Derrechos Humanos

Pablo Rangel/ Colaborador*

De las afirmaciones de algunos periodistas sobre la cooperación de Noruega hacia Guatemala.

De los teóricos del Estado, Thomas Hobbes tenía la visión más realista y que en última instancia ha prevalecido a lo largo de la historia política de la humanidad: Si cedemos todos nuestros derechos al Estado, éste se volverá contra nosotros.

Bajo esta premisa toma forma la internacionalización de los Derechos Humanos. 

No es un secreto que si estamos atenidos a la mera voluntad de los mandatarios, grupos de poder o de la clase política nacional, invariablemente nuestros Derechos Humanos serán violentados.  Tomando en cuenta esta idea, la humanidad después de la II Guerra Mundial llegó a ver con claridad la necesidad de formar una organización supranacional que velara entre otras cosas por los Derechos Humanos en todos los países, independientemente de la voluntad de sus autoridades. En este sentido, con el objetivo de mantener la paz a nivel mundial a través de frenar el poder ilimitado de los Estados y defender a los grupos más vulnerables surge la Organización de Naciones Unidas.

La ONU está integrada por países y varios de estos contribuyen en mayor o menor medida a su funcionamiento en temas específicos, tal es el caso de los Derechos Humanos y la participación de los países escandinavos, especialmente Noruega, en su cumplimiento y fomento en todo el mundo. Noruega es un país en donde los desarrollos teóricos de las escuelas de la Paz, la lucha por los Derechos Humanos y la desactivación de conflictos a través del reconocimiento y promoción de los Derechos Humanos tienen un importante papel en las diferentes universidades.

De acuerdo a estos hechos, resulta sorprendente cómo en Guatemala hay ciudadanos que, además de ser periodistas reconocidos y formadores de opinión, se molestan y presentan la opinión del ministro de Noruega Heikki Holmas, como una forma de fomentar movilizaciones desestabilizadoras o incluso ilegales.

Heikki Holmas, ministro noruego dijo:

“La principal cooperación que damos a Guatemala consiste en organizar gente y apoyarlos en su lucha por hacer valer sus derechos fundamentales”.

A lo que dos periodistas han respondido de forma airada:

Alfred Kaltschmitt, columnista de Prensa Libre escribió el 15 de febrero de 2013

Donaciones Perversas

“(…) En primer lugar, revela un desconocimiento patético de nuestra problemática socioeconómica.  No es generando polarización que se consiguen espacios políticos o se respetan derechos humanos”.

Surge por aquí una pregunta, si los Derechos Humanos que promueve Noruega resultan en una forma de polarizar al país, ¿no es esta la queja de un violador de Derechos Humanos que pretende actuar sin ningún obstáculo mientras ejerce un desmedido poder?

También Humberto Pretti, al siguiente día, el 16 de febrero de 2013 señaló que

A construir y no a destruir

(…)Los noruegos, que son el equivalente europeo de los árabes sauditas en Medio Oriente, por su gran producción petrolera, no invierten nada en este país, en lo que se refiere a actividades productivas que generen empleo, y los pocos que alguna vez vinieron, no se crea que pagaron los sueldos de aquel país”.

Vale la pena resaltar que la Embajada de Noruega ha invertido fondos de cooperación internacional comprometida desde antes de la firma de la Paz no solo para movilizaciones, sino también para investigación, trabajo de organización comunitaria y participación en diferentes procesos de la descentralización del Estado.  Quizás lo que molesta a Pretti, fue que la perspectiva de los Derechos Humanos Económicos Sociales y Culturales detrás de este tipo de cooperación no favoreció a los grupos que más tienen económicante hablando, sino que fue orientada hacia los grupos más pobres y vulnerables, que son las mujeres y los pueblos indígenas.

No está de más señalar que además de los empresarios y la clase media, en el país también viven las personas más pobres del continente y que aunque moleste a muchas y muchos que esto se diga, la pobreza sigue teniendo rostro de mujer indígena.

De igual forma Pretti como periodista que habla del desarrollo y la inversión,  está cometiendo un craso error al señalar que las empresas noruegas que vinieron al país no pagaron buenos sueldos, pues así no se abre una fuente de inversión, más bien, si los comerciantes noruegos o en este caso el Estado de Noruega percibe sus airadas quejas se retirarán de un país tan inestable y poco seguro, con una prensa tan agresiva.

En resumen, se supone que hay una disputa ideológica entre las posturas de “izquierda” y “derecha” en Guatemala; sin embargo, tal problemática es muy diferente a la de los Derechos Humanos.  Peor aún,  de seguir señalando a nuestros derechos fundamentales como algo nocivo y a quienes nos ayudan a que se cumplan como villanos, lo único que lograrán será estigmatizar unas normativas que han probado funcionar a favor de la humanidad evitando la catástrofe de la guerra.

 

* Catedrático universitario

Imagen: www.daughtersofwisdom.org.uk

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