no time

Laysa Palomo/ Opinión/ Frecuentemente escucho decir: “¿Hiciste la tarea? Ojalá no la pidan, a mí no me dio tiempo“, pero  no logro comprender por qué lo dicen.  Entiendo que muchas veces en verdad no fue posible realizar los trabajos de la universidad por alguna razón, pero que no digan que no tienen tiempo todos los días, si su única responsabilidad es estudiar.

Hablo por el grupo de estudiantes que nos toca trabajar o nos involucramos en algún tipo de actividad como la práctica de un deporte, algún tipo de servicio social o proyecto que en verdad requieren que invirtamos gran parte de nuestro día en ello.  Día con día nos despertamos, vamos corriendo a la oficina (tomando en cuenta el tráfico), pasamos allí toda la mañana de un lado al otro, a la hora de almuerzo sacamos las copias que nos dejaron leer un día antes para hacer tiempo en la tarde y escribir el ensayo de 1,000 palabras que tenemos que entregar ese mismo día. Salimos (nuevamente al tráfico) para llegar a la universidad a tiempo y cumplir con nuestras clases.  A las 9:00 de la noche vamos de vuelta a casa, a penas platicamos con nuestra familia -si es que siguen despiertos-,  prendemos la computadora para hacer alguna de las tareas que tenemos para la semana y cuando el sueño nos vence, decidimos que ya es hora de dormir.

Esta situación seguramente también les toca a los jóvenes que estudian en la mañana y trabajan por la tarde, pero invirtamos horarios.

Ante la agitada rutina que manejamos, hemos aprendido a optimizar nuestro tiempo.  No podemos darnos el lujo de llegar a nuestra a casa a ver televisión por dos horas porque hay un especial de nuestra banda favorita o dormir toda la tarde porque eso de despertarse temprano es difícil. Tenemos que enfocarnos y enfocarnos BIEN, porque tenemos que sacar todas las tareas en un aproximado de tres horas diarias ya que son las únicas libres que existen en nuestra vida, además del fin de semana en donde quizá podríamos aprovecharlo mejor, pero entonces ¿cuándo tendríamos tiempo para nosotros?

Y así es como me molesto, cuando veo a esos compañeros de clase que se despiertan a las 11:00 de la mañana porque eso de despertarse a las 5:00 no es para ellos.  Desayunan, deciden ver películas, almorzar fuera, salir con sus amigos para luego  ir a la universidad porque sus papás le exigen que cumplan con eso y que digan: “No me dio tiempo de hace la tarea.” ¡Por favor! si lo que más tienen en sus vidas es tiempo y no los juzgo por no tener que trabajar, pero si su única gran responsabilidad es la universidad, considero que un poco de esfuerzo y organización haría la diferencia en su rendimiento académico. “Es que, qué cansado regresa uno de las clases“… Díganmelo a mí, que además de las clases, tengo encima a un jefe que me exige que cumpla con mis atribuciones laborales; yo sí llego a clases cansada y no se diga a mi casa.

No afirmo que estos comentarios lo digan todos porque no conozco su situación ni su contexto y también respeto a aquellas carreras que hay que invertirles más tiempo, por lo que trabajar no es una opción para los que las toman. Pero sí creo que no es justificable la mediocridad cuando a muchos les toca duro y aún así cumplen con todo lo que conlleva su carrera para graduarse. Somos varios los que nos encontramos en esta situación.  El camino será duro y cansado, con desvelos y sacrificios de no poder irnos al puerto desde el viernes como el resto de nuestros amigos, pero estoy segura que alcanzar nuestra meta será de mucha satisfacción.

Hemos tomado la decisión de adquirir experiencia laboral mientras aprendemos con el afán de independizarnos un poco, darnos el gusto de comprarnos cosas, invertir y entender lo que es manejar nuestro propio dinero.

Nadie dijo que sería fácil, pero admitámoslo, no es imposible.

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