Giovanna Cherchi Weithofer/ Colectivo Jóvenes de Guatemala/
El Colectivo Jóvenes de Guatemala, luego de perseverar en el intento por organizarse a raíz de los acontecimientos del año 2015, empezamos a realizar diferentes acciones con el fin de expresar nuestro descontento ante la situación de ese entonces y promover la concientización de las personas. Pero nos topamos con la reacción esperada de una sociedad normalizadora, como es el caso de la sociedad guatemalteca, y esta se puede sintetizar en cierto rechazo a nuestras actividades.
Ya que los integrantes del CJG son considerados jóvenes es importante analizarlos para poder comprender el rechazo de la sociedad a este grupo minoritario.
Un sinónimo de una persona joven, es nuestra rebeldía.
¿Qué hacen los jóvenes para ser etiquetados como “rebeldes”? Poseemos una actitud crítica ante nuestro contexto, nos enfrentamos ante él y sus normas sociales, no dependemos de la opinión pública. Somos actores no predecibles, poseemos un carácter emergente, nuestra acción es espontánea e improvisada, carecemos de formalidad y de estructura. Si partimos de las características que ya se mencionaron, se puede decir que el CJG puede caracterizarse como un movimiento social.
El choque de esta conducta tan característica del joven integrante del CJG, frente a un contexto que busca normalizar la existencia, nos da como
resultado la completa participación entre nosotros y los intentos de la autoridad (familia, instituciones, religión, entre otras) por controlar nuestra conducta, pero que únicamente logró incentivar la rebeldía en gran parte de nosotros.
Empezamos por adoptar esta actitud crítica ante los acontecimientos, lo cual nos llevó a manifestar, dejando de lado, como lo explica Moscovici, la sumisión, que generalmente la hemos preferido para evitar el conflicto. El conflicto no es malo, este puede surgir en el momento en que existan dos opiniones contrarias.
En una sociedad este conflicto puede significar los indicios de un cambio, el cual es positivo dependiendo de quién lo perciba.
Desde un punto de vista psicológico, el individuo busca obtener el reconocimiento de su existencia, el cual representa un serio problema para muchas personas, y no es solo existir sino ser reconocido por sus cualidades. En este caso específico, nosotros pertenecemos a un grupo minoritario, y el pertenecer a una minoría no ofrece aprobación social, por lo que estamos condenados a ser rechazados y detestados.
Pero como el individuo tiene la necesidad básica de ser aprobado socialmente, busca mantener contacto con los que encuentra semejanza y evita la situación en donde se encuentre diferente, es decir, trata de evitar el grupo al cual pertenece. Se sabe que, entre mayor sea la necesidad de aprobación, mayor será su conformismo.
Pero, en este caso, fuimos creando un entorno a nuestro favor como minoría activa, al que nos fuimos adaptando. Este entorno tenía el potencial de neutralizar la influencia social. Este ambiente que fuimos creando al interactuar con demás compañeros y compañeras durante largas reuniones, nos dio esta sensación de estar en un lugar en donde coincidíamos y estábamos siendo aceptados.
Los objetivos en común más la convivencia nos dio ventajas, ya que poco a poco fuimos dejando atrás el conformismo y retomando la rebeldía tan característica de los jóvenes, ignorando la opinión pública. Como menciona Moscovici “las personas o los subgrupos con un status poco elevado, al igual que el proletariado (si recordamos a Marx), no tienen otra cosa que perder que su propia esclavitud”.
Uno de los objetivos principales del CJG siempre ha sido el cambio social, y en el 2015 el entorno, del cual el CJG participó, demostraba una mayor tendencia en la población hacia este cambio tan anhelado no solo por nosotros, sino de otros grupos marginales, o minorías.
Como mencionan Moscovici y Neveh “un individuo acepta con mayor facilidad la opinión de otra persona en ausencia de esta”. Con lo anterior podríamos concluir que parte de la ausencia de influencia que presentamos las minorías, recae en nuestra falta de conocimiento real acerca de nuestro entorno, y falta de ideología, por lo tanto debemos adquirir una postura para lograr generar las bases de un cambio.
“No hace falta esperar para emprender, ni triunfar para perseverar” Gullermo de Orange