Eliú Nuila/ Opinión/
En el básico y diversificado se inicia a decir al joven y a la señorita la importancia de estudiar en la universidad, ese nivel más profesional donde uno aprende a madurar y a adquirir nuevos conocimientos. Sin importar la universidad donde uno decida estudiar, la máxima casa de estudio –la universidad- es una idea maravillosa.
Al llegar a casa este martes y entrar a las redes sociales pude notar varias publicaciones que hacían referencia a la actitud que realizaran ese día estudiantes de la Universidad San Carlos de Guatemala, estados que me dejaron en qué pensar sobre la realidad en la que viven los de mi generación. Hoy miércoles 02 de abril me acerqué a una compañera de trabajo y le cuestioné respecto a su estado en Facebook. Me preocupé al notar la forma en la cual empezó a relatarme los hechos de lo sucedido un día antes y tuvo que empezar a contarme todo desde lo sucedido el pasado 27 de marzo.
Dicho día los estudiantes del “honorable comité” cubriendo su vergüenza y su sinvergüenza tras una capucha, llegaron a la Escuela de Historia donde solicitaron a los vendedores Q100.00 diarios para tener derecho a vender, entre ellos una desprotegida madre que apenas acaba de llegar a vender pues horas antes tuvo que dejar a sus hijos en casa en busca de algunas monedas para darles que comer. Le piden la cuota (como aquellos que extorsionan a los pilotos con una cuota para poder circular), cuota que no pudo dar por la falta de venta – no quedó más que quererle decomisar la venta a la fuerza. Al ver la acción del supuesto honorable comité salieron al rescate de dicha señora otros estudiantes; fue evidente la sorpresa de la señora al observar lo rápido que corrieron jóvenes y señoritas para que los del tal honorable comité devolvieran la venta y salir del mismo lugar. Ayer martes nuevamente llegan integrantes del supuesto honorable comité a agredir a jóvenes que se encontraban frente a la Escuela de Historia provocándoles lesiones. Al ver las provocaciones, nuevamente salen al rescate sus compañeros uniéndose estudiantes de la Escuela de Trabajo Social, acción que provocara que los del honorable comité se retiraran del lugar.
Mientras esto sucedía, alguien del honorable comité dispara 8 proyectiles al aire, cayendo una bala en la biblioteca de la escuela. No hubo heridos.
Narrada esta historia me voy al diccionario en mi ignorancia a buscar el término “honorable” y literal dice la Real Academia de Lengua Española que honorable es: digno de ser honrado o acatado. Si el diccionario me define la palabra honorable como una persona digna de ser honrado, y la honradez es algo que se aprende en casa y que se supone se inculca en la universidad, ¿cómo podemos seguir permitiendo que este tipo de personas se aprovechen de un cargo, extorsionando porque otro nombre no le puedo encontrar a tal acción, pedir el pago de derecho de paso, pedir cuota por parqueo, pedir dinero para poder estar dentro de la universidad? ¿Serán acciones de un verdadero honorable comité? ¿Qué les estamos enseñando a nuestras futuras generaciones? Le exigimos al Estado el 5% de lo que le corresponde a la Universidad Autónoma de Guatemala, -5% que estoy de acuerdo no le alcanza-, ¿será que por ello tenemos que pedirles este cinco porciento a nuestros propios compañeros sancarlistas?
La educación no es una acción de ir a la primaria, básico, diversificado o la universidad, sino de demostrar con hechos que lo que estoy aprendiendo no solo en casa, sino en la universidad, es para no repetir la historia que alguna vez se habrá vivido. Es momento que la juventud sea diferente, que no sigamos los pasos de los que algún día arruinaron nuestro país y posiblemente habrán llegado al poder. La universidad es el ejercicio de las acciones y decisiones que se toman en un país.
El honorable comité estará perdiendo fuerza si sigue con ese tipo de acciones y actitudes hacia sus mismos compañeros de universidad, el honorable comité en vez fortalecer la unión interna de los estudiantes los está dividiendo, ser honorable no significa amedrentar ni mucho menos golpear o lastimar. Ya no vivimos en el tiempo de la conquista donde el más fuerte dominaba, recordemos que nos estamos forjando para ser personas que queremos cambiar nuestro país.