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Luis Arturo Palmieri / Opinión /

Como bien hemos visto en las últimas semanas, en este proceso electoral ningún candidato a puesto público se salva de que le saquen “los trapitos al sol”. Este fenómeno no es de dominio exclusivo de los guatemaltecos pues sucede en todos los países democráticos del mundo. El escrutinio al que se someten los candidatos es intenso, severo y, para algunos, angustioso. Que no nos extrañe entonces que muchas personas decidan simplemente no participar en política por temor a que indaguen sobre la vida personal de ellos o de sus familiares.

Estas averiguaciones que se hacen sobre los candidatos van desde qué piensan, qué hacen, qué dicen, hasta el con quién hablan, qué han hecho a lo largo de su vida, qué han estudiado, etcétera. Hoy con Facebook y las demás redes sociales se ha implementado la nueva modalidad de escrutinio que consiste en qué han escrito y qué fotos tienen en sus cuentas personales. Bueno, y no olvidemos la modalidad del escrutinio al estilo “Baldetti”: la de qué postean tus hijos en las redes.

Como bien sabrán, esta indagación y escrutinio que se les hace a los funcionarios y a los candidatos es algo positivo, pues solo así tendremos la mayor cantidad de información de quienes nos gobiernan y quienes desean gobernarnos. Y es que vivir solo con la información que los mismos candidatos dan sería como seguir creyendo que las fincas de los Paz-Baldetti se compraron con los ingresos del salón de belleza de la mamá, sería como seguir creyendo que Baldetti regresó de Corea a Guatemala un viernes, sería como seguir creyendo que gracias a Baldetti se encontró el agüita mágica para la contaminación del lago de Amatitlán.

Sin la posibilidad de esta indagación y escrutinio, imagínense cómo viviríamos.

Veamos el precio que han pagado algunos candidatos de este proceso electoral.

Jimmy Morales basó el inicio de su campaña con el distintivo “ni corrupto, ni ladrón”, lo cual se atribuía por no haber estado involucrado antes en política. Esto desató una serie de críticas en su contra debido a su evidente falta de experiencia. En respuesta a esas acusaciones, Jimmy Morales decidió recordar o inventar (no está claro aún) que poseía una gama de títulos que iban desde bachilleratos hasta varias maestrías. En una entrevista con José Eduardo Valdizán, Jimmy Morales quedó en pleno ridículo cuando los diligentes periodistas de TV Azteca decidieron indagar acerca de sus estudios universitarios. Descubrieron que lo que decía Morales acerca de sus estudios era mentira, una farsa; descubrieron que se atribuía títulos que no poseía. Y a esta revelación agréguese aquella que se publicó en redes sociales de los supuestos vínculos de Morales con Byron Lima, en virtud de que se encontraron fotos de años atrás en donde Morales visita a Lima en la cárcel.

Otro ejemplo del riguroso escrutinio público es el del ex candidato a dipukid Edgar Lorenzo Chin (¡vaya que el partido FCN solo postula “figuritas”!). Este ex candidato había causado rechazo contundente en las redes sociales debido a su evidente falta de experiencia (de tal palo, tal astilla en ese partido) -incluso una persona que dijo haber sido su profesor comentó en Facebook que Edgar definitivamente no tenía la capacidad para ser diputado-. Hace algunos días se publicaron en Facebook varias fotografías. En una de ellas salía este ex candidato posando en calzoncillos mientras se tomaba un “selfie” en el baño, en otra fotografía sale un hombre dándole un beso en la mejilla y en una última imagen sale el candidato rodeado de personas que supuestamente son transexuales. Como consecuencia de estas fotografías, se desataron múltiples críticas en contra del ex candidato, ya no solo por su falta de experiencia sino que también por sus preferencias sexuales y sus amistades. Al final, este polémico aspirante a dipukid renunció a la candidatura porque no pudo soportar el hecho de que hurgaran “tanto” en su vida privada.

El último ejemplo que citaré es el del candidato del Partido Patriota, Mario David García. El día 21 de junio de 2015 seis periodistas de Canal Antigua le hicieron a este candidato una entrevista. Las preguntas que le hicieron en la misma, fueron principalmente acerca de hechos en los que estuvo supuestamente involucrado en el pasado. Estos hechos van desde el caso de la muerte de Rodrigo Rosenberg en 2009 hasta un intento de golpe de estado contra el gobierno de Vinicio Cerezo en 1988. Una emboscada en donde los periodistas usaron como arma el mismo pasado de García.

Estos tres ejemplos ilustran perfectamente cuáles pueden ser los ámbitos que expone un candidato y un funcionario al público en general. Desde la indagación acerca de sus preferencias sexuales, hasta la indagación acerca de sus pensamientos políticos, educación recibida y amistades que lo rodean. Respecto a esto vale mencionar que, incluso la Corte Interamericana ha dicho que “aquellas personas que influyen en cuestiones de interés público se han expuesto voluntariamente a un escrutinio público más exigente” (Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica).

Los candidatos a puestos públicos deben saber cuál es el precio a pagar por el hecho de participar en asuntos de interés público. A algunos muy caro les parecerá, a otros no. Pero a estas alturas, si no quieren que sus “trapitos” salgan al aire, tienen dos opciones: tener una conducta y un pasado intachable o que no se postulen para un puesto público. Amigos: “en guerra anunciada, no hay muertos”.

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