Taxes

Samuel Pérez Álvarez/ Opinión/

Hace pocos días el partido Líder y el Partido Patriota aprobaron en alrededor de treinta minutos el presupuesto del gobierno para el período 2015. La aprobación incluye una especie de reforma tributaria, erradicación de mecanismos de combate a la corrupción, más deuda y estimaciones espurias respecto a la recaudación. En conjunto: incertidumbre de todo tipo.

De acuerdo al sistema del país, luego de que el Congreso aprueba una ley (o un decreto en el caso del presupuesto), esta pasa al organismo ejecutivo, el cual puede aprobarla o rechazarla. Sin embargo, considerando el país en el que vivimos y los gobernantes que tenemos, la esperanza de que el ejecutivo rechazase este decreto se esfumó rápidamente. La vicemandataria ya dio declaraciones afirmando que no será vetado, e intentó explicar por qué.

En referencia a sus declaraciones, Baldetti, de forma prepotente y como si las personas a quienes les dirigía las declaraciones fuesen alumnos de primero primaria, afirmó insistentemente que existen solo tres formas para financiar un gobierno: 1. Bonos, 2. Préstamos y 3. Impuestos. Es destacable la ignorancia o el cinismo con el cual Roxana Baldetti puede dar aseveraciones de este tipo, pareciese no tener nociones simples de política fiscal, o simplemente perdió la vergüenza al ver que lo único que generan sus comentarios son bromas efímeras en las redes sociales y no calles llenas de ciudadanos responsables indignados, como en otros países.

Es importante destacar que hay otras alternativas para financiar el gobierno, un ejemplo es la nacionalización de empresas, sin embargo este tema es bastante áspero. Dejando esto de lado, contextualizando a Guatemala, para dotar de más recursos a un gobierno como el de nuestro país hay muchas más alternativas que las tres que Baldetti propone como exclusivas. Esto puede resumirse en una simple ecuación, si no hay recursos suficientes, o se aumentan ingresos o se reducen gastos.

Una opción para aumentar ingresos es revisar la base tributaria, la cantidad de personas jurídicas e individuales que pagan los impuestos en el país, y hacer esfuerzos por aumentarla.

En la misma línea está la alternativa de reducir el gasto tributario, por ejemplo. Este se define como todo lo que deja de percibir el Estado por el otorgamiento de privilegios fiscales. Básicamente, esto abarca a  todas las empresas amparadas en leyes (como el decreto 29-89) que, bajo argumentos de generación de empleo, se les perdona el pago de impuestos. Por este concepto, el Ministerio de Finanzas estima que se dejan de percibir Q 21.3 millardos, cerca de 16 veces más que los Q 1.3 millardos que se estiman percibir por el impuesto a la telefonía propuesto para 2015.

El argumento de la generación de empleo es parcialmente justificado, por supuesto que, aunque las condiciones son discutibles, estos empleos son notablemente necesarios. Sin embargo, en materia de política fiscal, el otorgamiento de privilegios fiscales para generar empleo tiene su contraparte: las empresas deben considerar una retribución en recaudación, en el largo plazo, mayor a lo que dejan de pagar para generar empleos. Esto se logra creando tantos empleos que lo que la empresa dejó de pagar en impuestos, lo devolvió creando nuevos contribuyentes que pagan más. Por supuesto, se estima que esto no sucede así.

Ahora, a la vicepresidenta que mintió diciendo “las únicas formas para financiar un gobierno, un Estado, son tres: préstamos, impuestos o bonos” y además añadió “el grito de mucha gente era ‘no más préstamos y no más bonos’ ¿qué le quedaba al ejecutivo?, impuestos”. Me permito recordarle: en el presupuesto que no van a vetar están incluidos Q 4 millardos de bonos, Q 8.1 millardos de préstamos y además impuestos; lo que no queremos es más partidos como el suyo ni funcionarios como usted.

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