Michel Gardiner / Asociación de Estudiantes de Ciencia Política / URL /

En el presente, Guatemala y muchos otros países del mundo se rigen bajo una Democracia, que en algunos casos funciona y en otros no. En este artículo, quisiera presentar características básicas de un sistema alternativo que podría ser de gran beneficio de muchas formas para países como el nuestro. Este trabajo presentará distintos ejes que ayudarán a un mejor entendimiento del republicanismo. Primero, hablaremos sobre momentos pasados en que distintas sociedades funcionaron bajo un modelo con características republicanas. Esto nos lleva al segundo punto que abarca algunas de las condiciones básicas que requiere la República para funcionar a plenitud. En esta línea de ideas se tocará principalmente el tema de ciudadanía.

Para empezar, quiero hacer llegar algunas características propias del sistema republicano, aclarando desde ya que las iremos ampliando conforme se vayan leyendo otros artículos. En esta oportunidad nos centraremos en el tema de ciudadanía. En el republicanismo, los ciudadanos, como parte fundamental de todo sistema, debían de tener  una idea fuerte de pertenencia al lugar en el que vivía (algo así como nacionalismo), el deseo de cuidar su linaje (heredado y por heredar), cierta cultura cívica (entiéndase cumplimiento de los deberes cívicos y respeto y cumplimiento de todas las leyes – principalmente). Esto último estaba sujeto al imperio de la ley. Esto quiere decir que todo ciudadano sabía que aquel que no cumpliese con las leyes sería castigado. Situación opuesta a la que vivimos hoy en nuestro país.

Para ejemplificar de forma más clara lo anterior, es necesario recordar algunos momentos de oro de la humanidad. Los dos primeros que vienen a la mente son Grecia y Roma. La Antigua Grecia, créase o no, tenía rasgos muy claros de republicanismo. Estos eran tan esenciales, que resulta muy posible pensar que la polis (ciudad estado griega) funcionaba más como una República y no una Democracia – al menos en los inicios-, antes de ciertos movimientos que cambiaron las cosas. En esta línea de ideas vale recordar autores como Aristóteles que en varios escritos se quejaron de la “evolución” de la polis. Roma, por su parte, conoció su época más gloriosa con la República. Dentro del grupo de autores importantes de la Roma republicana está Cicerón que de alguna manera expone aspectos fundamentales de la ciudadanía. Con la caída de la República, el republicanismo (valga la redundancia) desaparece de la escena por mucho tiempo. Sin embargo, sobrevive de alguna forma a través del tiempo y resurge en las ciudades estado italianas (entre los siglos X y XV), los cantones suizos y la leyenda de Guillermo Tell (siglo XIV) y la época de Oliver Cromwell y la Commonwealth (1600s).

Tomando en cuenta las épocas históricas mencionadas antes, quiero enfocarme en un aspecto esencial del republicanismo, la ciudadanía. En la Antigua Grecia, no todos los hombres eran ciudadanos. Esto se percibe en distintos aspectos. Para empezar, hay que decir que el individuo era hombre libre o esclavo. El hombre libre era ciudadano pero debía cumplir con ciertos requisitos y responsabilidades. Dentro de los primeros encontramos la edad (que era bastante superior a 18 años) y, más importante, las posesiones. Al poseer tierra y esclavos, el hombre libre de la polis tenía sus necesidades básicas satisfechas. Esto hacía que pudiese dedicar su tiempo a la política – vale decir que se consideraba la política (y aún hoy lo es) un arte sofisticada que pocos podían comprender y practicar. Es necesario decir que, en aquellos tiempos, las mujeres no eran ciudadanas, no eran consideradas personas tal cual. Por lo tanto, una de las diferencias de la Democracia y la República es que para ser ciudadano, no basta con tener cierta edad. Era indispensable poseer tierras, esclavos y cumplir con las responsabilidades ciudadanas.

En cuanto a la época de la República en Roma, hay que decir que adopta varias características del sistema griego. Tomando lo anterior en cuenta, es necesario recordar varias características propias del ciudadano. La primera, que me parece fundamental, es el juramento de lealtad hacia la República. Este “ritual” (si se le puede llamar así) no es lo que se practica hoy en lo absoluto.

En la actualidad, un juramento pareciera estar hecho para ser quebrantado.

En tiempos de la República, jurar lealtad a la patria era considerado un honor. De alguna forma se puede pensar que cada ciudadano sabía que debía dar lo mejor en cada una de sus acciones, sin importar la situación en la que se encontraba, pues cada una de estas reflejaba a Roma y a sus ancestros – aspecto que hoy pareciera hemos olvidado. Manteniendo la idea de los ancestros, el ciudadano romano, al igual que el griego, pensaba mucho en el honor de su familia. Esto resulta extremadamente importante ya que las acciones de cada individuo no sólo buscaban reflejar lo mejor de Roma pero el honor de la familia de cada uno. Por ende, las acciones se mantenían dentro del marco de la ley.

Estos momentos históricos, junto a los otros mencionados antes, comparten distintas características. Dentro de estas se pueden encontrar la importancia del honor, el linaje (me refiero al cuidado del nombre de la familia), la cultura cívica, el sentimiento localista (aún no existían los países, por lo que no se puede hablar de “nacionalismo”) y el imperio de la ley fueron aspectos de suma importancia dentro de cada sociedad para que encontraran un camino al desarrollo. Esto, obviamente no fue algo que se dio de la noche a la mañana. Tuvo que crearse una especie de cultura que ha mantenido por años esos valores.

Para ir cerrando, la época de la Commonwealth sirve para introducirlos en la libertad como no- dominación. El aspecto de la libertad es un pilar de la República, en futuros artículos trataremos los distintos tipos de libertad que hay y cómo estos resultan evidentes en nuestro país.

 

Fotografía: http://olahjl2.blogspot.com/2012/04/manana-espana-sera-republicana.html

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