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Artículo parte de la serie: Siria, más allá de sus fronteras.

La posible intervención de Estados Unidos en Siria

La ya existente (2011) crisis en Siria parece haber atraído la atención de la opinión pública al momento de mencionarse la posibilidad de una intervención militar por parte de Estados Unidos. Esta intervención ha generado un sinfín de críticas y una airada oposición (especialmente de los detractores de la política exterior “imperialista” de EEUU). El argumento en contra más recurrente, reside en mencionar que una posible intervención en Siria sería repetir lo ocurrido en Iraq y Afganistán, cayendo en un prolongado, cruento y costoso conflicto. Otra de las manifestaciones más comunes radican en enfatizar que la posible intervención responde a intereses económicos de las grandes transnacionales norteamericanas.

Se ha llegado incluso a comparar la posible intervención en Siria con la de Guatemala en 1954 o la de Chile en 1973.

El primer argumento en contra puede ser debilitado (y por decir esto no es que se esté a favor de la intervención), debido a que la única posibilidad de intervención que se encuentra debatiendo en Washington, hasta el momento radica en realizar “surgical strikes” (limited strikes), es decir, ataques desde las costas del Mediterráneo con misiles crucero (Tomahawk), a blancos estratégicos del régimen sirio con el fin de degradar/limitar la capacidad militar del régimen de Bashar Al-Assad e impedir y desalentar el uso de su arsenal químico. Estos ataques, tal y como lo expuso el Secretario de Estado (el equivalente al Ministro de Relaciones Exteriores en nuestro contexto) de Estados Unidos, John Kerry la semana pasada ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado: “tienen una temporalidad limitada… en donde no habrán boots on the ground”; enfatizando así que la posible intervención no contempla de ninguna manera y bajo ninguna circunstancia el despliegue de tropas terrestres en territorio sirio (descartando cualquier posibilidad de ocupación), abandonando así, toda posibilidad de repetir los escenarios de los conflictos de Iraq y Afganistán[1]. Sin embargo, existe aún incertidumbre respecto al tema y a las acciones que Estados Unidos pueda llevar a cabo.

El segundo argumento en contra puede ser igualmente debilitado, debido a que dentro del territorio sirio no existe ningún recurso natural que pueda justificar el argumento que sustente que dentro de la posible intervención concurra un trasfondo económico (como lo fue el petróleo en el caso de Iraq). La posible intervención militar en Siria por parte de los Estados Unidos obedece estrictamente a un interés geopolítico y de seguridad nacional. ¿Qué quiere decir esto? El continente asiático es territorialmente el más extenso del mundo, contando con acceso directo tanto a África como a Europa, dejando subordinado a Oceanía como una periferia del mismo. Además, este continente es políticamente dinámico (en especial en el Medio Oriente), contando con grandes potencias tanto económicas como militares en el caso concreto de Rusia y China[2]. Esta región también es estratégica debido a la diversidad de recursos (siendo Siria una excepción a la regla). Sin embargo, más adelante se menciona un interés oculto por el control de los futuros proyectos de canales de comercialización de petróleo y gas natural. Tener presencia (al menos aliados) dentro de este continente, puede no solo contener el poder y expansión de las potencias anteriormente mencionadas (Rusia y China), sino que también la expansión de un país axial que busca aumentar tanto su poder como su influencia, siendo este la República Islámica de Irán. Es aquí donde entra el interés de seguridad nacional, ya que Irán actualmente se encuentra desarrollando un programa nuclear, el cual no se ha logrado determinar sus fines, pero alarma tanto a los Estados Unidos como a Israel, principal aliado de Estados Unidos en la región. Desde la perspectiva de Estados Unidos, al riesgo de un Irán nuclear, se suma la posibilidad de que grupos terroristas como Hezbollah y en especial Al-Qaeda puedan aprovechar la coyuntura del conflicto sirio y se hagan con armas químicas pertenecientes al régimen sirio. Esto podría desencadenar una serie de ataques terroristas que fácilmente superarían las proporciones de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Es por esto que la posible intervención en Siria por parte de Estados Unidos, obedece tanto a un interés geopolítico como a un interés de seguridad nacional.

Finalmente, el conflicto en Siria no se asemeja a la Guatemala de 1954 ni a Chile de 1973 por el simple hecho de contar con la presencia de Estados Unidos como un actor involucrado dentro del conflicto, por el momento únicamente en retórica y sin intervención militar directa. La realidad del conflicto sirio es mucho más compleja que aquella dinámica de la Guerra Fría en donde se suscitaron los ejemplos con los que se intenta hacer alusión o comparación. La pugna de intereses, por aumentar su poder e influencia de potencias regionales como Turquía e Irán, así como los intereses de organizaciones no estatales como el caso de al-Qaeda y Hezbollah, aunados a las variables del armamento químico y la crisis humanitaria con más de 100 mil muertos, hacen del conflicto sirio diferir tanto en su naturaleza, contexto y desarrollo de los conflictos con los que se le quiere intentar comparar.



[1] Council on Foreign Relations (2013). Senate Committee on Foreign Relations Syria Joint Resolution [Online]. Consultado en Septiembre de 2013 de la World Wide Web: http://www.cfr.org/syria/senate-committee-foreign-relations-syria-joint-resolution/p31336

[2] Brzezinski, Zbigniew (1997). The Grand Chessboard: The Eurasian Chessboard (pp. 31 – 33).

 

Imagen por La Tuff Cartoons: http://latuffcartoons.wordpress.com/

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