Es el primer día, en un lugar nuevo, no conoces a nadie y quizá todos a tu
alrededor te ven como un extraño, alguien que en este momento desencaja y por
los poros emana miedos, dudas, inquietudes, ganas, sueños y alguna que otra
idea absurda. Quizá el primer día resulte un desastre, quizá te dirán de todo y
escucharas demasiadas opiniones que no estabas pidiendo, cometes errores,
haces las cosas mal y mas de alguna resulta magníficamente bien, pero nadie la
notó. Vuelves a casa, pensando si acaso no te equivocaste de espacio, si la
decisión que tomaste de estar ahí fue la correcta; piensas que es apenas el
primero de Dios sabe cuántos días que faltan, te cuestionas hasta quedar
dormido, para empezar de nuevo mañana y hacer lo que toque hacer, según
convenga, según te lo pidan, de la forma que puedas, las veces que haga falta.
Los días pasan y llegas a tu primera semana, luego completas tu primer mes, y así
va pasando la cuenta, luego cambias de servicio y toca aprender todo de nuevo; a
estas alturas quizá ya no lleves la cuenta de los dias, estas contando otras cosas,
pendiente de unas más, tratando de cumplir, esforzándote por hacer y deshacer,
por aprender a solas o en grupo, por hallarte a vos mismo y ver como no perderte
en el proceso. Y entonces, pasa que te das cuenta de que esto es lo tuyo o quizá
no, quizá no todo es lo tuyo porque hay algo que te gusta más que lo demás o te
preguntas si lo que vendrá después te va gustar un poco menos, un poco mas o
simplemente lo vas a pasar en automático; por ahora no lo sabes y eso está bien,
pronto sabrás si te gusta meter cuchillo y sacar tripa, atender partos y bañarte en
meconio, reparar huesos cual carpintero, descifrar los enigmas de casos tochos,
aguantar llantos y mamas a cambio de sonrisas, entender mentes, no lo sé, algo
te gustará tanto que dirás “Este es mi barrio, de aquí soy”.
Te vas a dar cuenta que habrá días donde te sientas capaz, increíble,
absurdamente bueno y pleno, creerás que puedes hacer cualquier cosa que te
pongan enfrente; también los habrá malos, donde no duermas un minuto, donde
de nuevo te digan cosas que no quieres o necesitas escuchar, donde te
equivoques y sientas que no puedes hacer nada, donde la duda sea incomoda
compañera de turnos y servicios. Deja que todo te suceda, lo bueno y lo malo, no
te hagas a un lado ni pases de largo las experiencias, sentimientos, personas,
casos, desafíos y machuques que se te ponen enfrente, solo quienes dan el paso
al frente pueden crecer, madurar, aprender y tener historias que contar.
Piensa que vas a llegar a donde quieras llegar, siempre que aprendas a ver el
mundo con otros ojos, sin prejuicios y sin miedos o ataduras. Sigue, sigue
adelante, toma una pausa, pero no te rindas o si quieres detenerte, para ver hasta
donde has llegado y donde estas hoy, cada día que pasa eres más doctor que el
anterior, estas más cerca de tu sueño de lo que puedes imaginar. Y cuando
llegues al final de esta etapa, has el recuento, date cuenta de las muchas y tantas
vidas salvadas en distintas formas, tantas veces serás consuelo y paz, tantos
niños y niñas traídos al mundo por tus manos, tantas lágrimas y mocos secados
en la filipina, tanto dolor aliviado, tantas tristezas cambiadas por sonrisas y tanta
esperanza entregada.
Ten la certeza que cada turno, servicio, paciente, compañero, jefe y enfermero te
enseñará algo, algo que te permitirá salir distinto a como entraste; pero, sobre
todo, que te permita ser todo necesitaras ser con los que vienen detrás. Cuando
sea tu momento de pasar el catalejo, como yo lo hago ahora, hazlo con gentileza y
carácter, con disciplina y serenidad, con confianza y respeto, con honestidad y
alegría. Calla y luego escucha, mira la vida y la academia a hombros de gigante,
se mejor que los que te precedieron, se bueno como lo fueron contigo, se distinto
si fueron malos; mira y has las cosas que nadie se atreve hacer, por puro miedo,
conformidad, rutina o desinterés.
Se bueno, se amable, se humilde, se tú mismo/misma, ten la jodida osadía de ser
autentico y amar la ciencia y a las personas, se curioso, pregunta y pon atención,
es el único precio que pagar por el conocimiento.
Y sobre todo, atrévete a saber