¿De dónde vienen nuestros átomos?
De una estrella que agotó su ciclo de vida
y luego murió, en una explosión estelar.
Una supernova.
La verdad, no tenemos tanto tiempo. Es una verdad. Hacerle frente cuesta. En el país de las balas perdidas creo pertinente hacer una pausa para comprender(nos). Es cierto, la historia nos persigue y marca, no nos define o al menos eso me gusta pensar.
Dejar la incertidumbre como puerta abierta para cambiar el futuro y hacer de la historia, aprendizaje.
La perspectiva que provoca entender el diminuto segundo en el que vivimos en comparación del Universo, es clave en tiempos de crisis (y en Guatemala vivimos siempre en crisis). Por eso la invitación. Dejar que la ciencia surta sus encantos frente a nuestras mentes, dejar que nos rete, que nos sorprenda, también lleva intrínseco el camino a conocernos como especie, a entendernos parte de un mundo que es eso, uno solo.
Desde hace un tiempo, le apuesto a cambiar ideas arraigadas desde otra perspectiva. Una perspectiva cósmica, por decirlo de alguna forma. Es una manera en la que creo, se matan dos pájaros de un tiro: se aceptan ideas basadas en evidencia y el asombro que contagia tiene su origen en la curiosidad y de ahí nace, seguir cuestionando. No tiene respuesta última ni absoluta y es cambiante en el tiempo. Como el porqué de nuestra existencia.
Le apuesto a ver el Universo como una parte de nosotros mismos ya que produce cierta empatía inmediata con nuestro entorno, con el ambiente, con las personas. Lo encuentro muy esperanzador. Al entendernos parte de un todo, buscamos una vida con mejores condiciones no solo para nosotros mismos sino para el vecino. Y entonces, cuestionamos el porqué de nuestras situaciones frente a la sociedad, nos preguntamos el porqué de nuestra suerte (o falta de) en comparación del otro, las injusticias duelen profundo, pero queremos hacer más para erradicarlas. Entendernos parte de una gran pecera viviente a la que, si no le cambiamos el filtro, va a terminar muriendo. Esto último nos da el empujón, y la inercia son todas las personas con las que compartimos los ideales en el viaje.
He encontrado que saber del Universo no solo enseña de ciencia natural sino social y que esa misma es aplicable para resolver problemas socioculturales. Cuando la mente se expande por una nueva idea, no regresa a su tamaño original, decía Emerson. Y es a eso, en parte, a lo que le apuesto en una sociedad de ideas cerradas en mentes estáticas porque han olvidado que una idea sin cuestionar es dogma y causa encierro mental.
Aprender de ciencia, de astronomía, de química y biología no solo es interesante sino también útil. Saber de nuestra existencia, cómo llegamos aquí, comparar nuestras cortas vidas con la del Universo y sabernos como seres finitos dentro de un lugar donde todas las condiciones indican que la vida es una excepción a la regla, nos cambia en esencia. Por ejemplo, es difícil que una persona que necesite evidencia para aceptar una idea como cierta, crea todos los argumentos de políticos basados en puro discurso y falacias. O bien, crea lo que dicen las noticias y los medios de comunicación. La evidencia es importante porque nos muestra con datos verídicos lo que sucede realmente. Una sociedad que cuestiona también propone porque no hay tiempo que perder y hay mucho por mejorar.
Se vale diferir, pero encuentro en la astronomía, en el Universo, algo preciado.
Somos seres que estamos aquí por pura aleatoriedad y, sin embargo, contamos con el potencial para incidir, cambiar vidas y hacer algo por nuestro pequeño planeta. No hay que desperdiciar la oportunidad, podría ser la única.
Imagen: SN 1006 Supernova Remnant – NASA