Las pintas… ¿Son un acto de expresión ciudadana o un acto de vandalismo?
Paredes con pintas o graffitis urbanos son un escenario común en la mayoría de ciudades latinoamericanas y muchas ciudades alrededor del mundo. Guatemala no es la excepción. Sin embargo, éstas siempre provocan reacciones encontradas entre ciudadanos. Por ello, el 30 de mayo se realizó en Casa Roja el evento “Pintas”, una exposición fotográfica y proyección audiovisual que documentó los enunciados plasmados el 01 de mayo en el Centro Histórico, en el marco del Día del Trabajo, así como todas las reacciones sobre las mismas que ciudadanos realizaron en las redes sociales.
El evento en la página de Casa Roja enunciaba: El proceso del grafitti urbano refleja la emergencia de colectivos sociales con ideas propias, aparentemente consensuadas, refiriendo una propuesta “cultural” o “contracultural”, en la que la calle es un lienzo que enuncia los procesos de cambio e intercambio intelectual, político y artístico, siendo un espejo de las diversas contradicciones sociales.
Conversamos con Marcelo Coj, uno de sus organizadores.
¿Cuál es la visión general de los ciudadanos que toman esto como un acto de vandalismo?
Hacer pintas es considerado como un acto delenezlabe, porque ensucia la ciudad y destruye la propiedad pública y privada. Son actos que solo hace gente inculta y bárbara, que no tiene nada que hacer mejor que destruir. Relacionado a ello, hay muchos comentarios en las redes sociales que defienden a Álvaro Arzú y que consideran a los manifestantes como gente malagradecida.
¿Cuál es la visión general de los ciudadanos que toman esto como protesta social?
Son varios los objetivos. Uno de ellos es ver a las pintas como un fenómeno que son más que manchas, y que poseen una dimensión cultural, política-ideológica y estética. Otro, contrastar esas guatemalas que solo se ven pero no dialogan ni interlocutan, sino más bien “pasan al lado”. Este es un ejercicio de opinión sobre las opiniones, donde el chiste es vernos a nosotros mismos cara a cara con otras opiniones, que pueden ser diversas o similares a lo que uno piensa. De esa forma no únicamente estamos haciendo política, sino también arte, mostrando que es díficil separar una de otra.
Aquí debemos recordar que los términos se originan de lugares distintos. El vandalismo se enuncia desde el poder, desde la hegemonía política que busca criminalizar (o su contrario, alentar) determinadas expresiones en tanto atenten el status quo. Por el lado de la protesta social, este es un término enunciado desde los “sin poder”, que denuncian una situación política, económica y cultural de opresión, por tanto desde su lectura, el criminal es el sistema. Como vemos, dos códigos éticos distintos.
Es necesario continuar debatiendo la temática e intentar encontrar consensos. Cada primero de mayo y en muchas otras fechas de reinvindación, el debate resurge y se intensifica. Que si se debe multar a quien realice pintas, que si se deben restringir los espacios de manifestación, que si los grupos están manipulados…
¿Cuál es tu opinión?
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** Fotografías mostradas en la Exposición realizada el 30 de mayo en Casa Roja y utilizadas para el conversatorio realizado el 27 de Junio.