Juan-Pablo-Febrero

Juan Pablo Romero / Opinión /

¿Cuál es el rol o papel de la juventud guatemalteca a nivel social y político?  Recuperar la dignidad y el honor que la sociedad “adulta” ha perdido, vendido y destruido.

¿Cómo? Aprendiendo a organizarse intelectual y creativamente, desde el ambiente donde se sientan identificados y empoderados (deporte, arte, cultura, cocina, calle, comunidad, escuela, iglesia, etc.). Una debilidad que tenemos como sociedad es la ausencia de compromiso, seriedad y respeto hacia la importancia de informarnos, conocernos y cuestionarnos; la característica más clara, opino, es el desconocimiento a los procesos histórico-políticos y la indiferencia ante las diversas realidades humanas de nuestro país.

¿Organizarnos? ¿Para qué, para vivir en paz? ¿No entendés por qué no la hemos podido construir? ¿No te importa lo que los gobiernos hagan con tus impuestos? ¿Te impresionás fácilmente con cualquier expresión o influencia extranjera, pero no con las de tu país? Y no digás que en nuestro país no existen expresiones propias, porque abundan. Sin querer queriendo, el patojismo puede también aportar ideas para la nueva organización comunitaria e influencia de propuestas culturales, por ejemplo.

Nuestro papel es sumamente importante y trascendental para el país, por ser mayoría (Guatemala, tiene una población relativamente joven, al registrar que el 66.5% de los habitantes cuentan con menos de 30 años de edad – Instituto Nacional de Estadística de Guatemala) podemos visibilizar nuestro potencial y recuperar nuestros espacios en la historia. Sin embargo, no estamos en sintonía y es por eso la urgencia de las organizaciones juveniles con sentido social y compromiso comunitario, como medio de reconstrucción y recuperación de la identidad, comprendiéndola e instalándola en nuestra vida, basada en el amor por la vida, el respeto a la libertad de expresión y la igualdad de oportunidades, de forma digna y fraterna desde nuestra diversidad.

Que te digan que votar es un derecho es importante, pero saber por qué lo es, es aún más importante, imaginá las maravillas que pudiéramos hacer si algún día nos entendiéramos como pueblo, sería aún más significativo. Esta sociedad va a evolucionar, cuando su juventud se responsabilice y se ponga en acción.

Hay tiempo y debemos aprovecharlo.

Nuestros padres, madres, abuelas, abuelos, niños y niñas, dependen de las juventudes guatemaltecas, es necesario que seamos jóvenes intelectuales y valientes, que día a día soñemos despiertos y, desde nuestros propios contextos, sembremos semilleros de mujeres y hombres solidarios, con ganas de no ser olvidados y escribir nuevas historias.

Nos toca duro, y es el momento de asumir el reto con amor y sin miedo, hay que organizarnos, unirnos y recuperarnos.

¿Le entramos o no?

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