José Andrés Franco / Opinión /
Ser políticamente raro en este país implica actuar, escuchar y opinar de una manera diferente como se realiza usualmente, implica rechazar todas aquellas orientaciones política radicales que buscan que nos aferremos de una manera desesperada a una sola posición, hasta llegar al punto de negar o, en el peor de los casos, eliminar toda aquella opinión que no se encuentre en los extremos de nuestra ideología. Ser políticamente raro en Guatemala es abrir al debate las posibles soluciones a las problemáticas del país, sin que estas se queden dentro de un mismo grupo o que discutan dentro de un círculo cerrado de personas.
Ser políticamente raro en Guatemala es lo que en otros países es perfectamente normal: es el hecho de darme cuenta que existe más de una explicación de la realidad.
Dentro de muchos artículos de opinión, programas de radio y televisión, se pueden encontrar algunas opiniones que obedecen a esta forma radical de pensar: lo que se dice es la “única verdad” o “la única solución para el país”. No se busca colocar un tema sobre la mesa y discutir entorno a este o proponer una solución a alguna problemática del país y llamar al debate en torno a si este es la indicada o no. Los discursos y los análisis que se desarrollan no proponen una nueva perspectiva o un enfoque diferente sobre el tema, se quedan estancados dentro de las mismas soluciones al respecto. Además si se llega al debate desde otras posiciones, se discute dentro de un mismo grupo de personas y no buscan abrir el debate, quedándose en una columna o en una opinión semanal que no logra transcender.
Y las consecuencias de este comportamiento son mucho más claras en la población. No se puede elegir o pensar de una manera más abierta, se debe de elegir un bando específico, una posición y aferrarse a esta y por ningún motivo dejarse influenciar por otra. Es por eso de que no se puede decir de que eres de izquierda sin que te etiqueten de comunista y piensen que les vas a quitar su propiedad privada, decir que eres de derecha sin que te etiqueten de fascista, o inclusive decir que te interesa participar o crear un movimiento social y en algún punto protestar sobre una problemática del país, sin que se piense que traes aerosol en la mochila y vas a empezar a pintar las paredes y a lanzarle piedras a la policía, y que al final te tachen de “bochinchero”. Ya que al no abrirse el debate, cuando solamente se desarrollan discursos que busca imponer ideas y proponerlas como puntos de debate, la población mas allá de elegir una posición, se ve obligada quedarse o no en un bando especifico.
Pero es bastante válido también mencionar que esta tendencia en la población no se generó espontáneamente, es consecuencia de un largo periodo en donde elegir una ideología en el país era prácticamente la determinante de tu futuro o en los casos más extremos, la ideología que elegirías era la que determinaba si regresarías a casa después de ir a estudiar.
El hecho de ser políticamente raro cuando no se toma una posición radical o polarizada en Guatemala, no es una tarea fácil, representa que en muchas ocasiones confundas a las personas o inclusive podrían llegar a pensar de que no tienes una posición definida. Sin embargo cuando te escuchen, cuando logren entender poco a poco que tu posición no se basa en ser totalmente cerrado a los demás, sino de que estás abierto a la discusión, valorarán que puedas escucharlos sin juzgar la primera oración que dicen al respecto de un tema, sino de que buscas que desarrollen su punto y después debatir qué es en lo que estás de acuerdo o no, sin que todo acabe en ojos morados o labios rotos.
Por eso es muy importante no aceptar totalmente esas opiniones y argumentos radicales, cerrados a cualquier otra forma de pensar; puede que aporten a entender el problema pero no buscan incluir a más personas al debate.
Claro, vas a tener principios e ideales que no van a ser negociables, pero estos mismos pueden llegar a ser la base para tener una actitud racional al escuchar, conocer y debatir en torno a las diferentes posiciones que existen, porque no hay una verdad absoluta sobre la cual todos podemos basarnos, la construcción de una explicación sobre la realidad social en la que vivimos, se tiene que basar en más de una categoría o teoría.
El abrir el debate hacia la población implica que aquellas opiniones que están aportando enfoques o perspectivas diferentes para abordar las problemáticas del país, mas allá de encontrar espacios menos radicales para presentar sus propuestas, deban de ser promovidas por nosotros, los políticamente raros, hacia espacios en donde estas opiniones no lograrían llegar habitualmente, es decir, el promover el pasamiento critico implica compartir, discutir y analizar estas nuevas propuestas desde espacios tan básicos como nuestros amigos o familiares, hasta espacios como nuestras universidades o salones de clase.
Por tanto, si alguna vez te dicen: “mano, nunca lo había pensado de esa manera” o “no pensé de que vos y yo hubiéramos podido llegar a estar de acuerdo”, hay que tener cuidado porque te estás convirtiendo en alguien raro y estás influyendo a los demás, y no lo digo para que te preocupés, te lo digo para que empieces a darte cuenta de que eres parte de un cambio y que está dando resultado.