Andrea Godínez/ Brújula/
Guatemala es uno de los tantos países latinoamericanos que presenta una preocupante desigualdad entre sus 14+ millones de habitantes en diferentes ambitos, en donde más de la mitad de la población (51%) vive en condiciones de pobreza; es decir, siete millones de guatemaltecos no tienen acceso a oportunidades que permiten su desarrollo personal, local y nacional. Tal vez el departamento del cual provenimos se encuentra en situación vulnerable y nosotros sin enterarnos, sin interesarnos. ¿Qué podemos hacer? Ponernos en los zapatos de esas personas que sufren sería complicado ya que diariamente somos atacados y distraídos con constantes disputas entre los que tienen el poder, quienes en vez de trabajar unidos para dar soluciones a las problemáticas que nos afectan como país, se preocupan más por lo que otros (funcionarios públicos) hagan o dejan de hacer; y los medios de comunicación tradicionales son nuestros principales distractores.
Estas recurrentes pugnas han permitido que hoy por hoy el país alcance el primer lugar del continente en desnutrición y uno de los primeros a nivel global; y nosotros sin preocuparnos.
La desnutrición, una enfermedad provocada por la carencia de una dieta adecuada o accesible, (en Guatemala) silenciosamente se encuentra alojada de nacimiento en el organismo de miles de niños que hoy por hoy se encuentran en peligro de muerte si el sector que tiene el poder de decidir/cambiar/actuar no se levanta y se compromete.
Desde hace algunos años, a nivel público y privado muchos sectores se han preocupado de esta problemática y han implementado proyectos -muchos siendo proyectos financiados por la cooperación internacional, a ver quién se hace más cargo o aporta más recursos- que proponen erradicar la desnutrición crónica en niños menores de 5 años. Siendo un problema agravado en 166 municipios a nivel nacional y cada vez más evidente la contrastante realidad entre un guatemalteco adinerado con sobrepeso y un niño de 7 años muriendo a causa de diarrea y en condiciones de pobreza extrema, el Estado no podía continuar ignorando la situación. Por ello, a partir de la gestión de Otto Pérez Molina en el 2012, se implementó una campaña para el plan denominado Pacto Hambre Cero que tiene como objetivo principal erradicar la desnutrición crónica en niños menores de 5 años en un 10% para el 2015.
Si el Pacto Hambre Cero es actualmente el proyecto con mayor participación de instituciones y el más grande a nivel nacional para luchar contra la desnutrición, ¿qué es Pacto
Hambre Cero?
Hambre Cero es un proyecto gubernamental que busca disminuir y erradicar el hambre en todos los sectores del Estado de Guatemala que no tienen acceso a una alimentación segura/sana/adecuada, focalizado en los 166 municipios que presentan una alta prevalencia de desnutrición crónica. Hambre Cero pretende articular los esfuerzos, planes y proyectos que se realizan en materia de Seguridad Alimentaria y Nutricional por parte de la institucionalidad pública con énfasis en las capacidades que tienen los gobiernos locales.
De acuerdo al Presidente Otto Pérez Molina, “hambre cero es nuestra convicción que la pobreza extrema y la desnutrición son consecuencias de un área rural sin desarrollo. El impulso a la economía campesina y el eje que hemos denominado desarrollo rural integral así como el de inclusión social se enfoca en ampliar las oportunidades de la niñez y la juventud para que puedan desarrollar y encontrar opciones productivas que les permita tener una vida mejor: el propósito es convertirlos en actores de su propio desarrollo y que no dependan solamente del Estado para salir adelante”.
Este pacto se encuentra sustentado en la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, la cual considera un derecho de todos los guatemaltecos acceder a una alimentación que satisfaga sus necesidades nutricionales y sociales, condición fundamental para el logro del desarrollo integral de la persona y de la sociedad en su conjunto, por lo que se hace necesario mejorar las condiciones que permitan superar la inseguridad alimentaria y nutricional en que se encuentra la población guatemalteca. La Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional implementada en el año 2005, también es una herramienta base del actual programa gubernamental, política que reconoce la necesidad de formular, diseñar y ejecutar políticas públicas que rijan los programas y actividades que permitan alcanzar Seguridad Alimentaria y Nutricional para toda la población. Y por último, Hambre Cero también se sustenta en la Estrategia Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica (ENRDC), que tiene como objetivo reducir a la mitad la prevalencia de la desnutrición crónica en niños menores de 5 años a nivel nacional para el año 2016 mediante la integración de otros programas y en el que su grupo objetivo son mujeres embarazadas, madres en período de lactancia y niños de 0 a 5 años.
Las líneas operativas que se establecieron para el Pacto Hambre Cero son la provisión de servicios básicos de nutrición y salud, la promoción de lactancia materna y alimentación complementaria, la educación alimentaria y nutricional, alimentos fortificados, mejoramiento de los ingresos y la economía familiar, provisión de agua potable, saneamiento y vivienda saludable, y por último la gobernanza local en SAN. Los resultados que se esperan lograr a través de este proyecto es luchar contra el hambre estructural del país, reduciendo la desnutrición crónica en niños y el prevenir y mitigar el hambre estacional que afecta a miles de mujeres, niños y jóvenes ciudadanos que cada año mueren de hambre.
De acuerdo al Primer Informe de Gobierno, de los resultados esperados lo que hasta la fecha se ha logrado es:
· La instalación de 150 oficinas “Hambre Cero” y 232 comisiones municipales de SAN.
· Aprobación de “La Ventana de los 1000 días” que ayuda a mujeres desde su embarazo hasta los dos años de edad del niño.
· Alrededor de 223,553 familias fueron beneficiadas con este plan.
· Se apoyó a la producción de maíz comercial, semilla fortificada de maíz y frijol negro.
· Se salvaron 4,250 vidas.
· Se dio continuación al programa “Mi Bono Seguro”.
A corto plazo, los ejes que este pacto busca fortalecer son el proyecto “La Ventana de los 1000 días” que promueve la lactancia materna ya que es una principal fuente de nutrientes para los niños, proveer alimentos complementarios o terapéuticos a los niños en sus primeros 1000 días de vida (2 años) y contar con mayores controles médicos en mujeres gestantes o lactantes a cargo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social y del Ministerio de Desarrollo Social. Los otros dos ejes se encuentran bajo la supervisión del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, el primero denominado “Súper Tortilla”, el cual consta de la compra de harina de maíz fortificada para beneficiar a la población en desnutrición especialmente a niños, mujeres embarazadas o en período de lactancia; y el segundo es la creación de huertos familiares acompañados de asistencia técnica y fertilizantes para apoyar al desarrollo económico y agrario de las localidades.
Además de estas instituciones, el tema de Seguridad Alimentaria y Nutricional y el Pacto Hambre Cero dependen del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN) conformada por las siguientes entidades que responsablemente trabajan unificadas:
– La Vicepresidencia de la República de Guatemala
– El Council de la Secretaría de la Secretaría para la Seguridad Alimentaria y Nutrición (SESAN)
– El Ministerio de Desarrollo Social (MIDES)
– Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA)
– Ministerio de Economía (MINECO)
– Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS)
– Ministerio de Trabajo y Previsión Social (MINTRAB)
– Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (SOSEP)
– Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (MICIVI)
– Ministerio de Finanzas Públicas (MINFIN)
– Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN)
– Ministerio de Educación (MINEDUC)
– Secretaria de Coordinación Ejecutiva de la Presidencia (SCEP)
– Asociación Nacional de Municipalidades (ANAM)
– Comisión de Seguridad Alimentaria del Congreso de la República
– Secretaría para la Planificación y Programación de la Presidencia (SEGEPLAN)
– Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE)
– Fondo Nacional para la Paz (FONAPAZ)
– Coordinadora Nacional para la Prevención de Desastres (CONRED)
– Instituto de Fomento Municipal (INFOM)
– Secretaría de Bienestar Social (SBS)
– Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM)
El proyecto del Plan Pacto Hambre Cero es un programa que bien estructurado y trabajado en apoyo de todas las instituciones del que depende, podría contribuir significativamente la calidad de vida de las miles personas que padecen de desnutrición aguda y crónica. El origen de este proyecto podría adjudicársele al gobierno pasado que en vista de la problemática al acceso de alimentos, implementó el proyecto “Bolsas Solidarias”, criticado porque no llegaban a quienes realmente las necesitaban, pero que abrieron el camino para reformular e identificar objetivos precisos que contrarrestaran el apuro en Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Si la desnutrición es una problemática enraizada desde hace varios años y por el cual han desfilado diferentes períodos de gobierno, sería positivo que en vez de implementar proyectos a corto plazo mientras dura cada gestión con el fin de afianzar votos para las próximas elecciones, se planificaran a largo plazo estrategias y políticas públicas que seguramente proporcionarían mejores resultados a los objetivos propuestos desde un inicio. Después de leer este análisis, no se puede alegar ignorancia o falta de deseo por reaccionar y formular cambios desde nuestra cotidianidad ante esta problemática, la responsabilidad es de todos.
Fotografía: 4.bp.blogspot.com