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Pamela Avilés/ Opinión/

A todos los chapines, aquí les va algo más en qué pensar. No sé cuantos de ustedes conocen la teoría de “Issue Voting” y “Agenda Setting” y por ello me permito darles una breve introducción sobre la misma:

Issue Voting es un concepto según el cual los ciudadanos votan en función de objetivos o temáticas valoradas por determinados grupos sociales en una coyuntura política específica (Sulmont Haak, 2010).

Agenda Setting explica que cuando los medios de comunicación enfatizan un tema, la audiencia lo considerará importante. En la ciencia política este modelo se utiliza para evaluar cómo los actores políticos determinan sus prioridades, pues prestan atención o ignoran temáticas (Walgrave & Van Aelst, 2006).

¿Por qué explico esto? Creo que todos los políticos que participan en la contienda electoral actual son oportunistas, concepto que según la Real Academia Española, es una “actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones”. No fue hasta que explotó toda la problemática de La Línea y demás redes de corrupción descubiertas hasta hoy, que los políticos consideraron la corrupción como “su prioridad”.

A ningún político se le había ocurrido que la corrupción era, desde mucho tiempo atrás, un problema en Guatemala.

Está de más decir que este tema jamás ha sido parte de su agenda setting  (al menos no como eje central de campaña), esto porque la corrupción no era un issue voting, sino hasta ahora. En otras palabras, los políticos se están valiendo de la indignación del pueblo para ganar elecciones. Nosotros despertamos y dijimos ¡suficiente! ¡ya no nos roben!, y ellos seguramente,  despertaron y dijeron “tengo que darle duro al tema de corrupción, así gano votos”.

Baldizón y Gutiérrez se habían posicionado desde elecciones pasadas con la temática del empleo y hoy ambos nos hablan de corrupción. Roberto González, hasta dónde yo sé, carecía de tema y hoy por hoy “se le rebalsó el vaso” con tanta corrupción. Sandra Torres, siempre con la etiqueta de solidaridad, ahora nos habla de oportunidades para “correjir el rumbo y reformar la Ley Electoral para luchar contra la corrupción.” Estos son algunos ejemplos, que nos dan una idea de la falta de convicción de los políticos en sus propias campañas.

No está mal que los candidatos hayan identificado un problema y quieran resolverlo. Lo que esta mal, es que todos han abusado del recurso literario de la metáfora equiparando el término “político” con ratas, gusanos, zopilotes, entre otros. Ahora bien, si la lógica que usan es, “el político es una rata”,  ningún candidato se ha tomado la molestia de responder: ¿por qué usted que también es político no es una rata?  Lo que está mal, es que señalen que ser político es ser una rata y que a pesar de degradar esa profesión, aún así aspiran a ser políticos. ¡NO HACE SENTIDO! Entonces, yo me pregunto: ¿ser político es ser una rata? O es que, ¿lo que nos quieren decir es que TODOS los políticos EXCEPTO ustedes son ratas, ladrones, gusanos, zopilotes, etc?

Además estoy en desacuerdo que nos hablen de emprender una lucha para eliminar la corrupción del Estado y no nos digan que sus respectivas campañas les han dejado una deuda política ¡que hasta pesadillas les ha de dar! Deuda, que claro, se paga con dinero del Estado, regalando puestos públicos, con favorcitos aquí y allá.

Ahora bien, si tanto es su afán por eliminar la corrupción del Estado, yo pregunto: ¿En verdad está usted dispuesto a renunciar a sus intereses personales, ambiciones económicas y de poder, para combatir -no solo en campaña sino en su gobierno y no solo con palabras sino con acciones, la corrupción? ¡PERO! Antes de que diga que “usted está para servir a los guatemaltecos” ¿Sabe que implica abandonar sus intereses personales? 

Esto quiere decir que no se va a poder robar dinero del Estado para pagar a quiénes le financiaron su campaña durante estas elecciones e incluso las pasadas; tendrá que pagarles de su propio bolsillo.

Además quiere decir, que cuando el Estado compre algo, el contrato no se lo dará a su amigo, familiar, amante, o al que le debe el favor. Quiere decir que pondrá gente capacitada, estudiada y honesta en los puestos públicos. No queremos que nuestros funcionarios públicos sean sus allegados, porque no queremos que se hagan los de la vista ciega cuando usted así lo disponga. Queremos que sea gente chispuda y que trabaje, como lo hacen cientos de guatemaltecos diariamente. No queremos funcionarios públicos servidos en bandeja de plata, que de administración saben poco o nada. ¡Ya no queremos futbolistas, dentistas y maquillistas administrando los asuntos del Estado!  Por eso yo pregunto nuevamente, ¿en serio está dispuesto a emprender una VERDADERA lucha contra la corrupción o simplemente está jugando a ganar elecciones?

Chapines, entonces, ¿qué onda con la campaña de los políticos?  Yo les pido que nos quede claro que los candidatos usan el tema de corrupción ¡porque eso es lo que vende! ¡porque eso es lo que se demanda! Pero, acabar con la corrupción, significa acabar con políticos que se sirven a ellos mismos y a sus intereses. Y no sé ustedes, pero no veo ningún candidato que además de repetir frasesitas que hacen eco en nuestras cabezas, unas por ingeniosas, otras porque contaminan todo medio de comunicación, y otras por impactantes o al menos en mi opinión nauseabúndas,  se encuentre dispuesto a explicar cómo va a solventar su deuda política para no deberle a nadie cuando sea presidente, ni cómo va a garantizarnos que no exista corrupción en su gobierno. ¡Ya basta de “el bisturí”, “el vaso”, ” las ratas”, “le toca”,  y “las oportunidades”! Lo que queremos son políticos decentes que nos den la cara y nos expliquen cómo le van a hacer.

Y una última cosa, en verdad y no soy experta, la propaganda debería incentivar al chapín a levantarse y votar, pero entre ratas, sangre, gusanos, zopilotes, bisturís, extirpaciones y demás, nos provocan naúseas, –al menos en mi caso. Así en buena onda, ¡no sean tan gráficos con la publicidad!
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