Alejandro Pacheco/ Corresponsal/
El 28 de mayo de 2013 un grupo de compañeros con los que compartimos ideas, nos reunimos para asistir al Seminario Internacional de Desafíos del Desarrollo en Guatemala organizado por diversas instituciones de investigación social y la Universidad Rafael Landívar. Dicho evento reunió a personas que representan diversos sectores de la sociedad civil e instituciones estatales y se llevó a cabo en el Hotel Westin Camino Real, Ciudad de Guatemala, los días 28 y 29 de mayo.
Dentro de los invitados al seminario se encontraban quince jóvenes de diversos departamentos de la República que han trabajado con algunas instituciones y organizaciones de formación política y participación ciudadana, por ser el seminario un espacio de discusión y diálogo sobre el presente y futuro del país. Dichos jóvenes son líderes en sus comunidades y se encuentran involucrados en diversas actividades de desarrollo social, humano y democrático.
El programa del seminario estuvo dividido en dos bloques por día, teniendo el horario de almuerzo como receso, razón por la cual las personas salían del hotel en búsqueda de algún lugar para conseguir sus alimentos. Los jóvenes en mención se dirigieron al restaurante de comida rápida McDonalds donde comieron y luego compraron algunos helados y otros alimentos para consumir durante el largo viaje que les esperaba de regreso a sus lugares de origen. Entrarían al hotel solamente a recoger sus maletas que habían llevado desde la mañana para luego emprender el viaje.
La sorpresa para todos fue que en la entrada del hotel se les vedó el paso. Se les comunicó que no podían entrar con comida por política del hotel, debido a que debían consumir únicamente dentro de los restaurantes del mismo. Como solución, el hotel propuso habilitarles una mesa en un espacio reservado para uso de los empleados. Mientras esperaban que el problema se resolviera, los jóvenes dejaron sus helados y bolsas detrás de una de las columna de entrada (no se permitió dejarla adentro) y uno de ellos se quedó cuidándolos.
A los pocos minutos se le dijo que “por razones de seguridad” no podía estar mucho tiempo ahí afuera.
Luego de ir a dejar a los jóvenes a los servicios de transporte que los regresarían a sus hogares, nosotros, el grupo de compañeros que los acompañamos y hospedamos en la ciudad, fuimos por un café y otros productos para consumir dentro del seminario, con esa misma finalidad. Al momento de entrar al hotel nos extrañó el hecho de que no nos aplicaron la misma política de la empresa que, según los trabajadores del hotel, prohíbe consumir un producto que no se haya comprado y consumido dentro del mismo, demostrando que esa política es racista, clasista y prejuiciosa.
Queremos rechazar las políticas de un hotel privado con uso público, que niega el ingreso a sus instalaciones a ciudadanos que no atentan de ninguna manera a su negocio por prejuicios. Nos preocupa la manera solapada en la que compañeros y compañeras de otras latitudes en Guatemala son objeto de prejuicio, marginación y exclusión, como resultado de procesos históricos de racismo en el país. Además de motivar y reproducir las relaciones clasistas históricas que no permiten la construcción de un país incluyente.
**Artículo original en www.racismoenguate.wordpress.com