G.E.P. Irungaray/ 

 

1. En otro principio volvió Dios a crear,

el cielo, la tierra y los mares muy bien.

El sol y la luna pudieron brillar,

los astros y estrellas brillaron también.

 

Las flores y plantas volvieron a ser,

con los animales un nuevo Edén.

Toda la hermosura se volvió a ver,

Con que Él dijera solamente Amén.

 

No, ¿Otra vez?, ¡No!

 

2. En otro principio volvió Dios a crear,

ríos cristalinos de suave correr.

Sus aguas podían felices cantar,

y muchas criaturas adentro tener.

 

Los peces danzaban en su interior,

podían las aves sus aguas tomar.

No había otra cosa en el mundo mejor,

quién lo pensaría, ¡Volvió a pasar!!

 

No, ¿Otra vez?, ¡No!

 

3. En otro principio volvió Dios a crear,

majestuosos bosques llenos de color.

Que cruzan sus ramas para saludar,

al rayo de luna con su resplandor.

 

Muchos animales con gran emoción,

debajo de sombras solían jugar.

En todos había una gran ilusión,

de estar siempre juntos y colaborar.

 

No, ¿Otra vez?, ¡No!

 

¿No bastó hacerlo ya en el pasado?

¿Por qué repetir los errores,

que pudieron haberse evitado?

 

No, ¿Otra vez?, ¡No!

 

¿No bastó hacerlo ya en el pasado?

¿Por qué preocuparse de nuevo,

y sentirse otra vez fracasado?

 

4. En otro principio volvió Dios a crear,

levantó los ojos y vio al más allá.

Sonrió a los suyos para exclamar:

“Ya no me preocupo, el hombre no está”.

 

Un ángel muy triste lloró con dolor,

pues según pensaba debía de haber;

en todo lo bello un poco de amor,

al hombre entonces tendrían que hacer.

 

¡Pero esta vez, no!

 

5. En otro principio volvió Dios a crear,

a una criatura que fuera capaz,

de ser responsable de poder cuidar,

esa obra maestra que puso en la faz.

 

A una criatura capaz de sentir,

que fuera consciente y tuviera temor.

Que no fuera tonta para destruir,

lo que se había hecho con tanto amor.

 

¡Pero esta vez, no!

 

6. En otro principio volvió Dios a crear,

a una criatura que le fuera fiel.

Estaba seguro de ya no fallar,

pues este sería diferente a Él.

 

No se creería un dios con poder

y al mundo querría otra vez destruir.

Ahora usaría su amor y su ser,

diciendo a los suyos que es bello vivir.

 

¡Pero esta vez, no!
No lo haría como hizo al pasado.

Ese hombre no quiso a las flores,

solamente era un ser desalmado.

 

¡Pero esta vez, no!
No lo haría como hizo al pasado.

Ese hombre era como un cuervo,

que tenía el cerebro cortado.

Imagen: Unsplash

 

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