las niñas, y alcanzar su pleno potencial, Guatemala se niega a dar el paso.

No se trata de darle la vuelta a la tortilla, ni que las mujeres sean superiores a los hombres, entre otros mitos que el patriarcado ha creado para confundir a la población sobre la lucha feminista. Se trata de igualdad de condiciones y oportunidades. Las mujeres, al igual que los hombres, somos ciudadanas de este mundo y también tenemos derecho a participar en política. Eso ya no tendría que estar en discusión.

Y no se trata solo de “espacios en política”. La lucha por la equidad de género busca democratizar también el ámbito de la casa, la escuela, el trabajo, el cuerpo. Entender que las responsabilidades del hogar son compartidas, el acceso a la educación, a un trabajo digno no es un derecho exclusivo de los hombres.

Y tal vez ese sea el verdadero temor: el miedo a la libertad.

Hoy a las 11 Hrs. se discutirán nuevamente en el Congreso, las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos LEPP, incluyendo el Artículo 212 de la Paridad y Alternabilidad. Exijamos al Congreso de la República que cumpla con su función y que no postergue más esta demanda histórica por la equidad de género. Por la construcción de un país igualitario, por las futuras generaciones, por el bienestar de todos y todas, que somos complemento para transformar la realidad. ¡PARIDAD YA!

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