Laysa Palomo/ Opinión/
Hace algunos días me senté a platicar con tres amigas antes de clases. Hablábamos de todo un poco, de cómo nos había ido en el día. Una amiga nos contó de una plática que tuvo con su papá; otra de por qué quiere independizarse; y yo de cosas del trabajo. Al parecer, había sido un día duro para todas y una de ellas comentó lo mal que se sentiría sino hiciera ejercicio por la noche… y fue allí cuando me desconecté y traté de escucharnos desde afuera para saber qué es lo que pasa con nosotras las mujeres.
Me di cuenta de cómo nuestras conversaciones con amigas giran de una forma u otra, en torno al hecho de tener que vernos bien. Bien refiriéndose a lo que la sociedad ha impuesto como belleza, porque si pesas 150 lbs definitivamente no tendrías el adjetivo bella o linda junto a tu nombre. Vivimos pensando qué comer y qué no comer para que la gente pueda darse cuenta de lo “mucho que nos cuidamos”. Sin embargo, ¿ciudarse significa martirizarse y culparse cada noche por todo lo que comimos en el día? Detesto no poder disfrutar el chocolate del que tengo tantas ganas porque mi cara se llenará de barros y las calorías me harán subir de peso.
Luego recibimos este chocolate como regalo de un hombre cuando trata de conquistarnos, sin darnos cuenta que no podemos comerlo porque estamos tratando de vernos bien para que ellos puedan fijarse en nosotras… ¿irónico no?
El hecho de que tengamos que buscar siempre a ese “él” que alegra nuestros días y que sin su mensaje de “¡Buenos días linda!” no nos creemos los suficiente valiosas, ni bonitas. No entiendo por qué nos dejamos arrastrar por eso… por la idea de que si al menos no hay alguien a la par de nosotras no podemos ser felices. Creo en el amor y sé que cuando llega, las cosas son maravillosas; sin embargo, ¿son todos esos chicos que se acercan el amor que estoy buscando para mí? Tendemos a caer en relaciones totalmente inhumanas, solo por la co-dependencia que desarrollamos por el sexo opuesto porque tenemos metido en la cabeza que solas no podemos vivir.
Se supone que queremos independizarnos y empoderarnos para alcanzar metas y sueños que tenemos, pero si alguna amiga habla de irse a vivir sola, lo asociamos con rebeldía. El querer trabajar para ser dueña de algún negocio o quizá obtener un puesto alto de alguna compañía se nos hace algo tan difícil y luego pensar que tendríamos que escoger entre eso o formar una familia, es parte de las presiones que inundan nuestra mente día a día. Porque parte de ser mujer, también para muchas es llegar a ser madre, pero o sos mamá o sos una empresaria exitosa. Es imposible encontrar un balance entre ambos estilos de vida.
Veo a mis amigas y me doy cuenta que todo lo que hablan no es lo que yo pienso de ellas, que son mucho mejor de lo que describen.
Pero me veo al espejo y las comprendo, porque veo esas libras de más, veo ese cabello que por la plancha está dañado, veo como partes de mi cuerpo simplemente no combinan conmigo y me veo a mis ojos sin poder encontrar la seguridad que mi mente trata de convencerme que tengo porque se supone que “puedo lograr las cosas”. Todas en algún punto de nuestra vida hemos tenido esa lucha con ese espejo, pero no nos damos cuenta que son nuestros propios ojos los que nublan nuestra vista y no nos deja llegar hacia nuestro corazón para encontrar lo que verdaderamente somos. ¿Quién soy? ¿Qué quiero llegar a ser?
Los pasos son simples y suenan bastante clichés, pero creo que son ciertos. No tenemos que compararnos con esas modelos de revista, ni con las estrellas que vemos en la televisión porque ellas también se sienten como nosotras, la diferencia es que les hicieron un excelente maquillaje y retoques digitales. Las mujeres que han llegado a brillar y tienen éxito en negocios, cocina o arte no son una excepción, sino son aquellas que tiraron todos esos miedos que tenemos y los cambiaron por coraje y pasión. La vida no es fácil y si queremos llegar a lo que sea que queremos ser, tenemos que confiar en el poder que tenemos SOLAS y no me refiero que no necesitemos al resto de personas, sino que solo nosotras mismas podemos sacarlo desde adentro. No tenemos que escuchar de nadie más que somos “pilas” y “guapas” para que entendamos que verdaderamente lo somos. Solo es importante que nos limpiemos los ojos y comencemos a ver la vida de una manera diferente, porque somos diferentes.
Estamos celebrando el día de la mujer y esto lo dedicado a todas aquellas que tenemos inseguridades, pero que tomamos la vida con el mejor ánimo posible; aquellas que buscamos el amor no solo para recibirlo, sino también para darlo; aquellas que seremos madres y también amigas; pero sobre todo, para todas aquellas que sonreímos y no nos cansamos de hacerlo porque es lo único que conocemos para enfrentar cada etapa que nos toca vivir.