Karen Barrera / Opinión /
Este año, el pasado 5 de junio, la reflexión del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente fue: “7,000 millones de sueños, un solo planeta. Consume con moderación”.
Cuando analizamos a profundidad el uso que le damos a nuestros recursos naturales podría parecer que somos demasiadas personas (7,000 millones) para la cantidad tan limitada que tenemos de los mismos; sin embargo, si lo seguimos pensando y tomamos en cuenta el sistema inequitativo y con disparidades abismales tanto económicas como sociales, bajo el cual vivimos podríamos decir que aún no nos hemos terminado todos esos recursos debido a que muchas personas no tienen acceso a las condiciones básicas de vida (como en África y Asia donde se encuentra el mayor porcentaje de población que sufre de subalimentación y desnutrición según la FAO), contrastando con países como Estados Unidos (con un poco más de 300 millones de habitantes que representan apenas un 4.5% de la población mundial, según Population Reference Bureau, 2012) donde se produce y desperdicia una cantidad de recursos inimaginable y además la sociedad es sumamente consumista. Resulta muy fácil pensarlo y plasmarlo en un papel, pero son realidades sumamente duras que demuestran el resultado de la hegemonía que ejercen algunos países.
Si en todos los países del planeta Tierra se consumiera al mismo ritmo y cantidad que en los Estados Unidos, necesitaríamos al menos cinco Tierras para sobrevivir, lo cual indica -claramente- que es una forma de vida sumamente insostenible a corto, mediano y largo plazo, por tanto debemos ser conscientes al consumir, ya que para todo se utilizan recursos naturales proporcionados por nuestra Madre Tierra.
Es un hecho que la tendencia del consumismo está expandida por todo el mundo; sin embargo esta solo resulta en una cantidad de desechos y desperdicios enorme a la que es bastante difícil darle una disposición final segura y conveniente. De hecho, en la mayoría de ocasiones la forma de terminar con la “basura” es sumamente contaminante, ya que se opta por quemarla (y eso cuando se le da algún tratamiento) o bien termina en cualquier lugar (océanos, ríos, lagos, calles, etc.).
En Guatemala, acabamos de empezar la época lluviosa, con un mes de atraso debido a algún fenómeno climático y a los impactos negativos que generamos cada día a nuestro medio ambiente. En distintos lugares del país se ha sufrido de inundaciones debido al mal sistema de alcantarillado, lo cual puede ser provocado por dos cosas, primero por la falta de mantenimiento de parte de las municipalidades, y segundo por la cantidad de basura que se deposita en las calles e incluso en las mismas alcantarillas. Al respecto, vale la pena que cada vez que vayamos en la calle caminando, en un carro, autobús, motocicleta o cualquiera que sea nuestro medio de transporte pensemos si tirar la basura en lugares inadecuados nos traerá beneficios o nos vamos a ver perjudicados por el cierre de calles debido a inundaciones, tal como sucedió la primera semana de junio en la cual pudimos apreciar la cantidad de desastres que sucedieron, como el carro que fue literalmente “tragado” por un colector de agua en Quetzaltenango.
En este Día Mundial del Medio Ambiente me gustaría que se cuestionen ¿qué hacemos por la preservación del medio ambiente?. Yo en lo personal considero que cada vez que reutilizamos o reciclamos estamos aportando algo a nuestro medio ambiente, ya que por pequeña que sea la acción si lo multiplicamos por 7,000 millones de veces se hará muy grande.