Karen Barrera y Pablo Pinto/ Opinión/
Guatemala en estos momentos está enfrentando probablemente una de las mayores crisis de la historia a nivel político; a casi un mes de la fecha dictaminada para realizar las elecciones generales, es incierto incluso el hecho de que estas se lleven a cabo. Esto es realmente preocupante, no solo por la gran cantidad de implicaciones a nivel cultural, social, económico y de otras índoles que representa un cambio de gobierno, sino porque realmente entre las “supuestas” opciones que encabezan las encuestas no existe ninguna que representa a la mayoría de los ciudadanos, o al menos que demuestre el deseo de velar por el verdadero bienestar de la población del país.
A pesar de que algunos partidos políticos presentan sus planes, ideas, propuestas y estrategias para mejorar situaciones como la pobreza, el hambre y la educación en el país, no hay ninguno que haga evidente la conexión entre propuestas y la situación real medio ambiental por la que atraviesa el país. Si bien es cierto algunos planes de gobierno muestran estrategias para ¨proteger¨ y mejorar el medio ambiente, hasta el momento no se ha presentado un plan estratégico para solucionar los verdaderos problemas que enfrenta el país en esta temática, que a nuestro criterio radica en la inexistencia de institucionalidad y la falta de voluntad política, aunado a la evidente corrupción.
Es importante resaltar el hecho de que un buen número de las situaciones precarias por las que atraviesa el país tienen al menos en una de sus raíces la situación medioambiental. Situaciones como: la falta de trabajo, escasez de alimentos y problemas de salud, son problemas que se podrían solucionar si se trabajara en pro del medio ambiente, al menos velando por el uso sostenible de los recursos que este provee.
Un medio ambiente en óptimas condiciones y con aprovechamiento moderado proporciona bienes y servicios importantes fortaleciendo la base económica de Guatemala.
Siendo el país uno de los lugares con más riqueza en cuanto a naturaleza y diversidad de la región y del mundo, posicionado entre el selecto grupo de los 19 países megadiversos a nivel global, debería desarrollar una visión donde el medioambiente fuese prioridad política.
Algunas de las acciones que se podrían desarrollar a favor del medio ambiente y para beneficio de la población local son: (1) fomentar el empleo con el adecuado manejo y aprovechamiento de áreas protegidas conforme a lo establecido en la Ley y Reglamento de Áreas Protegidas; (2) proporcionar trabajo e ingresos promoviendo el turismo 100% sostenible y ecológico; (3) brindar educación en agricultura alternativa, disminuir la producción extensiva o monocultivos, minimizar el establecimiento de cultivos exóticos produciendo cultivos menos agresivos para evitar el desgaste del suelo y alteraciones en el ecosistema. Con esto se podrá mejorar la calidad de vida de la población y la preservación de las especies.
A pesar de que todo lo mencionado anteriormente es casi una utopía, es posible realizarlo; Guatemala tiene todo el material en ¨bruto¨ para lograr un desarrollo basado en el bienestar del medio ambiente, hace falta mucho para llegar a ese punto, pero si este no se convierte en una prioridad a corto plazo, tanto para los habitantes como para sus gobernantes, estaremos al borde de un caos ambiental del que difícilmente podremos salir, considerando que Guatemala es uno de los 10 países más vulnerables al cambio climático, y que nuestros ecosistemas tienen realmente poco tiempo para adaptarse al gran cambio que eso significa.