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Claudia Paola Aj Hernández/Colaboración/

El día 16 de mayo va quedar por siempre grabado en mi memoria. A partir de las 12 del medio día, miles de estudiantes universitarios sancarlistas nos reunimos frente a la rectoría de nuestra casa de estudios y partimos hacia la Plaza de la Constitución, llenos de valentía y determinación, gritando por las calles de la Avenida Petapa y el Trébol “Pueblo que escucha, únete a la lucha”. Las personas que pasaban en sus vehículos bocinaban al ritmo de nuestros gritos y otras más que caminaban por las calles nos mostraban su apoyo regalándonos agua pura, alzando los brazos y diciendo “Bravo, arriba Guatemala”.

A pesar de la fuerte lluvia, seguimos nuestro camino con más energía y fervor, porque la indignación que sentimos no es algo que pueda borrarse en un momento ni puede ser callado con agua. Y fue ahí, en ese momento en que miles de personas desgarrábamos nuestras gargantas, abriendo paso por la Sexta Avenida, entre aplausos y chiflidos de las personas que se resguardaban de la lluvia, cuando mis ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón de satisfacción y gozo al ver la unión que podemos lograr sin tener que ser “acarreados”.

La convicción de que juntos somos la fortaleza que va sacar adelante nuestra bella patria, nos ha hecho despertar y salir de nuestra zona de confort.

Nunca había participado en un movimiento tan grande, ni tampoco había visto la Plaza de la Constitución abarrotada de gente, no estoy segura de cuántos éramos pero según los medios de comunicación nos concentramos más de 60,000 personas hartas de la corrupción y el desfalco millonario del gobierno, manifestando nuestro descontento con pancartas, silbidos y gritos.  Guatemala está pasando por una situación delicada y crucial pero al mismo tiempo está ocurriendo algo histórico y sorprendente, los guatemaltecos nos estamos uniendo en una misma lucha, sin prejuicios, sin importar la edad, género ni condición social porque todos compartimos el mismo dolor, estamos indignados y hambrientos de justicia.

“Encendidos en patrio ardimiento”, ¡Gracias Guatemala!

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